Niños jugando al rugby

El fracaso del deporte español y el club de rugby inclusivo que no debería ser noticia (pero lo es)

Por Sandra Carbajo

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Para las personas con discapacidad practicar su deporte favorito, cerca de sus casas, es una odisea. Esto, unido a una falta acuciante de datos, refleja la brecha que aún existe en el acceso a la práctica deportiva en nuestro país

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artín tiene seis años y, como todos los niños de su edad, también muchas aficiones. Entre ellas, la aviación, los animales y, la más reciente, el rugby. Desde que acudió a su primer entrenamiento en el campo de Isla de Tabarca, cerca de su casa, en el madrileño Barrio del Pilar, espera ansioso cada lunes por la tarde para darle patadas al balón oval. Pero, a diferencia del resto de sus compañeros, Martín se despista un poco más porque tiene un retraso madurativo, englobado dentro del trastorno del espectro autista (TEA). Y su historia, aunque no debería, es noticia.

Este trastorno de origen neurobiológico, según explica a El Confidencial la directora técnica de la Confederación Autismo España, Ruth Vidriales, “afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral; y aunque sus manifestaciones clínicas varían enormemente en cada persona (a veces son muy evidentes e intensas y otras resultan sutiles y muy difíciles de identificar), influye fundamentalmente en la comunicación e interacción social, además de en la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento”.

Autismo España estima que en nuestro país viven 470.000 personas con TEA y que cada año nacen unos 4.700 bebés con autismo. Sin embargo, es solo una aproximación: “Las fuentes oficiales no incluyen la categoría diagnóstica y los escasos datos existentes son poco precisos o de baja calidad”.

Para todos ellos, practicar deporte, además de mejorar su condición física y contribuir al bienestar personal y autoestima, “supone una oportunidad de inclusión y participación en la comunidad, un aspecto especialmente valioso”, explica Vidriales. Asimismo, una disciplina en equipo supone “una oportunidad para la interacción social, el aprendizaje de normas y convenciones, además de favorecer el desarrollo de algo tan importante como es el sentimiento de pertenencia a un grupo”, puntualiza. Pero lo cierto es que, los niños con este u otro trastorno que quieran hacer deporte en España, no lo tienen fácil.

Sin datos del deporte inclusivo en España

“Ahora mismo tenemos muchas carencias en el deporte base. Una persona con discapacidad que quiera practicar su deporte favorito, en un ámbito próximo a su domicilio, está muy lejos de poder hacerlo realidad, ya que existe una brecha enorme”, reconoce a este periódico Luis Leardy Antolín, director de Comunicación y Relaciones Externas del Comité Paralímpico Español quien apunta a la imposibilidad de inscribirse en la mayoría de clubes por no superar las pruebas físicas, dificultades en la accesibilidad de instalaciones deportivas, el precio del material necesario para la práctica de determinadas disciplinas o la escasa formación del personal deportivo.

Radiografía compartida por Oliver López, coordinador deportivo en la Fundación Deporte y Desafío dedicada a la inclusión social de las personas con discapacidad física, intelectual o sensorial a través del deporte: “En la actualidad, los clubes de barrio y sus objetivos se alejan mucho de implicarse y dar accesibilidad a las personas con discapacidad, salvo que hayan nacido por y para ello. Habremos colaborado con cinco clubes contados y exclusivamente en proyectos que nosotros hemos impulsado y necesitado de su ayuda”.

Una persona con discapacidad que quiera practicar su deporte favorito, en un ámbito próximo a su domicilio, está muy lejos de poder hacerlo realidad

El problema según Hajar Tougui, presidenta de la Asociación de Padres de Personas con Autismo (APNA), no es que los clubes no quieran, “sí quieren, pero ¿qué va a hacer un entrenador que no sabe nada de autismo si se le descontrola un niño por miedo o cualquier otro motivo? Los niños con TEA son exageradamente sensibles. No es fácil para el centro deportivo ni para nuestros hijos si no cuentan con personal de apoyo, ya que posiblemente terminen no encajando en el grupo”.

¿Cuántos clubes y federaciones hay en España y en cuántos de ellos permiten la inclusión? A día de hoy es muy difícil saberlo. Tras ponernos en contacto con el Consejo Superior de Deportes, nos reconocen que no tienen cifras acerca del deporte inclusivo en España. De hecho, ni la última ‘Encuesta de hábitos deportivos’ ni la de en edad escolar, ambas realizadas por este organismo, incluyen estadísticas sobre la práctica deportiva de las personas con discapacidad. Tan solo el Libro Blanco del deporte de personas con discapacidad, elaborado en 2018 por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), la Fundación ONCE y el Comité Paralímpico Español, hace mención a ello, admitiendo que no existen estadísticas.

Niños jugando al rugby
Foto Jorge Álvaro Manzano

“Tenemos una necesidad de datos acuciante. Su ausencia es debida a que desde la Administración no se hacen encuestas ni estudios”

“Tenemos una necesidad de datos acuciante. Su ausencia es debida a que desde la Administración no se hacen encuestas ni estudios. Los pocos que hemos arrojado nosotros se han hecho desde entidades privadas. No hay una estrategia global para aportar cifras nuevas al deporte de personas con discapacidad. Ocultación consciente no hay; es más bien una falta de medios y recursos públicos. El dinero es el que es”, denuncia el portavoz del Comité Paralímpico Español.

El deporte mayoritario, el que menos apuesta por la inclusión

“Los deportes más practicados no son inclusivos, aunque sean de base. Quizá, porque al final son más un negocio que un deporte”, admite Oliver de la Fundación Deporte y Desafío. Se refiere, en concreto, al fútbol y al baloncesto, que acaparan el 28% y el 9,8%, respectivamente, del total de federados en España, según datos del último Anuario de Estadísticas Deportivas. “Hay tantos clubes y personas que los practican que si lo pones en perspectiva, el camino por recorrer en términos de inclusión es enorme. De hecho, la realidad de nuestra fundación es que los deportes con más éxito son los más raros o minoritarios, como ‘floorball’ (una modalidad similar al hockey), esquí alpino o marcha nórdica”.

No anda desencaminado. En el caso de otras disciplinas, como el atletismo o la natación, “sus federaciones están incorporando formación específica en deporte inclusivo para sentar las bases de este proceso”, admite Marta Pérez Rodríguez de la Cátedra de Deporte Inclusivo de la Universidad Politécnica de Madrid (vinculada al CSD). Y finalmente tenemos aquellas que sí reconocen ser plenamente inclusivas (sus federaciones internacionales también lo son) y entre las que se encuentran las Federaciones Españolas de Bádminton, Baile Deportivo, Ciclismo, Golf, Hípica, Karate, Montaña y Escalada, Piragüismo, Remo, Taekwondo, Tenis, Tenis de mesa, Tiro con arco, Triatlón y Vela. Todas ellas con un pírrico porcentaje de federados situado entre el 0,1% y el 2,4% del total, a excepción del golf y la montaña que superan el 6%.

Para acceder a la subvención del CSD las federaciones convencionales están obligadas desde 2020 a tener una Comisión de Deporte Inclusivo

“A pesar de que todavía queda un largo camino por recorrer y para normalizar el deporte inclusivo, tanto desde el ámbito público como privado se están llevando a cabo numerosas iniciativas para fomentarlo y visibilizarlo”, explica Javier Pérez Tejero, director de la Cátedra de Deporte Inclusivo. “Si en la calle hay gente con discapacidad, ¿por qué no en un campo de juego?”

Es el caso de los I Juegos Inclusivos, celebrados el pasado mes de octubre, en el que deportistas olímpicos y paralímpicos compitieron conjuntamente; y especialmente, la nueva normativa que obliga a todas las federaciones convencionales a tener una Comisión de Deporte Inclusivo si quieren acceder a una subvención del Consejo Superior de Deportes. También el anteproyecto de la nueva ley del deporte que, en palabras de Luis Leardy, “va a otorgar un marco jurídico a la situación actual, es decir, que puedan existir federaciones de personas con discapacidad, pero también federaciones olímpicas que vayan integrando a las personas con discapacidad en su seno. De hecho, aunque no se va a obligar (solo si la federación internacional sí lo hace); hay un impulso real hacia esa integración necesaria”.

Niños jugando al rugby
Foto Jorge Álvaro Manzano

El Barrio del Pilar Rugby es un ejemplo de inclusión en el deporte base.

Un ejemplo lo tenemos en la de rugby, una de las que más está apostando por la inclusión con su Plan Nacional de Rugby Inclusivo, que busca convertir este deporte en una herramienta educativa que rompa los prejuicios limitadores de la sociedad sobre lo que puede o no puede hacer una persona con diversidad funcional. Además, la Ferugby, junto con la cátedra de la Universidad Politécnica madrileña, están organizando una competición piloto de esta modalidad inclusiva.

“En el caso del rugby se están haciendo muy bien las cosas y ya hay varios que han roto el hielo”. El catedrático se refiere a clubes como el Barrio del Pilar Rugby, Las Rozas Industrial, Quijote Aranjuez, San Isidro o Alcobendas, todos ellos en la Comunidad de Madrid. Aunque fuera de la capital también hay quien empuja en esta melé desde País Vasco, Galicia, Andalucía, Valencia o Cataluña.

Un futuro donde las personas con discapacidad practican deporte donde quieran

El proyecto más desarrollado en este sentido es el de Incluindus (equipo inclusivo dentro del AD Ingenieros Industriales Las Rozas Rugby). Comenzó hace siete años dirigido por el pionero de esta estrategia social, Juan Ignacio Pita ‘Maguila’: “Nuestro propósito es que dentro de un tiempo no existamos. Lo lógico es que en un futuro haya una normalización y que se respeten los derechos de una persona con discapacidad para practicar deporte donde quiera. Nosotros, la sociedad, somos los responsables para que se lleve a cabo”.

Ahora, el Barrio del Pilar Rugby también se ha sumado a esta odisea de transmitir a los más pequeños los valores de respeto, compromiso, esfuerzo, integridad y pasión característicos de este deporte y sin importar si tienen o no una discapacidad. Su presidente, Víctor García, asegura que su intención “no es la de tener una organización deportiva que aglutine a los mejores jugadores, sino la de agrupar el mayor porcentaje de sociedad posible, englobando, por supuesto, a las personas con discapacidad”.

Lo lógico es que en un futuro haya una normalización y que se respeten los derechos de una persona con discapacidad para practicar deporte donde quiera

Entrenamiento de rugby
Foto Jorge Álvaro Manzano

Sesión de entrenamiento del Barrio del Pilar Rugby.

“Lo que deben ver los pequeños son entornos adaptables a ellos, sea cual sea su capacidad, que favorezcan su crecimiento. Seguramente haya deportes en los que existen roles preestablecidos en los que no encuentre su sitio un pequeño con discapacidad. En cambio, el rugby es muy propicio para la inserción porque en un equipo de 15 jugadores se necesitan diferentes perfiles”, añade el entrenador del Barrio del Pilar, José Carlos Pérez, quien también ha dirigido en División de Honor B a equipos como el Tasman Boadilla, Arquitectura o el Olímpico de Pozuelo.

Los niños ven que es un chaval como ellos. No tienen ningún concepto preestablecido o etiqueta

Cuando Martín aterrizó en el equipo gracias a un amigo suyo que ya jugaba allí, y se integró, dentro del club sintieron que todo el esfuerzo para levantar este proyecto tenía sentido y había merecido la pena. “Los días que tenemos a Martín estamos a veces más pendiente nosotros, el cuerpo técnico, y otras, sus compañeros más mayores. Los niños ven que es un chaval como ellos. No tienen ningún concepto preestablecido o etiqueta. En este sentido, los mejores aliados son los propios compañeros”, asevera el entrenador.

Pero, ¿qué impide la proliferación de este tipo de clubes? El entrenador señala que, por un lado, “el crecimiento de cualquier actividad deportiva en Madrid es muy difícil porque hay mucha oferta. Aunque el asentamiento del Barrio del Pilar Rugby debería de ser más sencillo por la población que le rodea (este barrio madrileño es uno de los más poblados de Europa, de acuerdo con las cifras oficiales), resulta complicado dada la cultura deportiva tan fuerte de otras disciplinas y el desconocimiento del rugby”. Por otro, las expectativas de los padres que “quieren que su crío sea el futuro Messi o Rafa Nadal y presionan cuando en su equipo ven a alguien con discapacidad porque creen que impide el desarrollo de su hijo”.

Partido de rugby
Foto Jorge Álvaro Manzano

“Los padres quieren que su crío sea el futuro Messi o Rafa Nadal y presionan cuando en su equipo ven a alguien con discapacidad”

Desde la Cátedra de Deporte Inclusivo también suman a estas limitaciones la falta de conocimiento generalizado por la inclusión en el deporte, así como la escasa dotación de recursos económicos para hacer frente a los materiales que una persona con discapacidad pueda necesitar como una ‘handbike’, una silla de carreras, una bicicleta tándem o un profesional de apoyo. “Por eso es clave la formación tanto de directivos como de técnicos deportivos que elimine barreras y faciliten herramientas que una vez se conocen no son tan difíciles de aplicar como pudiera parecer”, puntualiza Marta Pérez.

“Un deporte no puede ser inclusivo sin que su personal esté formado. Nosotros nos ofrecemos a ello si nos lo piden los clubes, pero la iniciativa tiene que venir del propio club. A día de hoy ninguno nos ha contactado”, afirma la presidenta de la APNA.

Asimismo, el entrenador del Barrio del Pilar Rugby apunta que “lo primero que debe existir es el interés de la Administración, en nuestro caso, de la Junta de Distrito de Fuencarral–El Pardo para asegurar tanto una instalación donde jugar -no tiene por qué haber palos en dicho campo-, como el facilitar la información y captación de jugadores en colegios de la zona”.

Esos clubes de barrio que están integrando a personas con discapacidad en su seno; aquellos profesionales que se interesan y forman en deporte inclusivo; las asociaciones, fundaciones y otras entidades que tratan de fomentar la práctica deportiva como herramienta de inclusión social cerca de sus barrios y el resto de programas e iniciativas tanto locales como nacionales son las que están marcando el camino hacia una inclusión real, principalmente en el deporte base. Esperemos que dentro de un futuro no muy lejano esta no sea solo una palabra de moda, sino una característica intrínseca del deporte en España.

Créditos
  • Reportaje

    Sandra Carbajo

  • Fotografía

    Jorge Álvaro Manzano

  • Diseño y dirección de arte

    Fernando Puente

  • Maquetación

    María del Mar Pérez

Arcadia

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