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  1. Tecnología

"es imposible ser rentable cobrando así"

1,5€ brutos la hora: el ejército de precarios que escriben lo que lees en internet

La ficha del móvil que has comprado 'online' o la guía de la renta que acabas de leer las han escrito autónomos que, en muchos casos, no llegan a fin de mes. Estas son algunas de sus historias

Foto: iStock.

Cuando fue despedida de un gran medio de comunicación nacional, Eva se hizo autónoma y se levantaba todos los días sobre las 6:30 de la mañana. Lo primero que hacía, aún en la cama, era mirar el móvil por si le había caído algún encargo de redacción de contenidos como 'freelance'. Trabajaba unas 10-11 horas diarias. Si tenía un día bueno, facturaba unos 30 euros; si no, en torno a cinco. Haciendo la extrapolación, cobraba al mes entre 100 euros y 600 euros brutos. Si a eso le descontaba el IRPF (7%), la cuota de autónoma (50 euros) y la gestoría (20 euros), Eva ganaba entre 23€ y 488€ netos al mes trabajando más de 10 horas diarias. Una ruina. En cuanto le salió una oferta de trabajo por cuenta ajena, ni se lo pensó: le dio un portazo a su trabajo como 'freelance'.

El de Eva es un ejemplo resumido, pero hay muchísimos más, ya que representa a un colectivo que no para de trabajar mientras observa cómo llegar a fin de mes es una misión literalmente imposible: el de los redactores 'freelance' que trabajan escribiendo la mayor parte del contenido residual que lees en internet: la ficha del producto que te vas a comprar en un 'e-commerce', el blog de una empresa cuya web estás visitando, los textos genéricos de la red social en la que estás buscando pareja o los términos legales de la 'app' que te acabas de bajar. Un colectivo que define su actividad con dos palabras: ruina y precariedad.

"Facturaba 0,007 euros por palabra"

Eva cobraba 0,007 euros por palabra escrita. Si no atinas a visualizar el número, te lo traducimos: menos de un céntimo por palabra. Si escribía un artículo de 800 palabras (más o menos un par de páginas de documento con tamaño y márgenes normales), su facturación era de 5,6 euros. "Incluso si era un tema que controlaba y podía escribirlo rápido, igual tardaba dos horas en terminarlo. Pero a poco que se complicase podía emplear tres horas. Y si a eso le sumaba las correcciones del cliente, la búsqueda de fotos sin derechos, la elaboración de tuits... Igual acababa cobrando 5,6 euros por 3-4 horas de trabajo, poco más de 1,5 euros la hora. Tú me dirás qué negocio es ese".

Algo similar le pasa a Alberto, un periodista en paro que nos pide modificar su nombre porque a día de hoy aún sigue trabajando en este sector: "La mayoría de las veces cobro entre uno y dos euros por artículos de unas 400-600 palabras. Soy rápido escribiendo, pero claro, es que para facturar 50-60 euros brutos al día necesito hacer cerca de 30-40 artículos, así que no puedo dedicarles ni 10 minutos a cada uno. Aparte, párate a pensar: ¿te imaginas lo que es hacer cerca de 30 artículos en un día y cómo quedan escritos?".

"Cobro 1-2 euros por artículos de 600 palabras, para facturar 50-60€/día debo hacer 30-40 artículos: ¿te imaginas lo que es hacer 30 artículos al día?"

Él lo tiene claro: "Somos mercenarios puros y duros, nos pagan al peso, al volumen, como si estuviesen comprando tomates. No solo es que no gane dinero, es que para mí es una humillación, pero necesito el dinero. Ahora bien, en cuanto me salga otra cosa, ni dudes que me largo de aquí. Hasta he pensado ser repartidor de 'apps' de comida a domicilio, que están casi igual que nosotros... Con eso te lo digo todo".

A estas críticas se une Roger García, uno de los redactores 'freelance' más conocidos del sector: "Escribiendo artículos a 1, 3 o 5 euros es imposible ganarse la vida. Por ejemplo, la cuota de autónomos está actualmente en 283 euros. Esto significa que tienes que escribir 56 artículos al mes, dos al día, solo para pagarte los autónomos. Luego están los otros gastos de la actividad como la conexión a Internet, página web, programas de ofimática, el alquiler y esas cosas. Tienes que entregar decenas de artículos al día para cubrir gastos con esas tarifas".

Foto: Pexels.

El centro del negocio: webs intermediarias

Eva, Alberto o Roger pueden encontrarse con clientes que paguen mejor o peor, pero el mayor problema no es ese. El foco de sus mayores críticas reside en webs como TextBroker, LowPost, Fiverr o SoyFreelancer, que actúan como intermediarias: ayudan a las empresas a encontrar redactores para sus webs y a los 'freelance' a encontrar clientes.

Todo ello se desarrolla en un mercado cercano a la subasta de contenidos, al estilo de un 'marketplace', y la forma puede variar. En algunas la empresa hace pública una necesidad de redacción y los autores compiten entre ellos por ofrecer el trabajo más barato; en otras, la web recibe la necesidad de la empresa y la pone en contacto con el redactor que considera más adecuado; en otras, la empresa publica sus necesidades y elige entre los redactores que se han postulado. Todas estas webs tienen algo en común: van a comisión, con lo que cobran directamente a la empresa, se quedan un porcentaje y pagan la cantidad restante a los redactores. Si a eso le sumamos la competencia de precios, el resultado económico al final es muy lejano al que los redactores desearían.

Las tarifas brutas que TextBroker paga a los redactores 'freelance'.

En TextBroker, por ejemplo, la remuneración para el redactor puede ir de los 0,70 a los 4 céntimos, mientras que LowPost cobra a las empresas entre 7,5 euros por 100 palabras y 44 euros por 2.000 palabras, una cantidad a la que, antes de pagar al redactor, habrá que descontar la comisión de la web, que oscila entre un 25% y un 38%. A todo esto hay que sumar un factor que muchos consideran perverso: la valoración de cada redactor, que sale de sumar componentes como sus plazos de entrega, las correcciones que hay que hacer o la propia valoración que hacen las empresas. "A mí una gestoría me puso una mala valoración de una guía de 400 palabras para hacer la Declaración de la Renta por la que me pagó 1 euro", recuerda Alberto. "Pobre del que siga esa guía". Eva también tuvo alguna queja: "Un bufete de abogados me pagó 2,8 euros por un artículo de 600 palabras sobre el GDPR y encima me ponían mala valoración. ¿Qué pretendían que escribiese en 10 minutos?".

Para Roger García, los precios que ofrecen estas webs son claramente insuficientes: "Las tarifas que se manejan en el sector ya son bastante bajas, se cobra una media de 10 euros por artículo de 300 palabras, pero en estas plataformas ves ofertas de artículos por 1 euro. Si a eso le descuentas la comisión que cobra la plataforma, no salen las cuentas por ningún lado". ¿Hay forma de elevar esas tarifas? Tanto Eva como Alberto comparten uno de los trucos que, dicen, emplean muchos redactores: "Si tienes suerte y sabes indagar puedes enterarte de la persona de la empresa que hace los encargos, así que 'puenteas' a la web y hablas directamente con la empresa. Total, si van a pagar una basura por los contenidos, al menos me quedo con la basura entera, no con una parte", asegura Alberto.

Lo que LowPost cobra en bruto a las empresas por cada artículo. Si restamos un 25%-38%, sale lo que cobrará el redactor.

Las webs: "Pagamos más que la media"

Las plataformas intermediarias defienden su labor: "No somos más que un mercado donde se encuentran redactores y clientes", asegura a Teknautas Jochen Mebus, 'global chief revenue officer' de TextBroker. "En los estadios medios y altos de la horquilla de precios sí tenemos buenas tarifas. Un redactor experimentado puede tardar entre 30 y 40 minutos en redactar 500 palabras por las que cobraría 20 euros, esto hace una tarifa de 26 euros por hora, lo que daría a más de 4.000 euros brutos mensuales. Los estadios más bajos pueden no ser tan buenos, pero nos vemos obligados a mantenerlos disponibles por la situación del mercado en España".

Ignacio García, CEO de LowPost, también pone en valor el trabajo de su plataforma: "No tenemos una tarifa fija para redactores, depende del precio que el cliente paga y de la complejidad del contenido que quiere recibir. De hecho, el mercado de contenidos 'freelance' existía ya antes de que llegáramos y hemos tenido que adaptarnos a él, aunque estamos por encima de la media en precios. Siempre se trata de textos de 'marketing' de contenidos, nunca periodísticos, con lo que solo requieren una documentación básica, no es necesario desplazarse, ni siquiera levantar el teléfono".

"El mercado 'freelance' ya existía y hemos tenido que adaptarnos a él, aunque estamos por encima de la media en precios"

Además, "cuando el contenido es más complejo tiene una remuneración mayor para el autor, se multiplica hasta por dos. Estamos desarrollando servicios de mayor valor añadido y artículos de mayor profundidad por los que nuestros clientes pagan más, pero hasta ahora no habíamos podido hacerlo por madurez del mercado y limitaciones de tecnología y de financiación". Por otro lado, "nos encargamos de encontrar a los clientes, gestionar sus pedidos y facilitar que sean lo más entendibles posibles para el redactor, además de toda la tecnología e inteligencia que hay detrás de la plataforma e impedir abusos por parte de los clientes".

García señala, además, que no todo son comentarios ni experiencias negativas, y envía decenas de testimonios de usuarios a los que, aparentemente, les sale a cuenta trabajar con estas plataformas. "Me parece una forma bastante eficiente de sacar un dinero extra al mes. Todo muy correcto y bien explicado. Los primeros 'posts' son un poco más complicados, pero después ya va todo mejor", aseguró uno de esos usuarios. "Hola, soy Fermín Ortiz y llevo redactando en LowPost desde hace más de un año. Todo ha sido una experiencia positiva, tanto los temas que tengo que redactar como el margen de tiempo para llevarlo a cabo, así como la forma de pago. Os lo recomiendo vivamente a todos".

Ambos responsables deslizan un hecho que tampoco conviene dejar escapar: los precios que muchas empresas han venido pagando a los redactores de contenidos antes incluso de que estas webs aparecieran. TextBroker, por ejemplo, presume en su web de tener clientes como eBay, 1&1, Staples o LastMinute.com, pero Eva amplía ese rango a un sector clave que ha contribuido también a esta precarización: los medios de comunicación.

"Si clientes como eBay o LastMinute.com aparecen en su web es porque no pagarán del todo mal. Lo malo son las que no aparecen, pero son sus clientes, entre los que hay muchos medios de comunicación grandes. Si algunos medios ya pagan poco a sus 'freelance' cuando hay venta directa, imagínate cuando van a través de un intermediario de estos. Yo una vez cobré 10 o 15 euros por un artículo de unas 1.500 palabras sobre 'gadgets' para comprar en Navidad que salió en un medio español muy conocido".

Foto: Pexels.

"O tienes clientes propios o te arruinas"

La pregunta está clara: ¿puede llegar a final de mes un redactor que trabaja y cobra en estas condiciones? Ignacio García cree que hay de todo: "Tenemos centenares de redactores: los que entregan unos pocos contenidos para ganarse unos euros extra en el tiempo libre, los que lo hacen por mera afición o los que hacen 300 contenidos en un mes y ganan lo suficiente para vivir sin necesidad de otros ingresos". Jochen Mebus, sin embargo, rebaja la expectativa: "La mayoría de redactores de Textbroker, no solo en España sino también a nivel internacional, usan la plataforma como un complemento y no como una fuente de ingresos principal".

Alberto no compra ninguna de las dos posiciones: "Me encantaría conocer al que se gana la vida así. No dudo que pueda haberlos, pero la gente con la que yo hablo no llega a final de mes: están ahí por pura urgencia, por necesidad económica, en cuanto encuentran otra cosa lo dejan". Además, "tampoco me vale lo de los ingresos extra. Si una persona tiene un trabajo estable en el que cobra cinco euros la hora, que ya es precario, ¿por qué va a ponerse a hace artículos por un euro? Roger García comparte esta visión: "Con estas plataformas, es imposible ganarse la vida. Yo las veo como una manera de adquirir experiencia o como complemento a los ingresos, no como un medio de vida. Conozco redactores que se han abierto camino trabajando en ellas, pero lo primero que hacen cuando están mínimamente consolidados es crear una página web y buscarse sus propios clientes".

"Con estas plataformas, es imposible ganarse la vida, son una manera de adquirir experiencia o como complemento a los ingresos"

Eva también lo tiene claro: "No conozco a nadie que pueda vivir con eso. Conozco a muchos redactores 'freelance' y todo me dicen lo mismo: la única forma de llegar a final de mes con esto es vender tú los contenidos directamente, y hacerlo a un medio de comunicación o a una empresa que paguen como Dios manda. Si no, te arruinas".

El dibujo final parece evidente: la mayoría de redactores que acuden a estas webs ganan unas cantidades que no les permiten ganarse la vida, mientras que las webs defienden sus modelos de tarifas y las empresas finales no emiten una sola queja sobre lo que acaban pagando al redactor final. Entre tanto, la situación seguirá siendo la misma: la próxima vez que veas la descripción de un producto en un 'e-comerce', una guía para reformar tu salón o los eslóganes de una 'app' que acaba de salir, piensa que es muy probable que ese texto lo haya escrito un precario que no llega, ni de broma, a final de mes.

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