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La gran cibermuralla rusa: radiografía de la desconexión de Occidente

Según el gobierno, es un mecanismo para casos de emergencia nacional o ataques cibernéticos, pero la idea ha generado protestas en los últimos días

Protestas en Moscú por el control de Internet por parte del Kremlin. (Reuters)

Rusia ultima una ley para desconectar al país de la red global de internet. Según el gobierno, es un mecanismo para casos de emergencia nacional o ataques cibernéticos desde el exterior, pero la idea ha generado protestas en los últimos días. Muchos ciudadanos creen que el Gobierno se prepara para aislar el país. En los últimos 12 meses Rusia ha puesto en marcha nuevos mecanismos para limitar el uso de internet. Moscú pisa el acelerador justo ahora, en un momento en el que la popularidad de Putin está bajo mínimos en torno al 64%.

La idea muestra que el país entiende el ciberespacio como nuevo terreno de conflicto en un posible escenario bélico. Los propios autores de la ley reconocen que con ella se podrá “limitar el flujo de datos al extranjero”.

Ahora queda el visto bueno del senado y la firma de Putin. Pero el recorte en libertades no se ha quedado ahí. Al mismo tiempo, y por amplia mayoría, el senado ruso ha dado luz verde a dos polémicas leyes. Una prohíbe la difusión premeditada de noticias falsas en Internet. La otra, las ofensas a símbolos y poderes del estado.

En realidad la carrera para tratar de controlar RuNet, el nombre que recibe el segmento ruso de internet, se recrudeció hace poco más de un año. El Gobierno ruso se propuso prohibir Telegram. Según el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), esta aplicación había sido ampliamente usada por terroristas. Se empleó, por ejemplo, para organizar el atentado en el metro de San Petersburgo en abril de 2017, que se saldó con 15 muertos.

En abril de 2018 un tribunal de Moscú ordenó bloquear la aplicación de mensajería instantánea por la negativa de su fundador, Pavel Durov, a traspasar a los servicios de seguridad las claves de descifrado de la correspondencia de sus usuarios. Pero con las claves las autoridades podrían acceder a los mensajes de cualquier usuario, así que Durov se negó. La fachada del FSB, en el céntrico barrio de Lubyanka, vivió su primera protesta de aviones de papel, el símbolo de Telegram.

Cacería de IP's fallida

El juego del ratón y el gato ha durado meses, generando daños colaterales. Para eludir el bloqueo, Telegram empezó a usar el alojamiento de la empresa de comercio electrónico Amazon, los gigantes tecnológicos Google y Microsoft y otras compañías. Comenzó en ese momento una cacería de direcciones IP utilizadas por Telegram. Al tratar de desconectar Telegram en Rusia, terminaron eliminando cientos de sitios no relacionados. Desde tiendas minoristas a bancos, pasando por web de divulgación y sistemas de venta de billetes de avión.

Protestas en Moscú ante el control del Internet por parte del Kremlin. (Reuters)

Ha transcurrido un año y Telegram sigue funcionando. Incluso destacados funcionarios del gobierno lo usan. En enero Roskomnadzor, que supervisa las comunicaciones en Rusia, pareció darse por vencido e informó que desbloqueó 2,7 millones de direcciones IP de Amazon y más de 130.000 direcciones IP de Microsoft, que habrían sido usadas para asegurar el funcionamiento de Telegram. Los informáticos habían ganado el primer asalto a los funcionarios, que antes sí habían logrado cobrarse una buena pieza, LinkedIn. La red de profesionales sigue sin funcionar en Rusia.

“Rusia tiene miles de ingenieros de telecomunicaciones, tipos excepcionales que tienen un deseo innato de crear, pero sus talentos están directamente inhibidos por las decisiones de prohibir completamente la tecnología”, lamenta Yury Morozov, CEO de BubbleTone. Este servicio de mensajería, como Telegram, incluye encriptación de extremo a extremo, otro dolor de cabeza para Moscú.

Desenganche temporal

Ahora la nueva apuesta del gobierno es más global: la polémica “desconexión en caso de crisis”. Se está trabajando en un proyecto de ley que requeriría que el tráfico y los flujos datos web de Rusia se redireccionen a través de puntos controlados por el estado. Esto implica la creación de un Sistema de nombres de dominio que tendría carácter nacional. Incluso se llegó a hablar de un ‘desenganche’ temporal le posibilitaría a Moscú medir sus capacidades de funcionamiento aislado de las redes.

"Es probable que el resultado final sea que impere en Rusia un sistema parecido al chino, con una Internet que está efectivamente aislado

Este mes 16 personas fueron detenidas en Moscú poco antes del inicio de una protesta contra esta ley de desconexión de internet. David Spencer, un analista de VPN Compare, cree que “es probable que el resultado final sea que impere en Rusia un sistema muy parecido al que sufren las personas en China, con una Internet que está efectivamente aislada del resto del mundo por una combinación de censura extrema y cibervigilancia”.

En este contexto, no es extraño que Moscú pusiese su diana en las VPN, que permiten publicar contenido y comentar online sin temor a represalias estatales circunvalar la web nacional. A pesar de que las VPN están oficialmente prohibidas en Rusia, todavía están disponibles. Pero con la legislación que se está preparando todo cambia. Al forzar que contenido pase a través de los puntos de datos controlados por el estado, se podría dificultar el uso de una VPN en Rusia.

En el país se han dado diversos casos castigos por el contenido de posts en redes sociales. El año pasado se conoció el caso de una mujer joven que enfrenta la cárcel por compartir ‘memes’ en las redes sociales. Maria Motuznaya, una joven de 23 años de la ciudad de Barnaul en Siberia, fue incluida en la lista oficial de extremistas y terroristas de Rusia. En uno de los chistes que compartió se ve a varias monjas fumando: "¡Rápido, ahora que Dios no mira!”, reza el texto.

La policía la acusó de "insultar a la gente" al publicar memes satíricos en su página de perfil en VKontakte o VK, la red sociale más grande de Rusia. “Hubo varios memes, imágenes de temas religiosos, que tratan sobre la Iglesia Ortodoxa Rusa en particular, pero yo nunca he sido fascista y el caso no se sostiene”, explica desde Vilnius (Lituania) Motuznaya, que ha cambiado su imagen de portada por una en al que se lee: “Make memes, not war”.

Cárcel para comentarios 'online'

Castigar por likes a los llamados ‘contenidos de odio’ fue el siguiente paso de los legisladores, aunque el proyecto de ley inicial se ha suavizado. Ahora el Parlamento ruso ha aprobado una norma que permite a los tribunales encarcelar a la gente que en sus comentarios ‘online’ incurra en "falta de respeto" a los funcionarios del gobierno o del estado, incluido el presidente El Parlamento también otorgará a las autoridades el poder de bloquear páginas web que publiquen "noticias falsas". Tendrán que ser borradas de inmediato.

Pero la calle se resiste. Hace unos días, un retrato del ruso Pavel Durov vestido como un santo se alzaba sobre la multitud en la última concentración por la libertad en Internet que ha habido en Moscú. Este empresario de Internet abandonó Rusia en 2014 y ahora vive en un exilio autoimpuesto. A la revuelta ya no le faltan ni sus mártires.

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