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un círculo de antenas de 3,14 kilómetros

El instrumento chino que puede salvarnos del mayor desastre natural de la historia

El mayor sistema de telescopios para la detección de tormentas solares está situado en China y forma un círculo de antenas de 3,14 kilómetros de diámetro

Este sistema de antenas solares es el más grande del mundo. (VCG/VCG)

El radiotelescopio solar de Daocheng (DSRT), situado en una llanura de la provincia de Sichuan, en el suroeste de China, es un círculo de más tres kilómetros de diámetro formado por 300 antenas. La construcción de este observatorio, que ha costado 14 millones de dólares, finalizó el 13 de noviembre y las primeras pruebas de su capacidad comenzarán el próximo junio. Este conjunto de antenas nos permitirá estudiar el comportamiento del Sol y mejorar nuestros sistemas de alerta temprana ante eventos tan terroríficos como el Miyake.

El objetivo del DSRT es estudiar las erupciones solares y cómo afectan a la Tierra. Algo que nos servirá para avanzar en la detección temprana de este tipo de eventos y nos ayudará a prepararnos para no sufrir sus desastrosas consecuencias. "Podemos pronosticar si una tormenta solar estalla hacia la Tierra", declaró a CCTV+ Wu Lin, diseñador jefe adjunto del Proyecto DSRT. "Si estalla hacia la Tierra y nos alcanza, podremos emitir una alerta temprana ante dicha tormenta solar. De este modo podremos proporcionar previsiones del entorno espacial para el funcionamiento normal de los satélites en el espacio y las redes eléctricas en tierra".

Maria Kazachenko, física solar de la Universidad de Colorado, explica en declaraciones para la revista Nature que “estamos entrando en la edad de oro de la astronomía solar, ya que se están poniendo en marcha muchos telescopios solares importantes". Además del DSRT también contamos con la Sonda Solar Parker de la NASA, lanzada en 2018, y el Orbitador Solar de la Agencia Espacial Europea, lanzado en 2020, que orbitan alrededor del sol para recoger datos de la estrella.

Control Z: La Gran Tormenta

Alerta ante un evento Miyake

Como ya contamos en el primer episodio de nuestra miniserie documental Control Z, que pueden ver sobre estas líneas, los efectos de los eventos solares extremos están de sobra documentados. La Dra. Holly Gilbert —que fue directora de la división de ciencia heliofísica del centro de investigación NASA Goddard y ahora encabeza el High Altitude Observatory del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de los Estados Unidos— nos dijo que la mejor manera de evitarlos es tener un buen sistema de alerta temprana que nos permita entender cómo funcionan estos fenómenos y anticiparnos a ellos. Lamentablemente, según las previsiones de la doctora Gilbert, aún faltan un par de décadas para que un sistema así esté a pleno funcionamiento.

Ese círculo de antenas mide cerca de tres kilómetros de diámetro. (VCG/VCG)

El DSRT nos permitirá estudiar las actividades de la corona solar —la atmósfera superior del Sol— así como las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal (CME). Estas lenguas de plasma caliente que vemos en el documental suceden cuando el campo magnético del Sol se rompe y vuelve a conectarse. Cuando estas partículas de alta energía salen despedidas en dirección a la Tierra, pueden llegar a dañar los satélites y producir fallos en el sistema eléctrico.

Sin embargo, en su variante más potente el daño podría ser catastrófico, como se vio durante el evento Carrington de 1859, una tormenta solar tan potente que puso a arder las redes telegráficas de todo el planeta. Los investigadores aseguran que este tipo de eventos suelen suceder cada pocos cientos de años, el último pasó en julio de 2012, pero afortunadamente las partículas salieron disparadas hacia otra dirección de la órbita de la Tierra y no nos alcanzó por una semana.

Expandir

La gran tormenta

Pero los eventos Carrington no son ni de lejos los más potentes que han impactado en nuestro planeta. Afortunadamente, estas tormentas no tienen efectos adversos en humanos o animales, pero en una sociedad tan dependiente de la electricidad como la nuestra, sus consecuencias son devastadoras. “Sí, claramente habría desastres de salud pública, desastres de servicios públicos, desastres en la cadena de distribución de alimentos, desastres de la industria farmaceútica, inutilización de los hospitales, de los sistemas de pago... Todo caerá una vez que sufres un impacto en la más importante de todas la infraestructura, la red eléctrica”, nos explica John Kappenman, un ingeniero estadounidense con décadas de experiencia en la industria eléctrica norteamericana.

“Sabemos que el Sol [crea eventos Carrington] con regularidad”, nos cuenta por videoconferencia el Dr. Ethan Siegel —astrofísico teórico, investigador y divulgador, autor del famoso pódcast Starts with a Bang— , “pero recientemente nos hemos enterado de que este tipo de eventos no son los más fuertes que se hayan producido”. Hace más de un milenio, cuenta, en el año 774 o 775, hubo un gran aumento en el carbono 14 en la atmósfera de la Tierra que se codificó en anillos de árboles en todo el mundo. “Después de una década de investigar las causas del pico, hemos llegado a la conclusión científica de que el Sol tenía la culpa”, afirma, “y fue un evento más de 10 veces más poderoso que el evento Carrington. De hecho, puede que ni siquiera sea el evento más fuerte que jamás haya ocurrido. Porque si vamos y miramos en núcleos de hielo de hace 9.200 años, hubo una tormenta aún más poderosa que el evento de 774 a 775, que fue un evento Miyake”.

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