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jaca lo ha solicitado en cuatro ocasiones

Adiós a los Juegos Olímpicos de Invierno, y por qué España ya no podrá organizarlos

El cambio climático reducirá la nieve en la alta montaña y pocas estaciones de esquí, mantenidas hoy artificialmente con dinero público, serán viables en las próximas décadas

Final de Ski Freestyle celebrada en 2017 en Sierra Nevada (Albert Gea / Reuters)

Granada, 26 de enero de 1995. El secretario general de la Federación Internacional de Esquí, Gianfranco Kasper, lee una declaración oficial ante los medios: el Mundial de Esquí, que tenía que comenzar tres días más tarde, quedaba suspendido por falta de nieve. Aunque Sierra Nevada acogió el evento al año siguiente, en su momento la noticia supuso un mazazo económico, social y de imagen a pesar de que era un acontecimiento deportivo menor.

¿Y si hubiera sucedido lo mismo ante unos Juegos Olímpicos de Invierno? De hecho, Granada había sido ciudad candidata para acoger los de 1976. Jaca también entró en la carrera para los de 1998, 2002, 2010 y 2014. La última idea en España ha sido una candidatura denominada "Barcelona-Pirineos". Aunque no llegó a presentarse, no se descarta en un futuro.

Sin embargo, hay quien tiene razones muy poderosas para oponerse. "Es totalmente inviable", declara a Teknautas María Rosa Fraguell Sansbelló, profesora de geografía e investigadora del Laboratorio de Análisis y Gestión del Paisaje de la Universitat de Girona. La amenaza del cambio climático se cierne sobre este tipo de proyectos. "No podemos garantizar qué va a pasar en los próximos años, nos arriesgamos a adquirir un compromiso internacional que no podemos cumplir si viene un año nefasto y a hacer el ridículo, porque tendrían que suspenderse", afirma.

Como coordinadora de una parte del Informe sobre Cambio Climático de Cataluña, que publica la Generalitat cada cinco años con la participación de 140 expertos, conoce perfectamente la situación de la alta montaña y cómo los modelos predicen subidas de temperatura para las próximas décadas que modificarán por completo las actividades deportivas y turísticas.

Sedes que no volverán a serlo

No es un problema exclusivamente español ni del sur de Europa. Coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Pieonchang, que finalizan este domingo en Corea del Sur, investigadores de la Universidad de Waterloo, en Ontario (Canadá) han publicado un estudio impactante: sólo 13 de las 21 sedes que han albergado los Juegos Olímpicos de Invierno en toda su historia mantendrían unas condiciones meteorológicas adecuadas para acoger esta cita en 2050. Y eso siendo optimistas, es decir, ante un escenario de bajas emisiones de gases de efecto invernadero en el que el calentamiento global sea leve.

"Consideramos muchos indicadores climáticos", nos explica el investigador Daniel Scott, "los dos principales son la probabilidad de que las temperaturas permanezcan por debajo del punto de congelación, lo cual es importante para que haya nieve y sea de calidad, y la probabilidad de tener una capa de unos 30 centímetros".

Sólo 13 de las 21 sedes que han albergado los JJOO de Invierno en toda su historia mantendrían condiciones adecuadas para acogerlos en 2050

En el caso de los Juegos Paralímpicos de Invierno, que se celebran en marzo, sólo 10 ubicaciones seguirían siendo fiables en poco más de 30 años. A medida que avanza el siglo XXI o que los investigadores consultan modelos más pesimistas sobre emisiones y subida de temperaturas, la cosa se complica. En la década de 2080 y con un calentamiento superior, serían aptas 8 de las 21 antiguas sedes y sólo 4 para los Juegos Paralímpicos.

Mover las fechas no parece aportar grandes soluciones. "Los Juegos siempre se han celebrado en febrero porque es el mes más frío y con un paquete de nieve más fiable, al menos en las anteriores ubicaciones. En enero hay un mayor riesgo de que la nieve sea insuficiente, de hecho muchas estaciones de esquí de Europa y Norteamérica tienen problemas para abrir en las vacaciones de Navidad y Año Nuevo. Marzo es igual de arriesgado, como vemos en nuestro estudio para el caso de los Juegos Paralímpicos, que tradicionalmente se celebran en este mes y presentan más incertidumbre ante el cambio climático", comenta el experto.

Las estaciones de esquí, en entredicho

El análisis que realiza Fraguell es muy preocupante para el negocio de la nieve. "Es recomendable que las partes más bajas de una estación del Pirineo catalán se sitúen al menos por encima de los 1.800 metros de altitud, aunque también habría que tener en cuenta otros factores, como la orientación de las pistas, ya que la radiación solar que reciben es diferente si miran al norte o al sur", comenta.

Sus previsiones de cara al futuro se centran en 2050. Un aumento medio de las temperaturas de 2 grados centígrados es el mejor de los escenarios previstos, aunque sólo será posible si se toman medidas urgentes y radicales para frenar las emisiones. Si no es así, el incremento llegará a los 4ºC, aunque algunos modelos predicen que será superior en la zona del Mediterráneo.

El esquiador suizo Iouri Podladtchikov compite en la ronda clasificatoria masculina de la prueba de snowboard estilo libre disputada en Pyeongchang (Dan Himbrechts / EFE)

En el primer caso, muchas instalaciones tendrán dificultades para mantener su “viabilidad natural”, aunque podrían permanecer abiertas gracias a la producción de nieve artificial, lo que los expertos llaman "viabilidad técnica". Sin embargo, un aumento más radical de las temperaturas dibuja un panorama catastrófico. "Baqueira Beret sería la única estación viable del Pirineo catalán", afirma la profesora de la Universitat de Girona. Ni siquiera los cañones de nieve salvarían la situación porque el calor la fundiría rápidamente.

En lugar de afrontar esta situación, la experta denuncia las "políticas perversas" que se están llevando a cabo en España. Con el turismo de nieve como bandera para el desarrollo local, las administraciones públicas sostienen las estaciones de esquí de forma artificial con dinero público, apenas quedan en manos privadas.

"Ya deberían estar cerradas"

Algunas "ya deberían estar cerradas", opina, bajo cualquier criterio económico y medioambiental. Cita los casos de La Covatilla (Salamanca) y Valdesquí (Madrid), "totalmente inviables". Según los cálculos de los expertos, una instalación de este tipo "debería estar abierta unos 120 días para que sea rentable", un periodo que habitualmente se sitúa entre principios de diciembre y Semana Santa. Sin embargo, en la práctica hay estaciones que abren y cierran continuamente.

Baqueira Beret sería la única estación viable del Pirineo catalán

Para colmo, sostenerse a base de nieve artificial no hace más que agravar el problema global que las está condenando. "Se están construyendo embalses que retienen el agua del deshielo para usarla en los cañones de nieve", pero lo más importante es la ingente cantidad de energía que utilizan estos sistemas, que en definitiva, "incrementan el consumo y, por lo tanto, las emisiones".

¿Tecnología al rescate?

¿Y si la tecnología encuentra otras soluciones? Últimamente se habla mucho de geoingeniería para combatir el cambio climático, por ejemplo, con la posibilidad de alterar las condiciones ambientales para "sembrar nubes" y provocar lluvias y variaciones de temperatura de forma artificial, algo que se puede aplicar incluso a la creación de nieve.

Astillas de hielo deslizándose del glacial Perito Moreno (Andres Forza / Reuters)

Desde Canadá, Scott se muestra muy escéptico ante este tipo de ideas. "Faltan evidencias físicas sólidas que respalden su efectividad. Incluso si 'sembrar nubes' funciona, aún necesitaríamos mantener unas bajas temperaturas, aparte de que no podemos controlar dónde cae, es decir, no puedes hacer que nieve justo en las pistas de esquí", destaca.

Una necesaria reconversión

Inasequibles al desaliento que deberían provocarles las previsiones, los responsables públicos "siguen pensando en proyectos faraónicos, instalaciones nuevas, ampliaciones e incluso en reabrir las ya cerradas, como la de La Tuca, en el Valle de Arán". No obstante, esta última iniciativa se orienta hacia la creación de un espacio para deportes de verano y aventura, una solución por la que ya se ha apostado en otros países europeos y que Fraguell considera ideal. "Muchas deberían cerrar y reconvertirse", señala.

Los responsables públicos "siguen pensando en proyectos faraónicos, instalaciones nuevas, ampliaciones e incluso en reabrir las ya cerradas"

Lanzar este tipo de mensajes en "un año excepcional de nieve" como el que vivimos no es fácil y la investigadora es consciente de ello. "Las últimas nevadas pueden hacer que no nos acordemos, pero esta situación es anómala, hace mucho tiempo que no se vivía y la realidad de los datos sobre el cambio climático sigue ahí", asegura.

Ahora que habíamos empezado a conseguir medallas en los Juegos Olímpicos de Invierno, parece que no existen muchas posibilidades de que España sea nunca la anfitriona, salvo que nuestras autoridades y el Comité Olímpico Internacional (COI) hagan caso omiso a las advertencias de los científicos.

Tampoco sería de extrañar y sabido es que la historia tiende a repetirse.

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