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El coronavirus aviva la gran batalla tecnológica entre EEUU y China: ¿quién va ganando?

En un mundo donde el poder geopolítico está cada vez más vinculado al avance tecnológico, la pelea entre Estados Unidos y China por colocarse en cabeza será clave en el futuro más inmediato

EC.

En un mundo donde el poder geopolítico está cada vez más vinculado al avance tecnológico, Estados Unidos ha liderado, durante mucho tiempo, a sus rivales. Las compañías estadounidenses fabrican algunos de los ordenadores más rápidos del mundo, los aviones de combate más mortíferos y los robots mejor capacitados.

Pero la creciente economía china, ahora la segunda mayor del mundo, y las enormes inversiones del Gobierno en tecnología, están siendo motivos para tomar ventaja como nunca antes.

Ese progreso ha estimulado la batalla sin cuartel, comercial y económica, que mantiene el presidente Trump con Beijing, y que abarca aranceles, controles de exportación y una ofensiva contra los científicos chinos que, supuestamente, roban secretos de las compañías estadounidenses.

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Aún no está claro cómo la devastación económica provocada por el coronavirus cambiará esa rivalidad, pero una cosa sí es cierta: la enfermedad no ha hecho nada por calmar las tensiones. Según personas familiarizadas con el asunto, la Administración Trump está sopesando nuevas restricciones diseñadas para entorpecer la capacidad de China de fabricar semiconductores de última generación. El presidente del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei advirtió el mes pasado de que Beijing impondría sus propias restricciones si Estados Unidos avanza con ese plan.

La batalla tecnológica más visible ha sido sobre la tecnología 5G, las redes celulares superrápidas que prometen ser la base de las tecnologías del mañana. El Gobierno de los Estados Unidos ha tomado medidas extraordinarias para tratar de obstaculizar a Huawei, el líder en tecnología celular que Washington considera una amenaza en seguridad cibernética.

La batalla se ha extendido también a otras tecnologías que, como el 5G, no alteran la vida hoy en día, pero podrían transformar la forma en que vivimos, trabajamos y luchamos guerras en un futuro no muy lejano. La inteligencia artificial a menudo se considera como el eje de una nueva revolución industrial, con aplicaciones como la realidad aumentada y la cirugía en remoto. La computación cuántica podría ayudar a descubrir nuevos medicamentos y descodificar datos cifrados que alguna vez se consideraron indescifrables. Los vehículos autónomos podrían modernizar fundamentalmente nuestros sistemas e infraestructura de transporte y la forma en que todos nos movemos. Los avanzados chips de ordenador actúan como cerebros digitales que lo organizan todo.

Así es como la batalla tecnológica entre Estados Unidos y China se está perfilando en algunas de las áreas de innovación más importantes:

5G

El fiscal general William Barr dejó clara cuál era la posición de Estados Unidos en cuanto a la tecnología 5G en febrero, al sugerir que Washington y sus aliados deberían considerar tomar un interés financiero en los rivales de Huawei —Nokia y Ericsson—. Ambos tienen su sede en Europa.

Más tarde, la Casa Blanca descartó la idea de comprar cualquiera de las dos compañías, pero los comentarios de Barr no dejaron de enfatizar el hecho de que no hay un gigante estadounidense que desafíe a Huawei, el mayor fabricante mundial de equipos de telecomunicaciones, como el 'hardware' de radio que cuelga de las antenas de telefonía móvil.

Después de apuestas malogradas, lo que quedaba de los antiguos triunfadores estadounidenses Lucent y Motorola fue adquirido por la finlandesa Nokia y la sueca Ericsson. A su vez, ellos han sufrido despidos y falta de rentabilidad compitiendo con Huawei, que ganó la suma de la cuota de mercado de sus rivales europeos gracias a sus productos vanguardistas y a sus bajos precios.

Estados Unidos cuenta con algunos actores de tecnología 5G: Cisco Systems es el mayor fabricante de enrutadores y conmutadores que se conectan a equipos celulares; Qualcomm e InterDigital son compañías líderes en propiedad intelectual que obtienen derechos de autor por patentes en tecnología móvil.

Pero esos mercados son comparativamente pequeños, y Huawei participa en ambos. Y más del 60% de los gastos de capital 5G de un proveedor de servicios inalámbricos podría ir a equipos celulares como radios, un mercado que lidera Huawei. "Todo el dinero está en la radio", dice Dimitris Mavrakis, director de investigación 5G de la empresa de asesoría de mercado ABI Research.

Un hombre camina ante un cartel que promociona el 5G. (Reuters)

El equipo tecnológicamente avanzado de Huawei y su capacidad para producirlo rápidamente ayudaron a China a desplegar con rapidez la tecnología 5G, convirtiendo gran parte de la nación en un laboratorio potencial de tecnología dependiente del 5G, como los vehículos sin conductor. Mientras esto sucedía, las restricciones de ondas aéreas en EEUU han frenado la construcción de estas redes.

Aun así, sería prematuro declarar China como ganador en la carrera 5G, especialmente porque Washington tiene otras herramientas para frenar el dominio de Huawei, tanto en la industria de equipos celulares como en el negocio de los 'smartphones', en el que también es líder mundial.

"Las agencias federales en Washington están debatiendo actualmente si deben endurecer las sanciones a Huawei y cómo hacerlo", dice Dan Wang, analista en tecnología de la firma de investigación Gavekal Dragonomics, con sede en Beijing. "Si lo hacen, las operaciones de Huawei se verán interrumpidas de manera importante, de modo que puede tener dificultades para fabricar 'smartphones' y equipos 5G".

Ventaja para: China.

Inteligencia artificial

Hace tres años, Beijing declaró sus intenciones de ser líder mundial en inteligencia artificial para 2030, visualizando una industria nacional que por sí sola tendría un valor de unos 150.000 millones de dólares.

Los gigantes tecnológicos de China que cotizan en bolsa, incluidos Alibaba y Baidu, han invertido miles de millones de dólares en investigación de IA y han construido laboratorios en China y Silicon Valley, aprovechando lo receptivos que son en este último. Eso los ha convertido en gigantes imparables, superando a los rivales mundiales en áreas que incluyen algoritmos de comercio electrónico y reconocimiento facial. La enorme población de China, la infraestructura de vigilancia y una actitud más laxa en cuanto a los derechos de privacidad generan enormes volúmenes de datos, lo que produce una inteligencia artificial cada vez más inteligente.

Pero si bien China puede contribuir con más investigación en IA y estar a la vanguardia en algunos de sus subconjuntos importantes, como el reconocimiento facial, lo cierto es que no está a la cabeza en todos ellos. Y cuando se trata de investigar inteligencia artificial general o inteligencia artificial con capacidades de pensamiento más amplias y humanas, las grandes compañías estadounidenses como Microsoft, Alphabet y otras son claramente líderes, dice Paul Triolo, analista de política de riesgos en la consultora de riesgos Eurasia Group. Los gigantes tecnológicos estadounidenses tienen una cantidad incalculable de dinero para gastar en inteligencia artificial, que utilizan en motores de recomendación, publicidad personalizada y filtrado automático de imágenes y vídeos obscenos o prohibidos, entre otras áreas. Algunos también venden servicios de IA, lo que permite a las empresas, los gobiernos y los departamentos de policía aprovechar el poder de sus algoritmos.

Estados Unidos produce algunas de las mejores investigaciones y talentos en IA del mundo, debido a su combinación de universidades líderes, sus acaudaladas compañías tecnológicas y una apertura a ideas y personas de todo el mundo, áreas en las que Estados Unidos tiene una ventaja sostenible, al menos a medio plazo. No cerrar los intercambios académicos y comerciales con expertos canadienses, europeos, israelíes e incluso chinos es crucial para que Estados Unidos mantenga las ventajas que tiene, dice Triolo.

Una presentación de Google sobre inteligencia artificial. (Reuters)

"En cierto sentido, la industria de la IA todavía está en su infancia, y muchos están contribuyendo a su crecimiento y madurez", dice. "Esto puede ser más importante que el nivel de financiación para determinar el éxito de las empresas estadounidenses en el aprovechamiento de la IA en sectores nuevos e importantes como la conducción autónoma y la atención médica".

Ventaja para: EEUU, pero por poco.

Computación cuántica

A diferencia de los ordenadores de hoy, que usan combinaciones de unos y ceros para codificar datos, los ordenadores cuánticos usan quirks a escala de átomos que permiten que las partículas existan en más de dos estados. Esa complejidad adicional les da la capacidad de procesar más información más rápidamente, potencialmente excediendo el poder de los superordenadores.

Aprovechar ese potencial probablemente llevará una década o más. Los ordenadores cuánticos de hoy en día tienen un número relativamente pequeño de bits cuánticos, o cúbits, con los que hacer cálculos. No será fácil llegar al punto en el que haya el número suficiente como para realizar cálculos difíciles rápidamente.

Un ordenador cuántico de IBM. (EFE)

Debido a que los ordenadores cuánticos podrían ser algún día lo suficientemente poderosos como para derrotar los métodos actuales de encriptación y ejecutar simulaciones complejas para descubrir nuevos medicamentos, este campo ha atraído una corriente de inversiones de fuentes de capital privado y de gobiernos.

Estados Unidos es el líder mundial indiscutible en la construcción de ordenadores cuánticos. El año pasado, Google afirmó que su máquina de 54 cúbits, que destaca en la medición de probabilidades en números aleatorios, logró la "supremacía cuántica", haciendo un cálculo que no era posible, o al menos no era práctico, en un ordenador clásico. IBM, otra compañía estadounidense que cuenta con un ordenador cuántico que rivaliza con el de Google, cuestionó ese resultado y dijo que ese cálculo, en realidad, podría realizarse con un superordenador en un periodo de tiempo razonable. Los científicos chinos han creado ordenadores cuánticos, pero los analistas dicen que están años por detrás de los EEUU.

Sin embargo, la tecnología cuántica va más allá de los ordenadores y se extiende al uso de propiedades cuánticas para comunicarse de forma rápida y segura. Ahí es donde China puede tener la ventaja. Dirigido por Pan Jian-Wei, conocido como el 'padre cuántico' de China, el país ha superado los límites para llegar más lejos en las comunicaciones cuánticas, los sensores y los radares, áreas con posibles aplicaciones militares.

En 2016, el país lanzó un satélite, llamado Micius, que utiliza haces de fotones en un estado cuántico que hace que las transmisiones sean impenetrables a la interceptación. Están construyendo un enorme laboratorio de ciencias de la información cuántica en el este de China, un proyecto de 10.000 millones de dólares.

Prototipo de ordenador cuántico. (EFE)

Por lo tanto, el cuadro de mandos está dividido: Estados Unidos lidera en computación cuántica y China lidera en comunicación cuántica y encriptación. El futuro es difícil de pronosticar, porque los avances que darán forma a este campo probablemente todavía estén a décadas de distancia, dice Elsa Kania, investigadora del Center for a New American Security, un 'think tank' con sede en Washington DC.

"Estamos en una etapa relativamente temprana de lo que creo que puede calificarse con mayor precisión como un maratón", dice ella.

Ventaja para: Estados Unidos en computación cuántica, China en comunicación cuántica.

Semiconductores

China ha invertido decenas de miles de millones de dólares durante décadas tratando de ganar ventaja en la producción de semiconductores, componentes esenciales en la carrera para crear ordenadores y 'smartphones' más rápidos y armamento más sofisticado. Las estadísticas de la Semiconductor Industry Association (SIA), con sede en Washington DC, sugieren que las exportaciones estadounidenses de chips a China se han mantenido en el mismo nivel durante años, y que las empresas chinas no han ganado una tremenda participación en el mercado, ni siquiera a nivel nacional. Según las cifras de SIA, alrededor del 47,5% de los chips vendidos en China eran estadounidenses hasta 2018.

Los vecinos de China se han hecho un lugar destacado en la cadena de suministro mundial de semiconductores. Son Samsung, de Corea del Sur, convirtiéndose en un importante proveedor de 'smartphones' y chips, y Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, convirtiéndose en el mayor fabricante subcontratista de chips del mundo.

Tienda de Samsung en Corea del Sur. (Reuters)

Ese es un modelo que China nunca podría replicar. El fabricante líder de chips del país, Semiconductor Manufacturing International, no puede producir los chips más innovadores con los medios actuales. Algunas estimaciones sugieren que China está entre cinco y siete años por detrás de Estados Unidos y de Taiwán en tecnología de chips, pero puede llevarle más tiempo ponerse al mismo nivel porque los chips de vanguardia son un objetivo en continuo movimiento. Para cuando China pueda fabricar chips que compitan con los mejores disponibles en la actualidad, el resto de la industria probablemente ya haya dado otro salto hacia adelante.

Dicho esto, China ha sorprendido a funcionarios estadounidenses al reemplazar los chips estadounidenses en muchos de los dispositivos electrónicos de sus compañías con una combinación de chips nacionales y otros provenientes de compañías no estadounidenses. Los 'phablets' más novedosos de Huawei, lanzados el año pasado, no incluían ningún chip de EEUU, según un desmontaje de los dispositivos encargado por el banco de inversión UBS.

A corto plazo, la estrategia de producción de semiconductores de China se centra en reducir la dependencia de EEUU, lo que a menudo significa tener que encontrar otros sustitutos fuera de China. Sin embargo, a largo plazo, muchos observadores de la industria piensan que no es cuestión de si las enormes inversiones de China en la fabricación de chips finalmente darán sus frutos, sino de cuándo.

"Si estás dispuesto a invertir miles de millones de dólares durante varias docenas de años, al final lo conseguirás", dice Jim Lewis, vicepresidente sénior del Center for Strategic and International Studies, un 'think tank' de Washington DC.

Ventaja para: EEUU.

Vehículos autónomos

Empresas de Silicon Valley como Waymo, de Google, y Cruise, de General Motors, comenzaron a probar la tecnología de los vehículos sin conductor, aportando información ventajosa a las compañías estadounidenses en cuestiones de 'hardware' de sensores como las cámaras y el radar, necesarios para detectar obstáculos en el camino. Y la posición dominante de los EEUU en la industria de los semiconductores beneficia las compañías estadounidenses, que podrán fabricar los chips que serán fundamentalmente el cerebro de estos vehículos.

McKinsey dijo en un informe el año pasado que las empresas chinas estaban dos o tres años por detrás de sus rivales internacionales en cuanto a las funcionalidades importantes que requieren los vehículos sin conductor.

Un coche sin conductor de Waymo. (Reuters)

Pero, a largo plazo, China está en condiciones de posicionarse por delante; de hecho, ya es el mayor mercado de automóviles del mundo. El marco reglamentario del país, con restricciones para acceder a los mapas por motivos de seguridad nacional, así como exigencias de que las compañías extranjeras se asocien con las locales, favorece las principales empresas nacionales que intentan ganar el mercado allí. Esto incluye a Baidu, Didi Chuxing Technology y Pony.ai. "Será difícil para las empresas estadounidenses ser competitivas", dice Nikolaj Herskind, de la consultora escandinava Qvartz.

La enorme población de China dará a las compañías nacionales más datos para usar con el fin de refinar la tecnología de los vehículos autónomos. También ayuda el hecho de que los chinos estén más dispuestos a probar vehículos sin conductor. Mientras que el 48% de los estadounidenses dijo en una encuesta de Deloitte en 2020 que creían que los vehículos autónomos no eran seguros, solo el 35% de los encuestados chinos pensaba lo mismo.

El liderazgo de China en infraestructura 5G significa que sus compañías automovilísticas pueden probar, en condiciones reales, cómo se puede usar la tecnología inalámbrica para transmitir mapas y datos de tráfico a los automóviles, o incluso controlar de forma remota los vehículos en ciertas situaciones.

Pero dada la forma en que los gobiernos regulan intensamente las pruebas y la tecnología de los vehículos autónomos, dice Andrey Berdichevskiy, director del Deloitte’s Future of Mobility Solution Center, el resultado más probable de la carrera tecnológica en lo que a vehículos autónomos se refiere será un camino divergente, similar a cómo Estados Unidos y China están desarrollando sus propios ecosistemas para crear nuevo 'hardware' y 'software'.

"Espero que los actores estadounidenses y chinos tengan éxito primero en sus mercados nacionales, pero las regulaciones y la percepción del consumidor hacen que sea más difícil para ambas partes prosperar en el territorio del otro sin contar con un socio local", dice Berdichevskiy.

Ventaja para: EEUU, por ahora.

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