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Guindos aspiró a sucederle en el cargo

Dijsselbloem salva el trono del Eurogrupo pese a su descalabro electoral en Holanda

La debacle sufrida por los socialdemócratas del PvdA en las elecciones celebradas este miércoles complica que Dijsselbloem siga en el futuro Gobierno neerlandés

El presidente del Eurogrupo, junto a la ministra de Finanzas de Suecia. (EFE)

Hecha la ley, hecha la trampa. El holandés Jeroen Dijsselbloem podría conservar su cargo como presidente del Eurogrupo, incluso si deja de ser ministro en su país. Hasta ahora, el mantra era que las normas internas del influyente foro que reúne a los responsables de Economía y Finanzas de los países de la eurozona solo permiten que uno de ellos ocupe el cargo. Pero este miércoles, un alto funcionario de la eurozona ha abierto la puerta que permitiría a Dijsselbloem aferrarse a la silla: “Las reglas en vigor dicen que el candidato a presidente del Eurogrupo tiene que ser ministro de Finanzas, pero eso no tiene impacto en la continuidad de Dijsselbloem”. Dicho de otro modo: para presentarse al cargo, tienes que ser ministro. Pero si dejas de serlo durante tu mandato, puedes seguir en el puesto.

La debacle sufrida por los socialdemócratas del PvdA en las elecciones celebradas este miércoles complican que Dijsselbloem siga en el futuro Gobierno neerlandés. Mientras el primer ministro, el conservador Mark Rutte, ha logrado salvar los muebles, a los socialdemócratas les ha pasado factura su participación en el Ejecutivo, con una caída de 38 escaños a nueve. Incluso en el caso de que la aritmética política, esa ciencia inexacta, haga sitio al PvdA en el próximo, tendrá poco peso como para reclamar una cartera tan importante como la de Finanzas.

Antes de los comicios, Dijssebloem ya tenía todo a su favor para finalizar su segundo mandato, que expira a principios del próximo año. Pero el argumento era diferente: la formación de Gobierno en Holanda es un ejercicio que lleva meses. Y el fragmentado panorama político que atraviesa el país, reflejado en los resultados, complica un posible acuerdo. Hasta entonces, Dijsselbloem continúa en funciones, lo que se espera que le permita seguir también al frente del Eurogrupo hasta enero. Pero incluso si se lograra antes un consenso entre al menos cuatro fuerzas (las mínimas necesarias), la nueva interpretación de las normas internas podría dar al político holandés una excusa para mantenerse en el puesto.

Un asiento codiciado

Las palabras del alto funcionario pueden interpretarse como una llamada de atención a los propios ministros del Eurogrupo para que no pierdan los papeles e inicien ahora una campaña para lograr la presidencia. El mal resultado del PvdA que ya anticipaban las encuestas dio pie a nuevas quinielas, en las que figuran dos nombres: los del ministro español de Economía, Luis de Guindos, y su homólogo eslovaco, Peter Kazimir. Por el momento, ambos han tratado de restar importancia a los rumores. “Especular no tiene el más mínimo sentido”, decía el pasado 26 de enero De Guindos a su paso por Bruselas, mientras Kazimir, conocido por sus salidas de tono durante la crisis griega, aseguraba que es de mala educación hablar de la sucesión de “Jeroen I” mientras “sigue vivo”.

Jeroen Dijsselbloem. (EFE)

Kazimir incluso se mostró partidario de asegurar que Dijsselbloem siga al frente del Eurogrupo en este año electoral: “Debería continuar. No importa el resultado de las elecciones holandesas, no es lo más importante. Especialmente en un año como este, de tantas elecciones, necesitamos continuidad y estabilidad”. Lo cierto es que nadie quiere sorpresas ante la proximidad de los comicios presidenciales en Francia, con la amenaza de Marine Le Pen, y la cita de los alemanes con las urnas este otoño. Y esto dificulta también que se discuta la creación de una presidencia permanente del foro, una opción que podría abrir la puerta a la permanencia de Dijssebloem, quien se ha ganado el respeto de buena parte de sus colegas durante la gestión de algunos de los momentos más tensos de la crisis griega.

España, con argumentos, pero pocas opciones

Durante su campaña para hacerse con la presidencia del Eurogrupo, De Guindos mostró que España tiene buenos argumentos para reclamar el puesto. El primero: que el país está infrarrepresentado en las altas esferas de la Unión Europea en relación con su peso entre los Veintiocho. Con la salida de Reino Unido y la apuesta del presidente español, Mariano Rajoy, por reforzar la voz de España en Europa, este factor ha cobrado aún más importancia. Rajoy quiere recuperar el terreno perdido desde hace una década y, especialmente, durante el rescate bancario, que colocó a España la etiqueta de 'deudor' de sus socios. Y ya se está maniobrando para ello, también de cara a la presidencia del Eurogrupo.

Con Italia haciendo equilibrismos políticos y rezando por que su banca no le cause un disgusto mayor, España puede reivindicarse como un socio clave para un futuro que la Unión Europea debe ahora definir, mientras negocia con Reino Unido su salida del bloque. Y pedir que se le reconozca como tal. Además, conceder a un español la presidencia del Eurogrupo permitiría convertir España en un 'alumno ejemplar' y mostrar que los esfuerzos hechos sobre la crisis dan sus frutos, en un periodo en el que la retórica antieuropea cotiza al alza. También es importante tener en cuenta que De Guindos posee una buena experiencia en el foro, ya que es el segundo ministro que más tiempo lleva en su cartera, solo por detrás del alemán Wolfgang Schäuble.

Y sin embargo, pese a todo esto, España cuenta con pocas opciones para hacerse con el puesto. El motivo es el malogrado equilibrio entre familias políticas a la hora de repartir los principales puestos comunitarios. La reelección del polaco Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo y la victoria del italiano Antonio Tajani al frente de la Eurocámara, en sustitución del socialdemócrata Martin Schulz, se unen al hecho de que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, pertenece también al Partido Popular Europeo. Trío de conservadores. En esta situación, es difícil arrebatar otro cargo clave a los socialdemócratas para dárselo a De Guindos. Y no hay que perder de vista que, aunque a más de uno le haga subir las cejas, el posible adversario del ministro español, Kazimir, comparte familia política con Dijsselbloem.

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