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UNA LEY SUAVIZA LOS REQUISITOS PARA LA POSESIÓN

Brasil se arma hasta los dientes frente a la violencia

Más de 40.400 personas murieron en Brasil en 2012 víctimas de armas de fuego. Una ley suavizará los requisitos para poseer un arma. Para los críticos, busca satisfacer las ambiciones de la industria

Un miembro de una banda de narcotraficantes, apodado Petardo, posa para una foto en un colina de una favela de Salvador de Bahía (Reuters).

Frente a la violencia, ¡ármate! Esta parece ser la lógica que sigue una mayoría de congresistas brasileños. Una comisión parlamentaria acaba de aprobar un proyecto de ley que permitirá registrar gratuitamente la primera arma y reducirá de 1.000 a 300 reales la tasa para adquirir la licencia, es decir, de 244 a 73 euros.

El proyecto, que todavía tiene que pasar por el filtro del Senado, reduce un 70% todas las tasas administrativas para legalizar las armas y rebaja la edad mínima para portarlas de los 25 a los 21 años. “La nueva normativa corrige el cobro de valores extorsivos, que no solo vuelven prohibitivo el acceso a las armas de fuego al ciudadano de menor poder adquisitivo, sino que también representan una forma ilícita de enriquecimiento del poder público”, afirma el diputado Laudívio Cardalho en el informe parlamentario que propugna estos cambios.

Curiosamente, la semántica brasileña añade un toque surrealista al asunto. Este proyecto de ley pretende alterar el estatuto de desarme, es decir, el marco legal que regula desde 2003 la matriculación de la primera arma por parte de privados, entre otros asuntos. La paradoja es que la ley que va a permitir que la población se arme hasta los dientes esté amparada por un término como 'desarme'.

“Cuántas vidas fueron arrebatadas por personas que, con la facilidad de acceso a las armas, aprietan el gatillo, cuando ni siquiera estaban pensando en ningún gesto de maldad. Y cuántas personas comprometieron el resto de su vida porque quitaron la vida de otras personas. Los números son la prueba cabal de eso: 160.000 personas todavía están vivas hoy gracias al estatuto de desarme”, afirma Rogério Sottili, secretario especial de Derechos Humanos, ligado al Ministerio de las Mujeres, Igualdad Racial y Derechos Humanos. Para Sottili, la nueva normativa quiere satisfacer las ambiciones de la industria armamentística, sin pensar en el precio que la población va a pagar, o sea, en el baño de sangre que esta ley puede causar.

Otros especialistas están en desacuerdo con estos cambios. Márcia Acioli, del Instituto de Estudios Socioeconómicos, asegura que con más armas en circulación, el número de muertes violentas en Brasil aumentará visiblemente, y las principales víctimas serán las personas más vulnerables, como los jóvenes de las regiones más deprimidas del país. “El aumento da violencia letal es un escenario absolutamente previsible, en especial contra los jóvenes, los negros y los adolescentes que viven en la periferia. Y muchas veces, también la violencia doméstica”, señala Acioli.

Según los datos del Mapa de la Violencia de 2015, solo en 2012 murieron 42.416 personas en Brasil víctimas de armas de fuego, lo que equivale a 116 muertos por día. Es una de las tasas más altas desde que se realiza este cómputo, que arrancó en 1980: 20,7 decesos por cada 100.000 habitantes.

La venta de armas bate récords históricos

Más complicado es establecer cuántas armas circulan por el país, ya que muchas son vendidas en el mercado negro o importadas de forma ilegal desde Paraguay. Eso sí, sabemos que este año la venta de armas batió récords históricos en Brasil: de enero a mayo, hubo 84 registros de armas diarios. El último récord se remonta a 2014, con 66 registros por día. Con eso, el número de nuevas armas legalmente adquiridas por cada 100.000 habitantes saltó de tres, en 2004, a 20 en 2014. Ante este vertiginoso ascenso, de nada sirven las campañas federales para retirar las armas ilícitas de circulación: si en 2014 fueron aprehendidas 16.520 unidades, hubo al mismo tiempo 24.255 nuevas autorizaciones.

Con la nueva ley, solo a los condenados por acciones 'criminales dolosas' se les impedirá armarse. Los investigados o procesados podrán adquirir una pistola con el beneplácito del Estado

Ahora, la nueva normativa pretende simplificar prácticamente todos los requisitos para poder poseer una arma. La licencia no va a tener que ser renovada cada tres años, como acontece en la actualidad, sino que será definitiva en el caso de la primera arma. El uso legítimo de las armas se amplía a “cualquier compartimento privado donde alguien ejerce una profesión o actividad, comprendidos los consultorios y las oficinas”, es decir, en cualquier lugar. Incluso tener antecedentes penales no será un impedimento para armarse: si hasta ahora cualquier antecedente hacía inviable la compra de armas, con la nueva ley solo los que hayan sido condenados por acciones “criminales dolosas” tendrán que abstenerse. Los investigados o procesados podrán adquirir tranquilamente una pistola o algo similar con el beneplácito del Estado.

“En un país en el que ya existe una peligrosa banalización de las armas, el ‘lobby de las balas’ en el Congreso acaba de dar un paso importante para empeorar todavía más las cosas. Aprobando en comisión que se desmonte el estatuto de desarme, facilitando la posesión y el porte de armas, estos parlamentarios posibilitan que aumente el nivel ya elevado de violencia en el país”, escribe el diario 'O Globo' en un editorial. “Mientras la sensatez y la experiencia aconsejan limitar el uso de armas a las Fuerzas de Seguridad, el Congreso amenaza con ir en el sentido contrario, convirtiendo el país en un gran lejano Oeste cuajado de muertos y heridos. Es una equivocación atroz pensar que la mejor forma que el Estado tiene de defender a la población es permitir que se arme. Se trata de lo contrario. El plenario de la Cámara tiene que reparar este error serio”, continúa el editorial.

No es un misterio que la Cámara brasileña, elegida paralelamente a Dilma Rousseff en octubre de 2014, es la más conservadora desde la época de la dictadura. En tan solo un año de vida, ha conseguido aprobar varias leyes que han enfurecido a una parte conspicua de la sociedad civil, desde la normativa que endurece la ya muy restrictiva ley del aborto y prohíbe el uso de la píldora del día después, hasta la reducción de la edad penal de los 18 a los 16 años o la ley que establece que un matrimonio solo puede ser una unión estable entre un hombre y una mujer.

Este proyecto de ley toca un punto muy sensible de la sociedad brasileña, que considera la violencia un problema crucial. Como muestran algunas encuestas, representa la segunda preocupación de los brasileños (39%), solo por detrás de las carencias del sistema sanitario público (58%). Por otra parte, el 31% de la población cree que el Gobierno brasileño precisa invertir más en combatir la violencia y la criminalidad.

Narcos con ametralladoras

La triste realidad es que en Brasil circulan armas para todos los gustos. En Río de Janeiro, tanto los narcotraficantes como los policías están armados con ametralladoras y fusiles de guerra. No es raro ver en la famosa playa de Ipanema coches blindados de la policía con agentes apuntando el fusil a todo lo que se mueve, turistas incluidos. Tampoco es infrecuente ver en las favelas personas con manos o brazos amputados, víctimas de granadas usadas en los combates contra las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Recientemente, un programa de televisión mostraba cómo un artefacto importado desde EEUU, tuneado e impunemente vendido en el mercado negro de Brasil convierte pistolas normales y corrientes en peligrosas ametralladoras. Otro reportaje de investigación revelaba cómo un equipo de reporteros consigue ‘importar’ un fusil de Paintball desde Paraguay, sin pasar por ningún control policial a lo largo de 1.700 kilómetros. Este tipo de armas, usadas para practicar este deporte, son muy cotizadas entre los bandidos brasileños debido a su gran parecido con los rifles reales: son réplicas casi exactas de los M16.

Hasta el secretario de Seguridad del Estado de Río de Janeiro, Mariano Beltrame, el ideólogo de la pacificación de las favelas, se ha mostrado contrario a la nueva ley. “Eso es, en mi opinión, un verdadero descalabro, sin contar que va a aumentar la labor de quien trabaja en primera línea, con las consecuencias: las dos policías de Brasil, la civil y la militar”, afirma Beltrame. El secretario de Seguridad se ha quejado en varias ocasiones de la falta de control en las fronteras de Brasil, alegando que la policía no puede combatir el crimen mientras a diario entran miles de armas, ilegalmente importadas de los países vecinos.

Los datos no dejan lugar a dudas en cuanto al uso nocivo de armas en el país tropical. Cada día son asesinados 82 jóvenes de entre 16 y 29 años. “Es como si un Boeing repleto de jóvenes cayese cada dos días en Brasil”, apunta Rogério Sottili.

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