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Vodevil en el PP: denuncias cruzadas, acoso, despecho y Presupuestos en peligro

La diputada autonómica Elena González-Moñux recurrirá el archivo de su denuncia. Su compañero Enrique Ossorio se querellará contra ella por injurias. El desencuentro es total

Elena González-Moñux, la presidenta Cristina Cifuentes y Enrique Ossorio (el último a la derecha). (PP de Madrid)

El enfrentamiento es total. La reconciliación, imposible. El vodevil está servido. La disputa personal entre la diputada autonómica del PP Elena González-Moñux y su jefe de filas en la Asamblea de Madrid, el portavoz Enrique Ossorio Crespo, no tiene vuelta atrás. Un problema que se ha enquistado y que se resolverá en los tribunales. Ella se ha quedado sola. Ningún compañero de bancada la defiende ni públicamente ni en 'petit comité'. Todo lo contrario. Algunos compañeros la acusan de actuar por venganza, por despecho, influenciada por intereses extraños y resentida porque la presidenta regional Cristina Cifuentes nunca le dio lo que realmente anhelaba, un puesto en el Gobierno regional. Lo dicho, un vodevil, que al margen de cuestiones personales tiene un componente político: aún no está nada claro que el Ejecutivo autonómico pueda aprobar los Presupuestos. Están en juego 18.000 millones de euros.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid acordó este jueves por unanimidad archivar la denuncia que González-Moñux puso contra Ossorio por los presuntos delitos contra la integridad moral, POR lesiones psíquicas, amenazas, coacciones y contra los derechos de los trabajadores. La Sala de lo Civil y lo Penal considera que se debe archivar "ante la total inexistencia de indicios de infracción penal". El letrado de la diputada tiene tres días para recurrir, algo que va a hacer. "Es sorprendente que la sala haya tomado una decisión, por unanimidad, sin iniciar una mínima actividad probatoria, como le solicitamos: el visionado de la grabación del vídeo en el que entendemos que Ossorio la insultaba, que un médico forense examinara a mi cliente y que se le tomara declaración", señala José María Garzón. La Fiscalía también había pedido el archivo.

Ossorio está muy dolido y no va a olvidar la afrenta. Prepara una querella por injurias contra González-Moñux después de que el acto de conciliación entre ambos (paso previo a la querella) haya fracasado. La judicialización del caso hace inevitable que el asunto se solucione internamente. Ni Ossorio ni el PP de Madrid van a perdonar que su diputada acudiera corriendo a la prensa (al diario 'El País') a airear el problema antes incluso de presentar su denuncia. Aunque la presidenta Cifuentes no ha tomado partido públicamente por ninguno de los dos (siempre pide que González-Moñux se recupere lo antes posible), lo cierto es que la diputada está sentenciada políticamente.

El objetivo del grupo parlamentario es que González-Moñux deje su acta de diputada. La información que maneja el PP es que su baja médica se prolongará, salvo sorpresa, hasta septiembre de este año. "Lo lógico es que si no puede trabajar, deje el acta". Lo dijo Ossorio este jueves tras el pleno de la Asamblea, y lo piensa el partido. El problema es que González-Moñux no lo va a poner nada fácil. Ella también está dolida, porque considera que el partido "y su amiga Cifuentes" la han abandonado. En su denuncia, asegura que llevaba meses "denunciando la situación vivida con el señor Ossorio ante sus superiores" y que la respuesta del partido fue relevarla de su cargo de portavoz adjunta en noviembre pasado.

Su destitución "le ha producido un quebranto económico. Ha dejado de percibir la cantidad de 1.457 euros. Y pese a encontrarse de baja médica, ha sido compelida por el compañero del partido xxxxx para que desaloje su despacho o, en caso contrario, descerrajarían la puerta y meterían todos sus enseres en cajas", relata la denuncia. Desde el 10 de noviembre, González-Moñux ya no es portavoz adjunta. Como no iba a la Asamblea, el PP consideró que no podría seguir ostentando el cargo. Ella lo ve como una represalia contra su denuncia.

Ya fue viceconsejera de Justicia

A sus 55 años, González-Moñux lleva toda su vida ligada al PP. Fue gerente regional entre 1995 y 1999. Después pasó a la Asamblea, donde fue diputada en la legislatura 1999-2003. Después dejó el Parlamento autonómico y pasó al ayuntamiento de la capital. Fue concejala entre 2003 y 2011. Ese año, tras las elecciones, dejó la política municipal y dio el salto al Gobierno regional, entonces presidido por Esperanza Aguirre. Entre 2011 y 2015, fue viceconsejera de Justicia y Administraciones Públicas. Precisamente su nombre salió a relucir en la comisión parlamentaria que la oposición ha puesto en marcha y que analiza (y fiscaliza) la deuda heredada por anteriores ejecutivos autonómicos del PP.

Como viceconsejera, González Moñux firmó las cuentas de varios ejercicios del Campus de la Justicia, un fallido proyecto que tiene todos los visos de acabar en la Fiscalía, según han anunciado Podemos y PSOE. Campus, es decir, la comunidad, llegó a pagar determinados contratos de consultoría a la empresa de Ricardo Fernández Gil, hoy exmarido de González-Moñux. La diputada sigue siendo presidenta del partido en el distrito de Fuencarral-El Pardo y recientemente ha sido elegida compromisaria para el congreso nacional que el PP celebrará en Madrid el próximo mes.

En teoría, si está de baja, no podrá ir al congreso. No se la espera. Diversas fuentes consultadas por El Confidencial dudan de la versión de González-Moñux. Nadie ha sido testigo del presunto acoso, ni de los insultos ni de las conductas vejatorias de Ossorio. Al parecer, los tiros no van por ahí. Ella asegura en su denuncia que el "trato humillante" comenzó al inicio de la legislatura, en junio de 2015, "de manera lenta e insidiosa", y que aguantó un año hasta que explotó. Nadie en el grupo popular dice ser testigo de "las elevadas agresiones verbales". Más bien hablan de venganza. ¿Por qué?

Despecho por no tener un cargo

"González-Moñux esperaba algo más de Cifuentes, un cargo en el Gobierno regional, como mínimo una viceconsejería", explica un miembro del PP. Destacada 'aguirrista' en el pasado, las mismas fuentes señalan que apostó por Cifuentes en los momentos más delicados de la 'transición' (cuando Rajoy decidió que fuera Cifuentes y no el 'delfín' Ignacio González el candidato del PP a la Comunidad de Madrid), un movimiento por el que González-Moñux esperaba una recompensa que nunca llegó. "Diputada y portavoz adjunta se le quedaba corto. No daba un palo al agua. Se la notaba molesta". Llegados a este punto del relato, el cóctel tiene más ingredientes. Otros aseguran que la venganza de la diputada se fue fraguando alentada por la presunta relación que empezó a tener con un diputado de la oposición. No hay pruebas.

PP y Ciudadanos suman un escaño más que Podemos y PSOE. La ausencia de la diputada deja un diabólico empate y bloquea las cuentas

Lo que está claro es que los Presupuestos regionales de 2017 peligran. El Ejecutivo de Cifuentes acaba de prorrogar los de 2016 mientras diseña y negocia los nuevos. Si las cuentas se presentan en enero, el plazo de alegaciones y enmiendas nos lleva irremediablemente hasta mediados o finales de marzo para su aprobación definitiva en la Cámara madrileña. La dupla PP y Ciudadanos suma 65 escaños, frente a los 64 de PSOE y Podemos. La ausencia de González-Moñux deja la situación en tablas. En la Asamblea de Madrid no existe el voto de calidad del presidente cuando hay un empate. Si este se produce, la votación se repite dos veces más. Si el empate no se deshace a la tercera, la propuesta que se está votando decae.

Con este panorama, las cábalas son varias. Convencer a González-Moñux para que acuda al pleno de marzo en el que se fije la aprobación de los Presupuestos. O convencerla para que deje su escaño y la sustituya el siguiente en la lista. Opciones muy improbables a día de hoy. ¿Trabajarse al PSOE para que vote las cuentas?, ¿repetir las elecciones si no se puede garantizar la continuidad presupuestaria? El PP tiene un problema. Se llama Elena y se apellida González-Moñux.

Trastorno depresivo mayor

El informe médico que González-Moñux adjuntó en su denuncia señala que "la paciente presenta sintomatología caracterizada por: ansiedad basal elevada, con crisis de pánico ocasionales, sensación permanente de alerta, insomnio mixto, escaso apetito, incontinencia emocional, hipotimia, apatía moderada y anhedonía, desesperanza y desesperación, con pensamientos de muerte ocasionales y visión en túnel detonada por situaciones de elevada emocionalidad expresada y estrés intenso. Presenta a su vez migrañas exacerbadas… No presenta alteraciones de tipo sensoperceptivo ni ideación delirante. Su juicio de realidad está conservado y presenta adecuada introspección".

"La psicopatología referida repercute funcionalmente en la paciente de manera considerable, por lo que se considera necesario modificar sus circunstancias laborales actuales o bien solicitar una baja laboral temporal con el fin de apuntalar los mecanismos de defensa de la paciente para evitar su agravamiento sintomático. No se considera que presente en el momento actual un nivel funcional óptimo. Juicio clínico: sintomatología compatible con trastorno depresivo mayor".

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