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son el pilar del régimen de maduro

Todos los ojos en el ejército: así son y así piensan las Fuerzas Armadas Bolivarianas

¿Habrá un pronunciamiento de militares descontentos con el Gobierno de Nicolás Maduro? ¿Optarán por luchar si se produce una intervención militar extranjera? El ejército venezolano es algo peculiar

Soldados venezolanos con pinturas de camuflaje marchan durante un desfile para celebrar el 205º aniversario de la independencia, el 5 de julio de 2016. (Reuters)

Es el actor clave en la actual crisis de Venezuela, la pieza que falta para resolver un puzle que nadie sabe muy bien cómo culminar. La oposición ha llamado este sábado a los ciudadanos a echarse a las calles contra el régimen del presidente Nicolás Maduro, pero mientras éste tenga detrás al ejército, las posibilidades de sacarle del poder son remotas. El líder opositor y autoproclamado presidente interino Juan Guaidó lo sabe muy bien, y basa su estrategia en socavar a las fuerzas armadas desde abajo, instando a que los venezolanos de a pie convenzan a sus conocidos y parientes militares de que abandonen a Maduro.

Esta semana Guaidó lo volvió a dejar claro en un artículo de opinión publicado en el 'New York Times': "La transición necesitará el respaldo de sectores clave de las fuerzas armadas. Nos hemos reunido con militares y funcionarios de seguridad a través de canales clandestinos y hemos ofrecido una amnistía para aquellos que no hayan cometido crímenes de lesa humanidad. El retiro del apoyo militar a Maduro es decisivo para el cambio de gobierno y la mayoría de los efectivos militares y de las fuerzas de seguridad sabe que las actuales penurias son insostenibles". Por eso, todos los ojos están ahora puestos en el ejército, cuyas características le convierten en una fuerza militar algo peculiar, distinta de otras instituciones castrenses en América Latina.

Para empezar, Venezuela ha tenido un sistema nominalmente democrático de forma ininterrumpida desde 1958, lo que significa que los militares, a diferencia de en otros países de la región, están acostumbrados a estar sometidos al poder civil. Además, en Venezuela las guerrillas marxistas fueron residuales, lo que según algunos estudiosos evitó que el ejército fuese sometido al poderoso adoctrinamiento anticomunista que se impuso en los de países como Argentina, Brasil, Colombia o Bolivia.

De hecho, la generación de oficiales a la que pertenecía Hugo Chávez y las posteriores fueron entrenadas en la Academia Militar Venezolana y no en la conocida Escuela de las Américas (el centro de entrenamiento militar estadounidense situado primero en Panamá y posteriormente en Fort Benning, Georgia, conocido como la "Academia de Dictadores", de la que salieron numerosos personajes siniestros, desde el jefe de la policía política de Pinochet, Manuel Contreras, al líder de los escuadrones de la muerte en El Salvador, Roberto D’Aubisson, pasando por el 'hombre fuerte' de Panamá Manuel Noriega, el terrorista de ultraderecha Luis Posada Carriles y varios jefes de la junta militar argentina). La única excepción notable es la del actual Ministro de Defensa venezolano Vladimir Padrino López, quien realizó un curso de Operaciones Psicológicas en Fort Benning en 1995.

El Ministro de Defensa Vladimir Padrino López con Nicolás Maduro durante un desfile en Caracas, el 23 de junio de 2017. (Reuters)

Bolívar antes del bolivarianismo

A esto hay que sumar la influencia del padre de la patria y fundador del propio ejército venezolano, Simón Bolívar, muy anterior a la promoción del llamado "bolivarianismo" entre las filas castrenses. "La Fuerza Armada Nacional Bolivariana se ve a sí misma como la institución que ha heredado el legado de Simón Bolívar y su liberación de cinco naciones en Sudamérica entre 1810 y 1825. De este modo, una identidad central de la FANB es como liberadores, como recoge el lema del ejército, 'Forjador de Libertades'", afirman Brian Fonseca, John Polga-Hecimovich y Harold A. Trinkunas en un estudio de la Universidad Internacional de Florida (FIU) sobre los militares venezolanos. A este sentimiento "antiimperialista" ha intentado apelar Nicolás Maduro estos días ante las especulaciones sobre una posible intervención armada en Venezuela. En un escenario semejante, no es descartable que muchos de los mismos militares hoy descontentos con el chavismo dejen a un lado sus agravios y opten por enfrentarse a una fuerza invasora extranjera.

Y, pese al calamitoso estado en el que se encuentra el país, el ejército venezolano sigue siendo un rival formidable. En la actualidad cuenta con más de medio millón de efectivos, superando incluso a Brasil pese a contar con una población siete veces menor. Además, en los últimos años Rusia le ha proporcionado armamento moderno, incluyendo artillería, vehículos y aeronaves modernas. China, por su parte, ha aportado equipos de comunicaciones, uniformes, radares, vehículos blindados, aviones y helicópteros, según la ONG Control Ciudadano, que monitoriza la actividad de las fuerzas armadas.

Durante los años de Hugo Chávez, que nunca pudo sustraerse a su propia mentalidad militar, el ejército cobró un impulso gigantesco: el presupuesto de Defensa creció un 155% entre 2008 y 2016, pese a una caída del 45% del PIB en el mismo período, según datos de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina. Chávez, además, trató de promover lo que él llamaba "la alianza cívica-militar", mediante la que los militares pasaban a ocupar un papel prominente en tareas de construcción social, desde la edificación de viviendas a la participación en actividades comunitarias.

"El presidente Hugo Chávez y su sucesor Nicolás Maduro han intentado vincular las fuentes tradicionales de la identidad militar a los preceptos ideológicos del partido gobernante. Chávez planteó una nueva forma de pensar para la FANB, afirmando que el papel de las fuerzas armadas como forjadores de libertades debería enfatizar la defensa de las libertades sociales, los pobres y los marginados", afirman los expertos en el informe de la FIU. "El ejército se ha vinculado directamente a la defensa del proyecto político del Gobierno, el bolivarianismo. Esto queda ejemplificado por la adopción en 2008 del lema '¡Patria, Socialismo o Muerte! ¡Venceremos!' que acompaña los saludos militares, y en el renombramiento de la Fuerza Armada Nacional como Fuerza Bolivariana", indican.

Dos partidarias del chavismo durante una exhibición en la Academia Militar venezolana, en Caracas, en marzo de 2013. (Reuters)

¿Lealtad a quién?

"Para mucha gente, estos cambios representan una transformación positiva de los militares de ser una fuerza cerrada y largamente opresiva a ser una institución más abierta y con mentalidad cívica. De hecho, para los partidarios del Gobierno el nuevo ejército es una fuente de orgullo y patriotismo", opina la antropóloga e investigadora noruega Iselin Asedotter Stronen, autora del informe 'Una alianza cívica-militar: Las fuerzas armadas venezolanas antes y durante la era de Chávez'. "Sin embargo, estos cambios también han provocado una profunda preocupación entre los críticos del Gobierno. Mantienen que el nuevo papel del ejército en Venezuela representa una connivencia altamente problemática entre los poderes militar, político y económico, y que el ejército se ha convertido en una fuerza represiva potencial —y en ciertas ocasiones, de facto— al servicio del Gobierno", señala.

Expandir

"El enmarcado ideológico del ejército como los custodios de la llamada Revolución Bolivariana ha levantado preocupación sobre si la lealtad de los militares reside en el Gobierno o en la nación en su conjunto", indica Asedotter Stronen. "La FANB ha sido vista de forma mayoritariamente favorable por la sociedad venezolana. Sin embargo, a medida que el ejército se ve cada vez más asociado con la supervivencia del régimen chavista y la ejecución de sus políticas, así como se da más publicidad a las conexiones con la corrupción, estas visiones societarias de la FANB están declinando, en particular entre los opositores al régimen", escriben Trinkunas, Fonseca y Polga-Hecimovich.

A ese sentimiento, precisamente, apeló esta semana la esposa de Guaidó, Fabiana Rosales, en un vídeo colgado en las redes sociales: "¿Te parece justo que un gobierno haya ensuciado la reputación y el prestigio del uniforme al punto de que ya no lo quieran usar en público? ¿No recuerdas cuando veías a los cadetes en cualquier ciudad con sus novias y a los oficiales de gala llevando a sus hijas al altar o acompañando a sus hermanas, o sus primas orgullosas de quienes habían logrado entrar a la Fuerza Armada?". La incógnita, ahora, es si ese malestar será más fuerte que dos décadas de imposición de ideología bolivariana en el seno del ejército.

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