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"HOLANDA ES DE TODOS LOS QUE VIVEN EN EL PAÍS"

Elecciones en Holanda: Jesse Klaver, el 'Trudeau holandés' que planta cara a Wilders

El líder del Partido Verde está teniendo un progreso meteórico en las encuestas y ha cuadruplicado la intención de voto para el partido. Algunos le ven como futuro primer ministro en coalición

Jesse Klaver, en el centro, durante un debate televisivo con otros candidatos, el 26 de febrero de 2017. (EFE)

Algunos lo consideran la joven promesa política, o el “John F. Kennedy de los Países Bajos". Otros lo ven como el “Justin Trudeau holandés". Mientras que sus más fervientes detractores lo califican de “arrogante” político. Sin embargo, las encuestas, y los holandeses, lo consideran sobre todo el “antídoto” al populismo y la alternativa a la creciente xenofobia generada por el ultraderechista Geert Wilders. Se llama Jesse Klaver, también conocido como 'el Jessiah' (un juego de palabras entre su nombre y la palabra inglesa para 'mesías'), y es el líder de los Verdes en Holanda. Cada semana arrasa en los sondeos, acercándose cada vez más a los partidos de siempre.

“Hay muchas maneras de hacer política para alcanzar nuestros objetivos, pero no voy a comprometer mis principios: reducir la desigualdad, tratar a todos por igual en Holanda y reducir el cambio climático”. Mientras Wilders es comparado con Donald Trump, Klaver (Brabante, 1986) es considerado por los suyos como el Justin Trudeau de los Países Bajos, y no solo por las similitudes físicas que algunos encuentran entre ambos. El candidato de GroenLinks es defensor de la Unión Europea, las libertades constitucionales, la recepción de los refugiados, la inmigración y la multiculturalidad que tanto caracteriza al país del que le gustaría ser primer ministro tras las elecciones del 15 de marzo.

Un progresista holandés que intenta equilibrar la balanza en un país tradicionalmente tolerante, pero amenazado con la posible victoria de un populista cuyas promesas se centran en “desislamizar” los Países Bajos, expulsando a la “escoria marroquí”, cerrando mezquitas y prohibiendo el Corán, "el 'Mein Kampf' del islam", según Wilders. El programa electoral de Klaver es uno social, tolerante y de unidad nacional, que se centra en poner la gestión de la educación en manos de los alumnos y profesores, en modernizar el sistema de seguridad social y laboral, en imponer una cuota de mujeres en el Parlamento, en promover la integración de los inmigrantes y la protección del medioambiente. “Hay una corriente subyacente en la sociedad que tiene suficiente odio, miedo y división, lo único que hacemos en GroenLinks es dar espacio a esas personas para tener una voz, más unidad y organización”, dijo Klaver en una entrevista con la prensa holandesa.

El partido ecologista GroenLinks fue fundado en 1990. Actualmente, cuenta con tan solo cuatro escaños en el Parlamento, pero hay quien prevé que pueda alcanzar los 20 diputados en las próximas elecciones. Habitualmente ha sido uno de los partidos de izquierdas que se llevaban muchos votos de castigo. Y en el actual panorama político, no va a ser menos. En un contexto de enfado social con el sistema político tradicional, GroenLinks está despertando un especial y creciente interés entre los votantes, en concreto los más jóvenes. 'Es hora del cambio', reza el lema de campaña electoral elegido por Klaver, que también suele repetir ante sus masas un "Het kan wel" (sí se puede), robando el ímpetu y el optimismo del estadounidense Barack Obama para animar a los suyos.

"Planes reales, no chivos expiatorios"

Estableciendo este marcado contraste político en la Holanda de Wilders, Klaver es el único que ha logrado escapar al populismo en el que ha caído hasta el actual primer ministro, Mark Rutte, en su afán por la reelección y la búsqueda de votos. “Al que no le gusten las normas y los valores holandeses, puerta”, dijo el actual jefe de Gobierno. El progresista de los Verdes lamentó que Rutte intentara parecerse a Wilders y le acusó de ejercer “una política fea que socava la confianza” de los ciudadanos. “Es tan escurridizo como una anguila. Hemos tenido un primer ministro que no estaba gobernando para todos los holandeses”, criticó Klaver.

El ecologista representa no solo la esperanza de los ciudadanos desencantados con la gestión y la falta de compromiso de los dirigentes holandeses, sino también una salida al “populismo barato” que reina estos últimos meses. “La gente ya no quiere que sus compatriotas sean calificados como escoria. Están preocupados por otros temas, como el futuro de sus hijos, la buena enseñanza, la vivienda, la disponibilidad de un trabajo flexible. La gente quiere planes reales, no chivos expiatorios”, añadió en una entrevista con el diario holandés 'NU'.

El partido de los GroenLinks está dispuesto a unir fuerzas con los Liberales del VVD, Llamada Democristiana (CDA), Demócratas 66 y los Laboristas del PvdA. Ningún partido podrá gobernar solo. Sería muy extraño que en estas elecciones el populismo, o cualquier otro rival, logre romper la naturaleza del sistema político holandés, que siempre ha exigido negociar una coalición para poder formar un Gobierno. Por tanto, el apoyo de los Verdes será más que necesario durante los próximos cuatro años para formar una fuerza que frene a Wilders. Hay voces que incluso sitúan a Klaver como el futuro primer ministro de los Países Bajos, especialmente teniendo en cuenta que Holanda “está un poco harta de Rutte”, como dijo Sybrand Buma, de CDA. De hecho, según un estudio publicado esta semana, la diferencia en las urnas entre los liberales y los Verdes no será tan grande y la pelota del futuro Gobierno podrá estar entre Rutte y Klaver.

En este sentido, el líder de los Verdes tiene ambiciosos planes para los Países Bajos: un gran pacto de coalición formado por todos los partidos de izquierda holandeses. Incluido —si no queda remedio, dijo— el grupo del actual primer ministro, Mark Rutte, del VVD. “En Holanda, un país de coalición, se necesita cooperar y comprometerse”, dijo Klaver. Sin embargo, hasta ahora solo ha recibido la ironía de sus rivales. “Es un estratega imprudente”, dijo Alexander Pechtold, de Demócratas 66. Igual fue la reacción de Buma, quien se mostró reacio a tender la mano al ecologista.

Klaver es un luchador nato contra el racismo. Su padre es un holandés de origen marroquí, su madre una holandesa de raíces indonesias, que le tuvo cuando contaba 20 años. Klaver es su apellido materno, Feras el paterno. El joven Jesse creció en una vivienda social en Roosendaal, en el sur de Holanda, sin su padre y pasando el mayor tiempo con sus abuelos maternos. Lo que explica su preferencia en usar el nombre de su madre y su abuelo, con los que vivió y creció. Empezó Ciencias Políticas en la Universidad de Ámsterdam (2008-2009), aunque nunca terminó sus estudios allí. Ya tenía entonces un grado en Estudios Sociales, lo que le permitió ser miembro del Consejo Económico Social con tan solo 23 años, convirtiéndose en el más joven en sentarse en el consejo. Klaver fue nominado en 2010 como “talento político del año” por los periodistas políticos y en 2013 fue elegido el mejor político joven, pues por ese entonces tenía 27 años. Pocos son los detalles que se conocen sobre su vida privada. Jesse Klaver está casado, tiene dos hijos y vive en La Haya desde que obtuvo un escaño en el Parlamento holandés. Cuando se libra de sus obligaciones políticas, se dedica a cocinar, correr o ir al teatro.

"Un holandés producto de la inmigración"

Aunque ha dejado la cocina y el cine para otro momento. Empezó su campaña hace dos semanas, y en cuestión de unos meses, Klaver ha logrado lo que ningún otro líder de los Verdes: cuadruplicar el apoyo nacional a su partido, situándose entre los cinco más votados de cara a los comicios del 15 de marzo y por ende, convirtiéndose en un apoyo necesario para la formación de una coalición de gobierno dentro de dos semanas. Un treintañero con una importante experiencia política. Fue presidente de la liga juvenil del Sindicato Nacional Cristiano. Ejerció de portavoz de Asuntos Sociales, Empleo y Educación y fue jefe de campaña en las elecciones parlamentarias de 2012, cuando buscaba la victoria de Bram van Ojik, una de las voces más fuertes de los Verdes, y de quien Klaver heredó el cargo al mando del partido en 2015. Es miembro del Parlamento desde 2010, aquel año en que la política holandesa se tiñó de euroescepticismo debido a las exigencias de austeridad que Bruselas impuso a Holanda para levantar cabeza de la crisis económica.

Su perfil está suscitando tanto interés estas semanas que el suyo es el nombre del político holandés más buscado en Google, arrebatándole el puesto número uno al polémico Wilders, quien se encuentro en segundo lugar, antes del primer ministro, Mark Rutte, o el líder de 50Plus, Henk Krol. Las cinco principales preguntas que se han hecho sobre el líder incluyen su edad, el perfil de sus padres, o su nombre completo. “Estoy bastante sorprendido porque en las redes sociales la gente me está diciendo que me vuelva a mi propio país o 'no voy a votar por ti porque eres marroquí”, lamentó Klaver, en el debate electoral televisado el pasado fin de semana. El ecologista intentó mandar un mensaje de tolerancia y pidió a los votantes holandeses “no juzgar a las personas sobre la base de sus orígenes sino por lo que representan para el futuro”. Advirtió de que los Países Bajos es “un país de inmigrantes” y recordó que él es un holandés “producto de la inmigración”.

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Además, intentó poner el foco en otras cuestiones, más allá de la inmigración. Holanda tiene otros problemas, dijo. “No tengo ninguna política para las personas con antecedentes migratorios, somos todos holandeses y debemos ser tratados de igual manera. Hay que luchar contra la discriminación”, advirtió el político, al ser preguntado sobre sus intenciones hacia la inmigración en los próximos cuatro años. El ‘Jessiah’, la esperanza holandesa, también promete recuperar los Países Bajos, pero de manos del populismo.

En un momento de confesiones en un programa de humor, Klaver reconoció que ni Barack Obama ni Justin Trudeau son sus héroes políticos. Eso a pesar de que últimamente le gusta alardear en los medios de sus orígenes extranjeros a lo Obama, o parecerse al canadiense en las formas. Su mejor ejemplo a seguir, dijo Klaver, es el expresidente estadounidense John F. Kennedy. También se conoce que su sueño, hasta los 16 años, era ser un millonario, aunque ahora parece que su avaricia ya está curada. “Los millonarios de los Países Bajos deben pagar más impuestos”, repite Klaver, el político más joven que pasea por el Parlamento como diputado, y que ahora asciende en las encuestas acercándose cada vez más al puesto de primer ministro de Holanda.

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