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  1. Tecnología

Muchos y baratos o grandes y potentes

El dilema que 'hunde' la US Navy: apostar por fragatas 'low cost' o destructores letales

Estados Unidos se empeña en mantener misiones por todo el mundo y eso supone invertir en la marina. El dilema es apostar por muchos barcos menores o pocos bien armados

Destructor (clase Arleiht Burke) USS Winston S. Churchill (DDG 81) del Flight II-A. Foto: US Navy

Años atrás, la US Navy, la marina de guerra norteamericana, era modélica en cuanto a su organización y equilibrio de medios. Se tenían las cosas claras y el número y tipo de sus buques respondía a un patrón bien establecido. El panorama actual es bien distinto, con fracasos en programas clave, buques con costes fuera de control y lo que parece peor, un mar de dudas a la hora de establecer necesidades y prioridades. Estas indefiniciones, como la que ahora existe entre construir más buques de coste reducido frente a otros más caros pero más y mejor armados, lastran a la que todavía se considera ‘reina de los mares’.

La época de la Guerra Fría fue muy dura, sin duda, pero todo era más sencillo. Las cosas estaban claras. Se sabía quién era el enemigo y a qué juego había que jugar. La Unión Soviética, incapaz de lograr superioridad en guerra de superficie, se centró en dos amenazas, a cuál más mortífera: la guerra submarina y los misiles de largo alcance. Contra la primera se desarrolló una fuerza ASW (Anti-Submarine Warfare) sin precedentes, basada en submarinos de ataque 'hunter killer', sistemas fijos de escucha, aviación embarcada, como el S-3 Viking y aviones de patrulla como el P-3 Orion.

De pocos a muchos

La segunda amenaza condicionó el diseño de los escoltas y la Navy se organizó con cuatro tipos de buque de guerra: portaaviones y LHD, como buques principales, grandes cruceros, como la clase 'Ticonderoga' de 10.000 toneladas y ya en fase paulatina de retiro, grandes destructores antiaéreos, primero los 'Spruance' de 8.000 toneladas (ya retirados) y los 'Arleight Burque' de entre 8.500 y 10.000 toneladas.

Por último, se dotaron de una fuerza numerosa de fragatas ligeras y de bajo coste, primero las de clase 'Knox' (en España fue la clase 'Baleares') ya retiradas y después la clase 'O.H. Perry' o FFG de 4.000 toneladas, extendidas por medio mundo (en España constituyen las seis unidades F-80 de la clase 'Santa María') y que ya se han retirado en Estados Unidos.

Comparativa de diseños. FFG(X) (arriba), F-100 (centro) y FREMM (abajo). (Montaje: US Navy, Juanjo Fernández, Wikicommons)

La situación en el presente es extraña. La US Navy sigue empeñada en misiones de todo tipo y por todo el mundo. Se mantiene la estructura de portaaviones con 10 unidades permanentemente en activo y más incrementada la flota de LHD con más y mucho mejores unidades. Pero en cuanto a escoltas, todos los buques más ligeros (las FFG) ya están fuera de servicio. Esto supone un problema bastante más serio de lo que parece, pues como buque de combate para actuar en aguas oceánicas, lo más 'pequeño' que tenía hasta ahora la US Navy era un destructor 'Arleight Burke', lo que para determinadas misiones de escolta y sobre todo de patrulla, es un enorme despilfarro. Sería como si contratásemos un autobús para un desplazamiento privado en lugar de tomar un taxi.

Esta situación provocó dos reacciones: por un lado el famoso Programa de las nuevas fragatas FFG(X), del que luego hablaremos y, por otro, la movilización de la flota de buques LCS o Littoral Combat Ship, cuyas polémicas unidades ya se están empleando en misiones lejos de aguas americanas. Como ya sabemos, son unidades que apenas alcanzan las 3.000 toneladas, más pequeñas que las fragatas FFG y, polémica, problemas y defectos aparte, su utilización oceánica como unidad de escolta en esencia no estaba prevista en su diseño, pensado como un buque polivalente para uso litoral, como su nombre indica. Pero no hay otra cosa.

Las nuevas fragatas FFG(X)

La marina norteamericana necesitaba cubrir el hueco dejado por las veteranas FFG, esto era evidente y para ello se buscó un reemplazo lanzando un concurso con participación internacional, aunque los buques se iban a construir todos en los Estados Unidos. El programa contemplaba la construcción de 20 buques del tipo seleccionado, más grandes que los LCS, adecuados para operaciones en mar abierto y aguas costeras y con buenas capacidades para lucha antisubmarina (ASW), guerra de superficie (ASuW) y defensa antiaérea (AAW).

Competían al concurso 5 propuestas, siendo una de las favoritas la presentada por la española Navantia, de la mano de General Dynamics y con los astilleros Bath Iron Works. El diseño era un buque basado en las conocidas y probadas F-100, en concreto en la F-105, última de la serie que cuenta con varias mejoras y capacidades incrementadas sobre las anteriores. Sobre el papel parecía lo mejor. Por un lado, la parte 'americana' aportaba la solvencia y capacidad de General Dynamics, a lo que se unían uno de los astilleros más prestigiosos y con varios buques en construcción.

Diseño de la futura fragata USS Constellation FFG(X). (Foto: US Navy)

El diseño de las F-100 es sabido que gustaba a la US Navy. Ellos conocen este buque desde el minuto cero. Todas sus pruebas se han realizado de la mano de la Navy y saben que la integración del AEGIS, el corazón de la lucha antiaérea, ha sido perfecta. Muchos oficiales norteamericanos han embarcado en ellas durante ejercicios y se han integrado en 'Task Grups' como un destructor más de su flota. Y siempre se han prodigado en elogios sobre los buques españoles. Para ellos hubiera significado adquirir un buque del que estaban seguros iba a funcionar desde el principio.

Una extraña decisión

Con cierta sorpresa se eligió el diseño italiano de Fincantieri con el astillero de Marinette Marine, un modelo basado en las fragatas FREMM. El contrato ha sido por 10 buques y presenta varios aspectos que llaman la atención. El primero de ellos es que, de entrada, se admite que va a haber sobrecostes en el programa pues el precio ofertado por Fincantiere era 'demasiado bajo', lo que casi es decir que la oferta estaba por debajo del coste real. De hecho, las propias estimaciones de la Navy indican que el primer buque, que recibirá el nombre de USS Constellation, saldrá por no menos de 1.300 millones de dólares (la F-105 costó unos 750 millones), el segundo buque puede que cueste 1.100 millones y del resto se espera unos 1.000 millones cada uno. Unos precios elevados aunque se cumpliera con la previsión, que ya veremos.

En la decisión han pesado diversos factores: militares, industriales y políticos. Respecto a los primeros, hay que reconocer que el diseño de las FREMM es más moderno que el de las F-100 y sería equivalente al de las F-110, cuyo retraso y el hecho de no estar ya navegando, ha podido influir. Además, las F-100 son un buque antiaéreo y la propulsión elegida, tipo CODOG (Combined Diesel or Gas), no es la más idónea para operaciones ASW, siendo mejor el sistema CODLAG (COmbined Diesel-eLectric And Gas) de las FREMM que, para detección de submarinos, navegan con motores eléctricos en modo silencioso. Por último algo llamativo: el diseño final de las nuevas fragatas clase 'Constellation' es casi calcado al de las F-100 y se parece poco al de las FREMM italianas en servicio. No es más que un detalle, pero resulta curioso.

Crucero USS Gettsyburg (CG-64) de la clase Ticonderoga. (Foto: US Navy)

Los factores industriales hay que buscarlos en los astilleros norteamericanos. La situación en algunos de ellos no era demasiado buena y ha habido una pelea a muerte entre los congresistas por llevarse el contrato a su parroquia. Pero mientras que Bath Iron Works tenía una buena carga de trabajo, Marinette Marine en Wisconsin no debía estar muy boyante. Una prueba de lo dura que debió ser la pelea es que, poco después de anunciado el ganador del concurso, en Bath Iron Works se iniciaron una serie de huelgas como protesta.

Y por último los factores políticos, quizás los más difíciles de valorar. Aquí han podido pesar diversas cuestiones, desde el asunto de la fragata F-105 Méndez Núñez, integrada en el Carrier Strike Group del portaaviones Lincoln y retirada de forma sorpresiva y casi sin avisar, a diversas cercanías con el gobierno de Maduro en Venezuela y otros giros en la política española que, o no han debido gustar o al menos han causado ciertos recelos en Estados Unidos. Y hay que reconocer que, con razón o sin ella, los norteamericanos a menudo son muy sensibles a determinados gestos políticos y hay muchos casos que así lo corroboran.

Cambio de rumbo: grandes y potentes

Cuando ya todo parecía encarrilado y con el programa de fragatas en curso, empiezan a surgir voces que piden más buques de gran tamaño y con mejor y más armamento. Parece una contradicción y podría ser fruto de un momento en el que circulan varios informes donde se cuestiona la superioridad naval norteamericana frente a China. Este es el caso, por ejemplo, de unas recientes declaraciones del almirante Michael Gilday, con motivo de un encuentro sobre la situación de la US Navy.

Fragata FREMM italiana Carlo Bergamini (F590). (Foto: Juanjo Fernandez)

Gilday es una voz muy autorizada, es el Jefe de Operaciones Navales, un cargo muy relevante y vino a decir (textualmente) que no quería "construir un monstruo" pero se necesita "buques con más capacidad de armas", añadiendo que estaba "limitado con respecto a los DDG Flight III [son los más modernos 'Arleight Burke'] en términos de qué cosas adicionales" se podría "poner en esos barcos".

Todo lo anterior se traduce en que la US Navy no solo necesita orientarse hacia buques escolta más ligeros y baratos, sino también hacia nuevos destructores pesadamente armados. Con los cruceros 'Ticonderoga' en retirada (las primeras unidades ya están fuera de servicio) los destructores 'Arleight Burke' parecían la solución infinita. Serie tras serie (lo que se denomina 'Flight') se han mejorado y gracias a su magnífico resultado parecían llamados a seguir y seguir, sobre todo teniendo en cuenta el fracaso sin paliativos de los destructores 'Zumwalt', que de 32 unidades previstas solo 3 verán la luz. Un fracaso que no queda mitigado por los resultados del ingente dineral invertido en su desarrollo.

F-104 Méndez Núñez . (Foto: Juanjo Fernández)

La Navy ahora también busca un nuevo buque grande. Sería un nuevo destructor sacado 'del papel', es decir de nueva concepción, al que se le irían añadiendo armas y sistemas ya existentes en la actualidad. Con toda seguridad no sería tan grande como los 'Zumwalt', con sus 16.000 toneladas, pero sí mayor que los 'Arleight Burke' y podría desplazar 12.000 toneladas. Un tamaño respetable donde podría entrar una gran variedad de armas de gran alcance y poder destructivo.

Como conclusión, si bien este nuevo buque pesado es la expresión de una necesidad detectada, la construcción de las fragatas es una realidad en marcha. Quedan por construir otras 10 unidades y no sería descartable que, si el buque da buen resultado, el número se amplíe. La española Navantia, pese a sus últimos concursos perdidos, tendría una nueva oportunidad si la Navy no queda muy satisfecha con los buques italianos y puede comprobar la calidad de las F-110, de las que podemos afirmar que será un magnífico buque y dotado también con AEGIS, algo importante. Conviene pues acelerar el programa de las nuevas fragatas y mostrarlas e integrarlas con unidades norteamericanas, como se hizo con las F-100.

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