Posidonias en el fondo marino

Unas plantas marinas quieren limpiar el Mediterráneo (pero nosotros no las dejamos)

Por Guillermo Martínez

Recurso gráfico Botón de ir abajo

Las praderas de posidonias depuran y capturan CO2, por lo que también permiten contrarrestar la acción del cambio climático y aminorar la acidificación del mar. Pero los vertidos contaminantes, algunas prácticas de pesca y la laxitud con la que se aplica la ley imposibilitan su crecimiento.

E

l mar cobija cientos de especies marinas que pueden llegar a ser grandes aliadas contra el desenfreno de la actividad humana. Nadie pensaría que al tirar el ancla de su barco recreativo está matando una pradera de pastos marinos, pero así sucede. Estos pastos, principalmente de posidonias y zosteras, ayudan a eliminar los microplásticos del agua, la depuran y capturan CO2, por lo que también permiten contrarrestar la acción del cambio climático y aminorar la acidificación del mar.

“Las praderas marinas laminan las corrientes, limitan las turbulencias y suponen una importante protección en los puertos náuticos, por ejemplo, además de amortiguar los impactos de fuertes temporales en la línea de costas”, cuenta Fernando Valladares, investigador experto en ecología del CSIC. Pero esas funciones, que este tipo de plantas en España desarrollan tanto en la costa cantábrica como en la mediterránea, se ven amenazadas por la incauta actividad humana. “La degradación de los fondos y los movimientos de arenas de las playas a consecuencia del turismo más los anclajes y fondeaderos, no permiten que estos vegetales se asienten”, continúa diciendo.

Por tanto, la continuidad actual en el litoral español de estas praderas que tanto aportan a la sostenibilidad y mitigan los efectos de un cambio climático cada vez más acuciante, es mucho menor que en el pasado. “Protegerlas y restaurarlas no deja de ser una solución natural para el planeta”, agrega Valladares, pues una vez que se asientan atraen peces y limpian el agua, entre otras muchas funciones que por separado sería muy costoso realizar mediante técnicas ingenieriles.

Bolsa de plástico en el mar

“El ser humano es muy de modas y caprichos, y preferimos construir infraestructuras, sentirnos dueños de ellas, que hacer posible que la naturaleza recupere por sí sola su dinamismo. La sociedad impone sus proyectos sin tener en cuenta la realidad natural que adapta para sí, y no al contrario", se explaya el experto. Su compañero del CSIC, Gotzon Basterretxea, director del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), incide en la contribución que este tipo de vegetales aporta a la fijación de CO2: “De todas formas, es un aporte, no la solución final. El aumento del dióxido de carbono es algo mucho mayor. Hablamos de fijar toneladas de la atmósfera, y no deja de subir. Sí sería una solución en tanto y cuanto estos sistemas crecieran mucho, pero no es posible”.

El director del IMEDEA se refiere a lo poco que se necesita para acabar con una pradera de posidonias y todo lo que cuesta recuperarla. Por el contrario, los pastos marinos tampoco pueden hacer frente a la nueva realidad generada por el ser humano. En los términos de Basterretxea, “hay ciertos contaminantes emergentes, como medicamentos u hormonas, y cambios en las actividades agrícolas e industriales, sobre todo cerca de ciudades, contra los que, si se quieren eliminar, se necesitan otros organismos”.

Miles de toneladas de agua con especies invasoras en los puertos

El Mediterráneo es uno de los mares en los que antes aparecen los efectos del cambio climático, ya que toda la regeneración de su agua se realiza a través de Gibraltar. Las acciones humanas no posibilitan la libre aparición de las praderas de posidonias, y Gotzon Basterretxea señala la entrada de especies invasoras asociadas al tráfico marino como una de las causas. Se refiere a las aguas de lastre de los barcos (que cuando vuelven de un puerto sin carga, los contenedores son llenados con agua para aportar estabilidad). Así, miles de toneladas de agua se sueltan en el puerto de destino con especies que han conseguido sobrevivir al recorrido y que, a partir de entonces, invaden la zona.

Barco anclado en el mar

Ricardo Aguilar, director de expediciones de Oceana en Europa, por su parte, arguye que los mares solo se han observado desde el punto de vista extractivo, y menciona que también son algunas técnicas de pesca como el arrastre de fondo las que han provocado la situación actual. “España fue una gran potencia en el sector pesquero, lo que posibilitó una articulación legal pionera en torno a la protección del mar, pero la cuestión es que no se cumplía”, apunta.

Los vertidos son otro de los grandes problemas, según los expertos. Aguilar cuenta que cada vez están más controlados, aunque sin tener en cuenta la realidad actual: “La legislación se ha quedado obsoleta porque antes, de determinados metales pesados contaminantes, te permitían echar un gramo por litro cuando vertías diez litros; pero es que ahora el porcentaje es el mismo cuando la actividad te obliga a verter muchos más, y el agua al que van a parar es la misma”, lamenta.

Un programa para indicar a los barcos dónde anclar

Precisamente para abordar esta situación, el Ayuntamiento de Dénia está participando en reuniones a nivel regional con empresas de actividades y clubes náuticos: “Estamos estudiando las barreras de posidonia del litoral para que cuando una embarcación tire el ancla, sepa dónde hacerlo”, cuenta Pepe Doménech, su concejal de Playas. Así, la Consellería de Transición Ecológica y Medio Ambiente pondrá en marcha un programa de vigilancia para que los usuarios respeten la norma una vez colocadas las boyas que les indiquen dónde está permitido anclar.

El desconocimiento es otra de las causas por las cuales la posidonia no se respeta en demasía. Por eso Doménech incide en las campañas de concienciación, sobre todo dirigidas a turistas. “Hacemos pedagogía con ellos, pero a lo largo del año también explicamos los beneficios en colegios y a pie de playa”, puntualiza. Asimismo, trabajan conjuntamente con la ciudad de Cambrils e Ibiza de cara a conseguir fondos europeos para estudiar las soluciones y, de esta manera, desarrollar acciones concretas para mejorar su preservación.

Algunas iniciativas particulares también tratan de aportar su granito de arena y están apostando por regenerar estas praderas con fines gastronómicos. Desde 2018, Juan Martín Bermúdez, responsable de I+D de Medio Ambiente del Restaurante Aponiente, en Cádiz, investiga las utilidades del grano de la zostera -una planta acuática-, cuya idea les indujo un artículo científico escrito en 1973 sobre una comunidad indígena que lo utilizaba para fabricar una bebida y tortas para comer.

En espacios totalmente yermos, desde que hemos plantado esta especie han aparecido más de 80 nuevas entre fauna y flora

Por el momento, tres son los cultivos experimentales que han puesto en marcha: dos en la Bahía de Cádiz y otros en las marismas de Barbate. ¿El resultado? Mediante una plantación artesanal han conseguido cerrar el ciclo biológico de la planta con fines alimenticios. “Solo en el parque natural de Bahía de Cádiz hay 5.300 hectáreas de antiguas salinas abandonadas que pierden un gran capital natural todos los días”, agrega Bermúdez, quien añade que algunas zonas de España serían propicias para replicar el proyecto. Al mismo tiempo, el experto incide en los servicios ecosistémicos que producen: “En espacios totalmente yermos, desde que hemos plantado esta especie han aparecido más de 80 nuevas entre fauna y flora”.

Desde su grupo de trabajo se afanan en encontrar la fórmula para que la creación de estas praderas marinas vayan a más y así evitar el abandono de humedales costeros, como sucede en Marruecos, Italia, Túnez, El Líbano, Argelia, Grecia y España. “En todo el arco mediterráneo solo hay unas 35 salinas y antes había más de 500. Es algo bastante dramático. Tenemos que seguir aunando esfuerzos para salvar a este ecosistema”, ultima Bermúdez.

Créditos
  • Reportaje

    Guillermo Martínez

  • Diseño y dirección de arte

    Fernando Puente

  • Maquetación

    María del Mar Pérez

Arcadia

¿Conoces algún proyecto que esté ayudando a construir un futuro más justo y sostenible? Queremos saber la historia que hay detrás.

¡Escríbenos!
Botón de cerrar cta