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polonia, principal receptor de fondos UE

Jóvenes sin impuestos y 'sueldos' a vacas y cerdos: el populismo polaco lo pagas tú

En los quince años que Polonia lleva en UE ha recibido en ayudas el equivalente a 1,2 veces el PIB polaco en 2019. Su gobierno, pese a la retórica populista, aprovecha ese dinero para ayudas sociales

Jóvenes protestan en Polonia contra la "censura" del museo Nacional. (Reuters)

"La fuga de cerebros se llevó 1,7 millones de jóvenes. Así que este país les está eliminando los impuestos". El titular es de la cadena estadounidense CNN, el país es Polonia y los fondos para financiar la medida son de todos los europeos, "ese club imaginario del que no sacamos gran cosa", como definió el presidente polaco, Andrzej Duda, a la Unión Europea de la que tanto reniega.

Sin embargo, los datos muestran que la adhesión de Polonia al bloque en 2004 fue el cimiento del milagro económico del país, que encabeza la lista de beneficiados de los fondos de cohesión de la UE. Haciendo bandera del bienestar de las clases trabajadoras, el Gobierno populista polaco está aprovechando la lluvia de ayudas económicas de la Unión Europea para desplegar un ingente programa de ayudas sociales muy rentable en términos electorales, pero difícilmente sostenible en el tiempo.

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Además del plan para eliminar los impuestos a los menores de 26 años, el Ejecutivo conservador del PiS también ha reducido la edad de jubilación (de 67 a 65 para los hombres y 60 para las mujeres), aprobó el programa '500+' que da ayudas de 120 euros por hijo y planea subsidiar a los ganaderos con 23 euros por cerdo y 120 por vaca. Y todo esto sin dejar de criticar la burocracia europea y sus imperativos legales.

El coste de estas nuevas medidas supera los 30.000 millones de euros y es tan alto -incluso para una economía en buena forma como la polaca- que la propia ministra de Finanzas amenazó con dimitir por temor a que las ayudas sociales dispararan la inflación y poco después fue relevada de su puesto.

Polonia, ¿la nueva España?

En el mismo acto en el que el presidente Duda menospreciaba el aporte europeo al milagro económico polaco, también defendía que su país merece las ayudas. "Por supuesto que tenemos derecho a tener expectativas sobre Europa, especialmente hacia esa Europa que nos abandonó presa de los rusos en 1945. Pero por encima de todo tenemos derecho a gobernarnos por nosotros mismos y decidir qué Polonia debemos tener", aseguró desde la pequeña ciudad de Lezajsk -en el sureste pobre del país- el año pasado.

Y esas "expectativas" se han materializado. Desde 2007, Polonia arrebató a España la primera posición como país receptor de fondos de cohesión que ocupaba desde 1994. En sus 15 años como socio europeo, Polonia ha recibido 163.000 millones de euros y ha aportado 53.000 millones al presupuesto común, un saldo neto positivo de 110.000 millones -el equivalente a 1,2 veces el presupuesto nacional polaco para 2019 o el doble de lo que España inyectó para el rescate bancario-.

Este dinero ha servido para cuadruplicar los kilómetros de autopistas (de 550 km en 2004 a 2.000 en 2018) o sostener a los agricultores polacos (33.600 millones de euros en 15 años). Pero no para ponerse al día con sus obligaciones políticas con "el club imaginario" de Europa, que contradicen la intención del Gobierno de "crear nuevos polacos" y "recristianizar Europa" frente a una supuesta "invasión ideológica" y la “amenaza del lobby LGTB”

Lo resumió a la perfección el primer ministro Mateusz Morawiecki: "Para nosotros, el europeísmo se refiere a llenar las carteras de los polacos, no a experimentos culturales o morales".

El festival de la irresponsabilidad

Expertos advierten que estas medidas del PiS -como eliminar la carga fiscal a dos millones de jóvenes- están hipotecando el futuro económico de Polonia. El programa '500+' ha costado casi 20.000 millones de euros, a los que habrá que sumar al menos otros 10.000 millones de otros planes. La inyección de liquidez crea la sensación entre los consumidores de un aumento de su poder adquisitivo pero, al mismo tiempo, aumenta la dependencia de unos fondos que no van a durar siempre

En términos macro, cada polaco ha recibido más de 2.000 euros desde que su país se incorporó a la Unión Europea y gracias a estos fondos de cohesión, se liberan recursos presupuestarios para las ayudas sociales. Pero mientras los economistas aconsejan invertir estos fondos en programas estructurados, formación o infraestructuras públicas, para el gobierno polaco es más rentable políticamente lanzar medidas que los electores asocien directamente con su gestión. El objetivo, según analistas, es crear una red para captar y mantener votos, más que subsanar desigualdades sociales

En Polonia se puede ver algunos coches de gran lujo que lucen una pegatina con un texto en clave de humor “pagado con el programa 500+”

La realidad es que el programa 500+ para incrementar la natalidad en Polonia ha fracasado y la población del país sigue disminuyendo. El plan en realidad anima a tener hijos a las parejas que ya lo tenían previsto, pero no impulsa a tenerlos a quienes no consideraban esa posibilidad, según explica Irena Kotowska, profesora de la facultad de Economía de Varsovia.

"Cuando se acercan las elecciones, aumenta la presión para gastos sociales", dijo un miembro del Banco Central polaco en una entrevista con Reuters, en la que advertía que "la retórica de una muy buena situación económica" incrementa la presión para impulsar gastos sociales. Para Marek Belka, ex gobernador del banco emisor y ex ministro de Economía, esta política es un “festival de irresponsabilidad”.

Ejército y agricultores, prioridades del gobierno

En 2018, decenas de padres con hijos discapacitados acamparon durante días en los pasillos del Parlamento polaco pidiendo una ayuda de 500 zlotys (112 euros). "Simplemente no hay dinero para eso", los despachó la Oficina del primer ministro. Poco después, cuando los agricultores se manifestaron en Varsovia exigiendo ayudas económicas, obtuvieron más de 210 millones de euros. ¿La diferencia? Los votos. En Polonia hay más de 10.000.000 trabajadores en el sector de la agricultura y ganadería.

Del mismo modo, la masiva huelga de profesores que se prolongó durante semanas justo antes del fin del curso terminó convirtiéndose en un pulso entre el Gobierno y los docentes, un grupo laboral tradicionalmente incómodo para los conservadores. En Polonia, una maestra nacional empieza cobrando menos que una cajera de supermercado. Pero la respuesta del Ejecutivo a los maestros fue: "El Estado no puede permitirse tal despilfarro". Un miembro del ejecutivo llegó a sugerir a las maestras que, si querían ganar más, deberían tener más hijos.

Pero en los presupuestos de este ejercicio sí hubo recursos para incrementar más de un 8% su gasto militar -uno de los pocos países de la OTAN en Europa, junto con Grecia, Estonia y el Reino Unido, que destina el 2% o más de su dinero para defensa, como reclama el presidente estadounidense Donald Trump-.

Un milagro en ciernes

El PIB per cápita de Polonia (en paridad de poder adquisitivo- PPA) se ha disparado un 130% desde que comenzó el milenio, mientras que la tasa de paro ha caído desde 21% de 2004 hasta conseguir el 3,5% el año pasado -el quimérico "pleno empleo" en una economía postcomunista-. Incluso se libró de la recesión durante la crisis financiera global y cerró 2018 con una expansión superior al 5%. Pero el milagro económico polaco podría estar tocando a su fin. Al menos según el Fondo Monetario Internacional.

"La economía (de Polonia) ha experimentado la expansión económica más larga del mundo, con 25 años de crecimiento", dijo el FMI en un reciente informe sobre el país. "Pero en el largo plazo, una población en edad de trabajar decreciente, la debilidad de la inversión privada y un crecimiento de la productividad tibio moderarán el crecimiento económico", avisa el ente multinacional.

Además, el crecimiento continuado de la economía no ha estado seguido por una mejora de la calidad de los servicios públicos. Por ejemplo, los tiempos de espera para ser atendido por un especialista son cada vez más altos: siete meses para cardiología, once para ortopedia, unos ocho meses para un escáner y hasta 27 meses para una consulta de endocrinología, según la fundación independiente WHC. Y ante las quejas de una posible falta de plazas para enseñanza media, un miembro del gobierno replicó que los padres "podrían llevar a sus hijos a escuelas privadas en el extranjero".

Los criterios para acceder a estas ayudas no tienen en cuenta la renta, bienes ni circunstancias de quienes las perciben. Esto provoca que surjan casos llamativos como el de la millonaria Izabella Lukomska, que tiene seis hijos y presume de percibir esa ayuda. En Polonia se puede ver algunos coches de gran lujo que lucen una pegatina con un texto en clave de humor "pagado con el programa 500+".

Para Tomasz Kasprowicz, economista de Res Publica, el actual gobierno polaco debería redistribuir la riqueza de una manera racional, crear un tejido social resistente a las crisis y una red de infraestructuras duradera: "Pero no saben hacerlo. Así que en vez de eso están simplemente dándole el dinero a la gente".

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