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VIAJE AL MAR DE LOS SARGAZOS

¿Por qué Freud se obsesionó con el aparato reproductor de las anguilas?

En 1876 un joven Freud estudiante de medicina diseccionó nada menos que a 400 angulas. Buscaba, sin éxito, su aparato reproductor

¿Vendría la teoría de "la envidia del pene" de este fallido experimento de Sigmund Freud?

Sigmund Freud tenía tan solo 19 años cuando se fue a la ciudad italiana de Trieste obsesionado con un pequeño animal, que aún no sabían si calificar como pez o gusano: la anguila. Mucho antes de inventar el psicoanálisis o de analizar traumas sexuales encubiertos, el joven médico quería descubrir si tenían o no aparato reproductor.

Quería rebatir al mismísimo Aristóteles, que siglos antes había sostenido que estos animales no se reproducían sexualmente. Freud llegó a diseccionar hasta 400 ejemplares y ni rastro de aparato reproductor.

Este 'nacimiento sin mácula', como se podría decir en términos bíblicos, convirtió a la anguila en un plato típico y muy demandado en Cuaresma. Se creía que se generaban a partir del lodo o que nacían de la nada, según comenta la BBC.

Migración sexual

Hasta principios del siglo XX, no se pudo arrojar algo de luz sobre la vida sexual de estos animales. El danés Johannes Schmidt las persiguió por medio mundo y descubrió el gran peregrinaje de este escurridizo animal: todas las anguilas van una vez en la vida al legendario mar de los Sargazos, en el Atlántico. Allí se reproducían.

Todavía no se ha podido documentar cómo copulan las angulas

Se cree que los ovarios y los testículos de las anguilas se hacen obvios cuando realizan este viaje reproductor y abandonan las aguas dulces y recorren una media de 6.400 kilómetros, en una de las migraciones más duras y misteriosas del reino animal. Mientras tanto, los genitales no son visibles.

En este viaje, sufren una completa metamorfosis. Sus intestinos se disuelven en grasa para almacenar energía. Su color se transforma en plateado para camuflarse de los depredadores y sus ojos se agrandan para ver mejor en la penumbra del fondo del mar. Aún nadie las ha visto copular.

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