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es el CEO de snapchat, que hoy jueves sale a Bolsa

Genio, machista y millonario a los 26 años: Evan Spiegel es el nuevo 'dueño' de internet

Snapchat saldrá hoy a Bolsa con una valoración estimada de 24.000 millones de dólares y liderada por un tipo que se negó a vender su negocio a Facebook

Evan Spiegel, en una imagen de archivo. (Gtres)

A sus 26 años, Evan Spiegel tiene la vida solucionada. Ha fundado una de las redes sociales del momento (Snapchat), es habitual de las revistas del corazón (está prometido con Miranda Kerr y se le relacionó con Taylor Swift) y va camino de convertirse en el nuevo nombre a seguir en las grandes compañías tecnológicas, con una diferencia sobre Facebook, Google o Apple: lejos de instalarse en Silicon Valley, la firma tiene su sede en Los Ángeles. La red social saldrá hoy jueves a Bolsa con una valoración de 24.000 millones de dolares, en el que será uno de los grandes movimientos tecnológicos del año. Y Spiegel podrá colgarse la medalla de estar al frente de una de las firmas más prometedoras del parqué.

Hasta llegar al día de hoy, la red social ha tenido que transitar un camino por el que ha rechazado una oferta de compra de Facebook, se ha renombrado a Snap y ha conquistado el corazón del 'target' más apetecible de todos: los 'millennials'. Un estudio publicado en abril de 2015 reveló que el 60% de los dueños de un 'smartphone' en Estados Unidos de entre 13 y 34 años estaban dados de alta en la aplicación. Las últimas cifras reveladas por la aplicación hablan de 400 millones de ingresos anuales y 158 millones de usuarios únicos a diario. ¿Quién es el cerebro detrás de esta operación?

Contra lo que dicta la lógica de Silicon Valley, Evan Spiegel no creó la compañía en un garaje. No es inmigrante, ni de primer ni de segundo grado, y ha vivido una vida lo suficientemente acomodada gracias a sus dos padres, abogados, que vivían en una lujosa urbanización de Los Ángeles, cerca de Malibú.

Uno de los aspectos que le diferencian de Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Bill Gates o Sergei Brin es su querencia por la noche. Spiegel, cuentan las crónicas, es un tipo al que le gusta la informática, pero que no encaja en el prototipo de 'nerd': su vida nocturna ha acaparado titulares ahora que es famoso, pero ya venía de atrás, cuando era un adinerado desconocido al que le apasionaban los coches. En poco más de un cuarto de siglo ha coleccionado un Cadillac Escalade, un BMW 550i y un Ferrari.

Stanford al club de los jóvenes millonarios

Spiegel es uno de esos cerebros que no han necesitado licenciarse para levantar un imperio. En Stanford estudió diseño pero, más importante, conoció a dos personas en la hermandad Kappa Sigma que cambiarían su vida: Bobby Murphy y Reggie Brown. Los tres fueron los responsables de poner en marcha Snapchat bajo un lema que Murphy reveló en su día a 'Forbes': "No éramos gente guay, así que decidimos hacer algo que molara".

Así fue como nació Pikaboo, una red social de mensajes que se autodestruían en 10 segundos y que fracasó con estrépito. Pero el trío decidió trabajar sobre la idea, pulirla y cambiarle el nombre: había nacido Snapchat. Los años universitarios de Spiegel le pasaron factura 'a posteriori'. Antes de convertirse en una figura escrutada con lupa, el CEO de la compañía escribió unos correos electrónicos ofensivos que salieron a la luz años más tarde.

"Estoy mortificado y avergonzado porque mis estúpidos correos de la hermandad se hayan hecho públicos. No tengo excusa. Lamento haberlos escrito y fui un capullo por haberlo hecho. De ninguna manera reflejan quién soy hoy en día ni mi opinión sobre las mujeres", se excusó en un comunicado. En aquellos correos, Spiegel se refería a las mujeres en términos ofensivos. La ironía del asunto, como señaló TechCrunch en su día, residía en la relación entre esos mensajes y la creación que ha hecho famoso a Spiegel: de haber enviado esos mensajes vía Snapchat, el planeta jamás los habría descubierto.

El hombre que dijo no a Facebook

Quizás el momento favorito de los medios al hablar de Spiegel se remonta a varios años atrás. Fue a finales de 2012. Snapchat todavía no había obtenido la masa de usuarios de la que disfruta hoy y el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, contactó a Spiegel para un encuentro. "Ven a Menlo Park y conozcámonos", le dijo. "Me encantaría conocerte... si vienes a verme", respondió Spiegel.

Zuckerberg no tuvo problema en organizar un encuentro secreto en Los Ángeles en el que les presentó una idea, Poke, que era una copia descarada de Snapchat. Aquella aplicación fracasó tras un efímero paso por lo alto de las listas de descargas y su testigo lo recogió Snapchat. Aquel movimiento no sentó demasiado bien en Facebook, que aplicó la máxima de unirse al enemigo si no puedes con él. En este caso, en lugar de unirse, decidió comprarlo por una suma nada desdeñable: 3.000 millones de dólares, que ofrecieron unos meses después. ¿La respuesta de Spiegel? "No".

Facebook fracasó en su intentó de popularizar un plagio de Snapchat. Su siguiente movimiento, comprar la 'app' por 3.000 millones, fue rechazado

Con la negativa, Spiegel dio la espalda a 750 millones de dólares (se calculaba que su participación en la compañía ascendía al 25% en aquellos tiempos), aunque el tiempo parece haberle dado la razón. Han pasado varios años y ahora, en 2017, Snapchat aspira a una valoración que multiplicará por siete u ocho la cifra rechazada en su momento.

Celoso de la prensa y sin una sede fija

Los documentos hechos públicos previos a la salida a bolsa han permitido echar un vistazo a una firma en la que reina el secretismo y de la que difícilmente se puede decir que tenga un cuartel general. Los 1.859 empleados de la compañía no tienen una sede central sino que están divididos en diferentes casas, la más notoria de ellas una propiedad en primera línea de playa en Venice Beach.

Spiegel se mueve entre oficinas, según fuentes de la compañía, a bordo de un Range Rover con conductor privado. Toda la información que se ha hecho pública hasta la fecha ha sido a través de filtraciones, ya que la compañía rehúye el contacto con la prensa: "Una mala cobertura en medios podría dañar seriamente nuestro negocio". Entre esa mala cobertura se especifican datos como la vida privada de sus fundadores, cambios en los productos o la calidad de los mismos, actividades regulatorias o las actividades de los usuarios.

En marzo, Snapchat estará en pleno ojo del huracán. El secretismo deberá dejar paso a una nueva cultura en la que su CEO, Evan Spiegel, se convertirá en uno de los veinteañeros más reclamados de la escena tecnológica mundial. Mark Zuckerberg ya tiene quien le haga competencia. Solo el tiempo dirá si Spiegel es capaz de hacerle sombra.

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