Vida y muerte de una lata de refrescos

Reportaje: Rocío P. Benavente
Lata para reciclar

Se calcula que en España consumimos unos 3,6 millones de latas de bebida al día, provenientes la mayoría de cuatro fábricas que hay en nuestro país. En el año 2014, reciclamos el 86% de esas latas, por encima de la media europea. Esta es la vida y la muerte de las latas de bebidas en España.

Cómo se hace una lata

1.

El aluminio llega a la fábrica en bobinas de 9.000 metros de longitud y 10 toneladas de peso. Se cortan en círculos que se llaman preformas, y se hacen pasar por varias anillas que los moldean, convirtiendo el círculo en un cilindro con uno de los lados cubiertos (será la base de la lata). El otro se corta para asegurarse de que todas quedan iguales. En resultado es una lata primitiva que pesa siempre 9 gramos.

2.

Estas 'protolatas' se lavan a conciencia para desengrasar su interior, y a continuación se barnizan por dentro para evitar que componentes de aluminio pasen a la bebida que van a contener. A la base se le aplica una protección especial que ayuda a su agarre y desplazamiento (pesan tan poco que si no apenas se deslizarían). Por fuera se someten a un proceso de litografía que les da el diseño y color de la marca. Se aplican entre 5 y 8 colores a un ritmo de 1.600 latas por minuto.

3.

Ya casi están listas para enviar al embotellador, solo queda darle forma al cuello y la pestaña en que se engancharán las tapas. El diámetro de la lata, que es de 72 milímetros, se reduce hasta 60 en el cuello. Esto permite ahorrar material en la fabricación de las tapas sin perder capacidad. Las tapas se confeccionan, pero se envían aparte. Será el embotellador el que, después de llenar las latas, las cierre en su planta y las deje listas para el reparto y el consumo.

Cómo se recicla una lata

4.

El vertedero y planta de reciclado de Valdemingómez, en Madrid, recibe cada día unas 100 toneladas de envases reciclables (los que tiramos en el contenedor amarillo) en camiones que descargan las 24 horas del día según terminan sus rutas de recogida por toda la comunidad. El contenido cae en enormes fosos donde las grúas lo recogen y lo sitúan en las cintas transportadoras.

5.

El primer cribado es un triaje manual (operarios que eliminan cualquier residuo que no deba estar en esa cinta), de ahí entran en un enorme tambor rotatorio donde unos mecanismos especiales abren las bolsas de basura para sacar su contenido. Después, un separador agita la basura sobre agujeros de distintos tamaños, de forma que los residuos se separen según su peso y tamaño.

6.

Para separar las latas, se utilizan distintos mecanismos magnéticos: unas cintas imantadas atraen aquellos materiales que tienen hierro al principio del proceso (sobre todo latas de conservas y similares), y un eje que crea un campo magnético repele aquellos que están compuestos en su mayor parte de aluminio (las latas de refresco, principalmente) ya hacia el final del proceso.

7.

El aluminio que resulta del proceso de reciclado está compuesto en un 75% aproximadamente de latas de refresco, y el resto está compuesto sobre todo de aerosoles, tapas de botellas de leche o residuos similares. Este material resultante es de buena calidad y se vende a otras industrias por un precio que ronda un euro el kg. En muchos casos, volverá a convertirse en latas, reiniciando la cadena.