Mujer vacunándose

Norte vs. sur: el mapa de la vergüenza que muestra el desigual reparto de la vacuna contra el covid

Por Sergio Guinaldo

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Mientras que en los países ricos gran parte de sus poblaciones ya tienen la pauta completa, en determinadas economías de bajos ingresos el 99% no ha recibido ni una sola dosis. Para revertir esta situación, los expertos señalan a los gobiernos y compañías farmacéuticas

El pasado mes de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó unos objetivos de vacunación mundial encaminados a poner fin a la pandemia provocada por el covid. El primero de ellos proponía que, para finales de 2021, el 40% de la población de todos los países estuviera vacunada con la pauta completa. Y fracasó. El segundo, aún factible, que para mediados de 2022 ese porcentaje llegue al 70%. "Era una meta plausible, y no haberla alcanzado no solo es una vergüenza moral, sino que ha costado muchas vidas y ha dado al virus la oportunidad de expandirse y mutar", afirmó en rueda de prensa el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Diciembre acabó con una tasa media de vacunación del 60% en todo el mundo, pero el primer objetivo no se dio por cumplido debido a que 92 países no alcanzaron el umbral propuesto. Mientras que en los países de occidente las cifras oscilaban en torno al 80%, en las economías de bajos ingresos –principalmente del continente africano– no llegaban al 8%.

Hombre vacunándose contra el covid en Puerto Príncipe (Haití)
Foto EFE

Según datos recogidos por la publicación especializada de la Universidad de Oxford, Our World in Data, el 63,1% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el covid y ya se han administrado más de diez mil millones de fármacos en todo el mundo. Estos números constituyen sin duda un gran hito de la ciencia y de la humanidad, nunca antes vistos en otros programas de vacunación. Sin embargo, el logro se ve empañado por el reparto que se ha realizado de las vacunas, distribuidas de forma desigual.

Mientras que países como Portugal (92%), Cuba (87%) o Chile (89%) la mayoría de su población ha recibido la pauta completa, en otras partes más crudas del mundo como Senegal (5%), Nigeria (2%) o Etiopía (1%), apenas están inmunizados con dos dosis. Solo el 10,6% de personas que viven en países de bajos ingresos ha recibido al menos una dosis, y la situación es aún más dramática en según qué zonas. Por exponer algunos ejemplos, en Haití, República Democrática del Congo o en Chad, el 99% de sus habitantes no ha recibido ni una sola dosis contra el covid. Es decir, solo se ha vacunado (con un pinchazo) una de cada 200 personas.

En Haití, República Democrática del Congo o en Chad, por poner algunos ejemplos, el 99% de sus habitantes no ha recibido ni una sola dosis

Un grupo de mujeres y niños esperan su turno para ser vacunados en Puerto Príncipe (Haití)
Foto EFE

“Tenemos seis meses para acabar con la pandemia y para ello es fundamental que quienes pueden cambiar las cosas, lo hagan. Ya no es solo que haya miles de millones de personas sin vacunar, es que mientras no se acabe con el virus en todo el mundo estamos ante el posible riesgo de que surjan nuevas variantes. O se acaba en todas partes o corremos el riesgo de volver al punto de partida”, declara a El Confidencial Maribel Tellado, portavoz de Amnistía Internacional.

Para Tellado, quienes pueden cambiar las cosas son, principalmente, dos actores: los países ricos, a través de sus gobiernos; y las compañías farmacéuticas propietarias de las vacunas.

“Por una parte –señala la portavoz–, los estados ricos han acaparado vacunas, han restringido el suministro a otras zonas del mundo más pobres y no han colaborado con muchos mecanismos creados a nivel internacional para garantizar el reparto equitativo. Por otra, las grandes empresas farmacéuticas han monopolizado la tecnología, han bloqueado y presionado para que no se comparta la propiedad intelectual y las patentes, han estado cobrando precios muy altos por las vacunas y han priorizado su suministro a los países ricos”.

AstraZeneca, Pfizer/BioNTech y Sinopharm produjeron más de 2.200 millones de vacunas en 2021, de las cuales solo se suministró entre el 1 y el 2% a países de bajos ingresos

Precisamente, su organización ha publicado hace escasos días una evaluación sobre los principales desarrolladores de vacunas contra el covid. Según sus datos, AstraZeneca, Pfizer/BioNTech y Sinopharm produjeron más de 2.200 millones de vacunas respectivamente en 2021, de las cuales solo se suministró entre el 1 y el 2% a países de bajos ingresos. Moderna, por su parte, también dedicó únicamente el 2% de su producción (de 673 millones de dosis) a estas regiones. El caso de Sinovac es más llamativo, ya que suministró menos del 0,4% de sus dosis (2.400 millones) a los países más desfavorecidos. Solo Johnson & Johnson distribuyó un porcentaje significativo de vacunas (20%) a estas naciones, aunque su producción, de 300 millones, es notablemente más baja respecto a la de las otras grandes compañías.

Consultados por El Confidencial, desde Pfizer/BioNTech nos han remitido a las declaraciones oficiales que hicieron en su día para el informe 'Money Calls the Shots', donde afirman haber suministrado “más de 2.660 millones de dosis (hasta el 9 de enero) a 167 países de todas las regiones del mundo. De estos, más de 1.000 millones se entregaron a 99 países de ingresos bajos y medios hasta finales de 2021, con más del 40% a 56 países de renta baja y media-baja”. Cifras sorprendentemente similares a las manifestadas por AstraZeneca, quienes aseguran haber distribuido sin ánimo de lucro más de 2.500 millones de dosis de su vacuna en más de 170 países. “Aproximadamente dos tercios de las dosis se han destinado a países de ingresos bajos y medios, a través del Mecanismo COVAX. En los países más desfavorecidos será completamente gratuita hasta la perpetuidad”.

Una niña recibe una dosis de la vacuna Sinovac contra el covid en Santo Domingo (República Dominicana)
Foto EFE

Por su parte, desde Johnson & Johnson también nos remiten el 'statement' publicado en su día donde manifiestan haber puesto a disposición de los países de ingresos bajos y medianos a través de sus acuerdos de compra anticipada y donaciones, “aproximadamente el 70% de nuestro suministro mundial de vacunas”. Moderna, Sinovac y Sinopharm directamente no han respondido a este periódico.

Pero, ¿dónde están, entonces, todas esas vacunas?

Para Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, "si se hubiesen donado estas cantidades no tendríamos el déficit de coberturas vacunales que tenemos en una buena parte del mundo. La producción inicial ha estado comprometida con los países de la Unión Europea, con los países ricos de Norteamérica, con el Reino Unido, Israel, Australia, Nueva Zelanda y Japón. No ha habido una entrega masiva de medicamentos a un mecanismo como COVAX. Estamos ante una evidencia más de que el comportamiento de la industria farmacéutica sigue las reglas del mercado".

En cualquier caso y según Irene Bernal, responsable de Incidencia y Acceso a Medicamentos en Salud por Derecho, “las donaciones pueden responder a un momento puntual de una urgencia, pero no son la solución. ¿Vamos a estar donando cada vez que tengamos que ir vacunando? ¿Es sostenible?”

Estamos ante una evidencia más de que el comportamiento de la industria farmacéutica sigue las reglas del mercado

Para la experta, la donación conlleva una serie de limitaciones que dificultan que las campañas de vacunación fructifiquen de la forma deseable en países con sistemas de salud no tan fuertes. Al salir de las fábricas, las vacunas contemplan una fecha de caducidad de entre seis y siete meses; mientras, los países de África han expresado que para poder planificar la campaña de vacunación, los lotes deben llegarles con una antelación de tres o cuatro meses antes de que se estropeen, y COVAX recomienda que al menos se entreguen dos meses y medio antes. “Al donarlas a través de este mecanismo, ¿qué margen tienen con los lotes para poder distribuirlos? Es posible que puedan llegar vacunas que caducan en quince días, y así es muy difícil maniobrar”, explica Bernal.

Por ello, considera que la verdadera solución debe pasar por transferir el conocimiento y la tecnología a los países con menores tasas de vacunación para que desarrollen sus propios medicamentos. “A lo que aspiramos todos es a tener independencia respecto a la producción. En este caso, en muchos países de África, Asia y América Latina hay muchos productores con capacidad para fabricar vacunas. Se debería transferir el conocimiento para que se puedan producir en otros espacios. Además, las compañías farmacéuticas han desarrollado esa tecnología con financiación pública y ya se han lucrado suficiente”, expresa la responsable de incidencia y acceso a medicamentos.

Una opinión compartida por el epidemiólogo: "Para que la población quede vacunada, no basta con tener vacunas en un territorio, sino que hay que tener capacidad de aplicar las dosis. Esto implica que muchos países que tienen sistemas de salud deteriorados, fallidos o insuficientes, necesitan un refuerzo en la capacidad de fortalecer su cadena de frío, sus mecanismos de gestión y sus operativos sanitarios para poder vacunar. Hay grandes problemas estructurales en cómo se gestiona mundialmente la respuesta ante una pandemia, y este reparto inequitativo es solo una ilustración de ello".

Al respecto, la OMS comunicó hace escasos días que Egipto, Kenia, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Túnez han sido seleccionadas para recibir la tecnología necesaria para producir vacunas de ARNm contra el covid. Lo que es un paso en este sentido.

Las vacunas de Europa que terminan en la basura

Al margen de las grandes empresas, lo cierto es que los países con rentas más altas también juegan un papel relevante dentro del reparto de vacunas. Según la Alianza por la Vacunación (GAVI), la iniciativa COVAX ha enviado hasta ahora más de mil doscientos millones de vacunas a un total de 144 países participantes. Estados Unidos es el mayor donante del planeta (513 millones de dosis), seguido de Alemania (99,9), Francia (72,1) e Italia (49,3).

Trabajadores descargan lotes de vacunas contra el covid donadas por España
Foto EFE

España, por su parte, es el cuarto donante dentro de la Unión Europea y el quinto a nivel mundial, con 48,8 millones de dosis entregadas (50 si sumamos las que ya ha comprometido). Según especificó en una nota el Ministerio de Asuntos Exteriores a comienzos de mes, “de estas dosis, 22 millones han sido asignadas a países de Iberoamérica y el Caribe, 16 millones a África sub-Sahariana y 7,5 millones a la Vecindad Sur”.

Sin embargo y a pesar del gran esfuerzo que muchas potencias están realizando, queda la sensación amarga de que aún se podría hacer más. El pasado 16 de febrero, la Alianza Popular por las Vacunas, una plataforma compuesta por más de ochenta organizaciones de todo el mundo, estimó que los Estados miembros de la Unión Europea desecharon 55 millones de dosis no usadas al finalizar el pasado mes de enero, el doble de medicamentos que el continente habría donado a África en lo que llevamos de año. Ante esta situación, la plataforma considera que "Europa ha traicionado a África", acusa a la UE de "acaparar" vacunas y culpa al club comunitario de haber bloqueado la posibilidad de que los fármacos contra el covid también se fabriquen en suelo africano.

Los Estados miembros de la Unión Europea desecharon 55 millones de dosis no usadas al finalizar el pasado mes de enero

En el marco de la sexta cumbre entre la Unión Europea y la Unión Africana, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, declaró que “nos enfrentamos a una pandemia global que se quedará entre nosotros durante mucho tiempo, por lo que solicitamos una liberación temporal de las patentes para permitir a los países que no tienen un acceso fácil a las vacunas, que lo logren”.

España ha sido el primer país del mundo en ceder una patente de una herramienta sanitaria contra el covid a través de la iniciativa C-TAP, impulsada por la OMS y en la que participan 44 países. No obstante, no se trató de una vacuna, sino de un test de anticuerpos desarrollado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Ante la ausencia de gestos como este, cabe preguntarse por qué razones no se ha optado por no compartir recursos e información que podría contribuir a salvar vidas. Según Virginia Rodríguez, responsable de Incidencia Política del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), hemos llegado a esta situación porque "cuando se abrió el mercado de las vacunas, los países más ricos fueron los primeros en llegar a acuerdos con las farmacéuticas, comprometiéndose a recibir cantidades desorbitadas de dosis para inmunizar de sobra a sus poblaciones, en un momento en el que la producción era limitada. Estos acuerdos se alcanzaron con incertidumbre, antes de que las vacunas fueran aprobadas. Y todos estos compromisos de compra se han ejecutado”.

Mujer recibiendo la vacuna contra el covid en Ahmedabad, India
Foto Reuters

En la cola de espera, tras algunos compradores como Estados Unidos, Canadá o la Unión Europea, también estaba COVAX. “Todo se debe al lugar en la fila que ocupaban los compradores. Desde COVAX se instó a que los países cedieran su lugar –de manera insatisfactoria–“, añade.

La responsable del Instituto de Salud Global señala otro acontecimiento que marcó la resultante desigualdad de la que hoy somos testigos: el enorme impacto que tuvo la segunda ola de el covid en India. Y es que el mecanismo COVAX, abrumado por la ausencia de dosis en el tercer mundo, acudió al Serum Institute (India), uno de los mayores productores de vacunas a nivel mundial, para acordar la compra de vacunas. Sin embargo, “con los estragos que causó la variante Delta, el Gobierno de India paralizó las exportaciones produciendo un retraso en el reparto”.

Vacuna y geopolítica: EEUU, Rusia y China

No cabe duda de que en este entramado de intereses sanitarios y económicos, la geopolítica ha tenido su cuota de relevancia a la hora de configurar el escenario de vacunación mundial. En este sentido, Manuel J. Gazapo Lapayese, director del International Security Observatory y experto en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, considera que hay una triada de países compitiendo entre sí por generar esferas de influencia a través de la expansión de sus vacunas. “Mientras la pandemia siga extendiéndose, vamos a ver a EEUU, Rusia y China enfrentados por tratar de expandir y promocionar las vacunas que ellos mismos han patentado y desarrollado para ganar influencia diplomática y poder propagandístico en el ámbito sanitario, a la vez que intentan restar recursos a los otros competidores”, explica.

Operarios descargan la vacuna Sputnik V en el aeropuerto de Ezeiza, Buenos Aires
Foto Reuters

Según el experto, Rusia estaría expandiendo su influencia por Latinoamérica, donde la Sputnik V interesa a países como Argentina, Perú o Bolivia, aunque no cuenta con el visto bueno de la OMS; mientras que China lo estaría haciendo por el continente africano, con importantes acuerdos para establecer la Nueva Ruta de la Seda.

No obstante, Lapayese señala que en esta competencia hay países que no figuran en el tablero geopolítico, quedando abandonados en el reparto de vacunas. “Esta misma competencia puede dar lugar a que haya países donde las vacunas no lleguen. Si es así, se deberá a que a los grandes competidores no les interesa porque no les proporcione ningún rédito económico, militar o político”.

Créditos
  • Reportaje

    Sergio Guinaldo

  • Diseño y dirección de arte

    Fernando Puente

  • Maquetación

    María del Mar Pérez

Arcadia

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