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se cumple el 15 aniversario del crimen

Las cartas en las que 'Pagaza' presagiaba su asesinato: "Pronto estaré muerto"

La familia del jefe de la Policía de Andoain hace pública una serie de escritos de Joseba en los meses previos a su asesinato donde se despide de su mujer e hijos y vaticina su inminente muerte

Imagen de Joseba Pagazaurtundua con uno de sus escritos en los que vaticinaba su muerte.

En la fecha oficial de defunción de Joseba Pagazaurtundua figura el 8 de febrero de 2003. Pero ya antes de que un pistolero de ETA acabara con su vida el jefe de la Policía Local de Andoain ya se sabía muerto en vida. Habían atacado su vivienda con cócteles molotov, quemado su coche en dos ocasiones, puesto su rostro en una diana por “opresor” y “chivato de los ‘txakurras”. Incluso, la dirección de ETA había ordenado preparar un atentado contra él. Estas balas fueron el preludio a los tres tiros en la cabeza mientras tomaba un café en la misma mesa de siempre en el bar Daytona de este municipio guipuzcoano.

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Joseba sabía que estaba en la lista negra de ETA. Lo decía a viva voz, pero también con su puño y letra, en diferentes escritos en los que dejó constancia de su presentimiento sobre el fin que le esperaba. Sus presagios, sus temores a ser presa de la banda terrorista, no exentos de críticas al nacionalismo gobernante, ven ahora la luz con motivo hoy del 15 aniversario de su asesinato. Su familia ha decidido dar a conocer el contenido de algunas cartas, poemas y escritos firmados por Joseba en los meses anteriores a su asesinato a modo de homenaje.

Parte de este material ya se publicó hace años para testimoniar el convencimiento del jefe de la Policía Local de que sus días estaban contados y para denunciar el "maltrato" al que fue sometido por parte del nacionalismo por su activismo en favor de las libertades en el País Vasco y en contra del terrorismo. Pero hay manuscritos inéditos de gran significado, como el escrito en una hoja de cuaderno en el que 'anuncia' su muerte: "Cada vez que me llega la noticia me sale un trozo de alma del cuerpo. Si sigo así pronto estaré muerto. El alma se me escapa trozo a trozo cuando veo un asesinato. Ay madre qué miedo tengo. He de salir a la calle, afuera me esperan ellos, los que desean sangre. Ay madre me han de matar y no puedo evitarlo. Mi grito de libertad lo acojan los ciudadanos", afirma en unas palabras desgarradoras.

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También hay escritos de gran simbolismo y carga emotiva, como la carta de despedida que redactó en vida a su mujer, Estíbaliz Garmendia, ‘Titi’ para su círculo interno, o a sus dos hijos, que se quedaron sin padre con 9 y 14 años. “Un beso a mi esposa (qué frío), a ‘Titi’. Te amo. Pero no puedo expresarlo. Soy un cateto. Un abrazo a mis hijos. Os quiero. No me olvidéis. ¡Ama! ¡Que paciencia! como Titi”, testimonia en sus 'Voluntades'.

Poco después de su asesinato, Garmendia entregó a su cuñada, la hoy eurodiputada de UPyD Maite Pagazaurtundua, los escritos de Joseba que había encontrado entre sus pertenencias para que organizara y diera un sentido a los centenares de palabras que se acumulaban en folios y hojas de papel. Por entonces, la presión de los radicales contra la familia seguía activa. No les bastaba con haberse cobrado la cabeza del activo miembro de la plataforma pacifista ¡Basta Ya! Los allegados de Pagaza estaban acostumbrados a vivir en el permanente acoso, lo que había llevado al jefe de la Policía Local a escribir varias cartas dirigidas al entonces consejero de Interior del Gobierno vasco, Javier Balza, para mostrar su denuncia por la falta de respuesta del Departamento.

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En una de ellas, escrita el 14 de septiembre de 2001, año y medio antes de su asesinato, Joseba se presenta enumerando una serie de ataques que ha sufrido en Andoain y su trayectoria dentro de la Policía Local y la Ertzaintza, en previsión de que su nombre "no le diga nada" al consejero. Sus palabras están cargadas con la tinta del reproche: “Tengo sobrados motivos para pensar que ETA pueda andar tras mis pasos y me extraña que tras la caída del ‘comando Donosti’ no haya salido nada referente a mi personal o entorno (Por lo menos ustedes no me lo han notificado)”, señala.

“Puede que lo expuesto en la presente ‘se la traiga floja’. Tal vez crea que usted no tiene ‘sobrados motivos’ para ignorar lo que me pase. Pero este ciudadano vasco cree que la Consejería de Interior de su gobierno tendría que ocuparse y preocuparse por su situación. Por favor, no me conteste lo que algunos mandos de la Ertzaintza ya me han espetado en varias ocasiones: ‘no te dejes ver tanto’ (en alusión a mi militancia anti-ETA). Lo que espero es algún tipo de solución práctica, por lo menos que me digan lo que saben sobre los riesgos que puedo correr, que me participen lo que ustedes saben a través de los materiales capturados al ‘comando Donosti’. En definitiva, lo que solicito es que se sea ‘legal’ en lo concerniente a mi persona por parte de su departamento”, expone implorando una solución a Balza ante "los problemas que, con tanta gravedad y urgencia, me rondan".

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No es el único escrito con destino al consejero de Interior en el que vaticina un asesinato que llegaría poco tiempo después, cuando contaba con 45 años. Apenas un mes antes, en agosto, ya le había trasladado su presagio en otro escrito: “Cada vez veo más cerca mi fin a manos de ETA”, dejó plasmado en un "extracto de borrador de carta" que la familia no sabe si llegó finalmente a quien dirigía en esos momentos a la Ertzaintza, y a quien Joseba ya reprochaba la falta de información. "Soy consciente de mi presencia NO COMUNICADA en los papeles del 'comando Buruntza'. Y soy asimismo consciente de otros datos relativos a un familiar próximo [en alusión a su hermana Maite] del mismo comando y tampoco han sido comunicados", censuraba.

Joseba formó parte de la Ertzaintza durante cuatro años en la Comisión de Servicios de la Comisaría de Laguardia, en Álava, hasta que a finales de 1998 volvió a su plaza en la Jefatura de la Policía Local de Andoain. La reincorporación a su puesto coincidió con la entrada en la Alcaldía de EH Bildu, que acabó con dos legislaturas de gobierno socialista (Joseba estaba afiliado al PSE). Los primeros meses fueron muy duros, con "amenazas y agresiones verbales constantes" que le llevaron a cogerse la baja laboral. A partir de entonces, alternó periodos de baja con "breves periodos de trabajo" entre ataques de los radicales. Él no tiene dudas de donde viene el acoso, del Gobierno municipal 'abertzale', y así se lo hace constar a Balza. "La información que acabe con mi vida puede salir del mismo ayuntamiento", le expone en el escrito de septiembre de 2001. Tras su asesinato,el alcalde, José Antonio Barandiarán, quien años después fue detenido por colaboración con ETA junto a otra compañera del equipo de gobierno, se negó a condenar el crimen de ETA, que tildó de "lamentable incidente".

No faltan las críticas al Gobierno vasco, liderado entonces por Juan José Ibarretxe, por su actitud ante las víctimas del terrorismo. "En el País Vasco somos muchos los amenazados por ETA. Somos muchos los abandonados por el nacionalismo gobernante. Somos muchos los que no vemos actitudes democráticas en los autodenominados nacionalistas democráticos. Para muestra puede bastar un botón. EA [antiguo socio de gobierno del PNV y ahora formación integrada en EH Bildu] nos dice que el que no aguante la presión de ETA y su entorno que se vaya de la política", evidencia en unas notas sobre la "mediatización de ideas" que acaban con una reflexión dirigida al nacionalismo: "Yo no pienso así porque me quieran matar, me quieren matar por pensar así y actuar en consecuencia, lo cual no se podría decir de ustedes".

Maite Pagazaurtundua observa el retrato de su hermano tras participar en un acto de homenaje en su memoria. (EFE)

Joseba también dejó escritas duras palabras para el movimiento "limpiaconciencias" de Elkargi, liderado entonces por el hoy secretario de Paz y Convivencia del Gobierno vasco, Jonan Fernández, a la vista del desarrollo de la Conferencia de Paz organizada por este organismo en el Palacio Euskalduna de Bilbao en octubre de 2001, donde no se citó ni una sola vez a ETA durante dos horas de intervenciones. "Asistimos a otra fase del engaño (...) Elkargi es un montaje del PNV para lavar su conciencia y la de los suyos que se dejan", defiende. Entre el material inédito se encuentra asimismo una carta remitida al escultor Agustín Ibarrola, quien años después levantaría 'La casa de Joseba' en Andoain a modo de homenaje a su amigo, y a su mujer Mari Luz tras el ataque contra el bosque de Oma en noviembre de 2001."Los mensajeros de la muerte, de la incultura, de la ignorancia y el racismo no pueden callarnos ni evitar que nuestra voz se alce en defensa de los eternos valores de la vida y la libertad", expone en un escrito que acaba con un llamamiento a no cejar en la lucha contra ETA: "¡Adelante! ¡No podemos parar! Aunque nos cueste. Hoy más que nunca sois necesarios para la causa más importante del País Vasco: la libertad".

Entre todo el material escrito que ha analizado durante en estos años, la expresidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo ha querido sacar a la luz el impactante contenido de la despedida en vida de su hermano. En sus "voluntades", fechadas el 11 de marzo de 2002, a menos de un año de su asesinato, deja de manifiesto cómo quiere que sea su funeral "si muero por mano ajena, por motivos de militancia política u oficio". Y para cuando esté en la tumba, deja un último mensaje a modo de crítica: "Eso sí, un reproche a los que solo han pensado en su problema. Yo no lo hice así. Pensé en los demás", expone para iniciar la emotiva despedida destinada a su 'Titi' y sus hijos.

"Ecosistema perfecto para el terror"

Con motivo del 15 aniversario del asesinato, Maite Pagazaurtundua también ha hecho público un estudio que cuantifica las acciones terroristas en este municipio de 15.000 habitantes entre 1990 y 2007 para evidenciar que en este municipio existía "ecosistema perfecto para el terror". El informe detalla más de un centenar de actos de violencia callejera y ataques contra domicilios en una localidad que acumula tres víctimas de ETA: el militar Juvenal Villafañe, el periodista José Luis López de Lacalle y Joseba Pagazaurtundua. Más de medio centenar de vehículos fueron incendiados por los radicales, que contaron con el silencio cómplice de parte del pueblo. La connivencia de la población con estas acciones violentas llevó a la familia del jefe del Policía Local a habilitar hace tres años un buzón físico y virtual (el buzón de Joseba) para que los vecinos se miren en el espejo de la memoria y asuman "su particular responsabilidad activa o pasiva" en el asesinato de Joseba o en otros de ETA.

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