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Cobran hasta 150.000 euros al año: “Nos jugamos la vida”

La estiba prepara la batalla contra Fomento: “No podemos trabajar por mil euros al mes”

De la Serna quiere desmontar el monopolio de estibadores para ahorrar costes a navieras y cumplir con Bruselas. No lo tendrá fácil. El colectivo se defiende y no descarta parar los puertos

Antolín Goya, presidente de la Coordinadora de Trabajadores del Mar, líder de los estibadores. (EFE)

Antonio (no es el nombre real) lleva más de una década años cargando y descargando barcos en los muelles del puerto de Valencia. Su trabajo consiste básicamente en supervisar el funcionamiento de las grandes grúas que atrapan los contenedores y controlar que la carga se gestiona de manera adecuada. Como muchos de sus compañeros disfruta de un salario elevado. Según los datos de la Conselleria de Economía, la media anual entre los más de 1.300 trabajadores de la Sociedad de Estiba y Desestiba de Valencia (Sevasa-Sagep) fluctúa entre los 90.000 y los 150.000 euros (la media en España está en 65.000 euros) dependiendo de la carga de trabajo y las primas por productividad. Es sin duda uno de los salarios más altos dentro del ámbito de los operarios industriales, aunque Antonio no cotiza en el régimen general de la Seguridad Social, sino en el de los trabajadores del Mar.

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"Vienen a por nosotros. Pero este es un trabajo exclusivo, peligroso, cualificado", se defienden los estibadores sobre sus elevados salarios

Alrededor del 65% del coste de gestión de un contenedor en un puerto español corresponde a los gastos de la estiba, según fuentes de la Autoridad Portuaria de Valencia. Navieras, operadores y las propias terminales lo consideran excesivo y llevan años presionando para cambiar el modelo.

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Antonio, uno de los cerca de 7.000 estibadores españoles, puede trabajar por el día o por la noche, de lunes a domingo, en uno de los cuatro turnos de seis horas en que se divide la jornada laboral. Los turnos son rotatorios y el salario es mayor o menor en función del número de contenedores manipulados. “Vienen a por nosotros. Se han inventado muchas cosas para ponernos en contra a todo el mundo. Pretenden cambiarnos condiciones laborales, bajarnos el sueldo. Pero este es un trabajo exclusivo, peligroso, cualificado y que requiere un nivel de profesionalidad muy alto”, señalan fuentes sindicales consultadas por El Confidencial.

Las grúas de la Terminal de Tercat en el Puerto de Barcelona.

Como ocurre en Barcelona, Algeciras, Bilbao y otras terminales españolas, Sevasa está participada por los operadores concesionarios del puerto de Valencia, en este caso Noatum, MSC, TCV, Balearia o Transmediterránea. En 2015, facturó 145 millones de euros, de los que 144 se destinaron a salarios y cargas sociales. Hasta ahora la ley de puertos obligaba a estos operadores a entrar en el capital de esta “sociedad anónima de gestión de los trabajadores portuarios” (Sagep) y contratar a sus trabajadores. Pero una sentencia de 2014 del Tribunal de Luxeburgo abrió una brecha en el modelo por considerar que vulneraba las normas europeas de libre competencia. Como consecuencia de ello y de no haber modificado todavía la legislación, el Estado español paga una multa por cada día de incumplimiento, que este año alcanzará los 21 millones de euros.

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"No se trata de ganar más, sino de bajar precios. Ahora no se puede porque la fuerza negociadora de los estibadores es muy fuerte", dicen las navieras

La decisión del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, de impulsar un decreto de liberalización de los servicios de estiba y desestiba ha puesto en alerta al colectivo, que teme perder trabajadores y condiciones laborales. Hace tres días, como anticipo de la reunión que el jueves por la tarde se celebró en el Ministerio, el sindicato hipermayoritario, la Coordinadora de Trabajadores del Mar, comenzó a convocar asambleas informativas en los grandes puertos, que algunos operadores interpretaron como paros encubiertos. Estas asambleas se han repetido este viernes, aunque los trabajadores niegan que sean huelgas parciales. La consigna es mantener la calma. Los estibadores temen ser equiparados con los controladores aéreos, por ejemplo, y recibir un linchamiento en la opinión pública.

Un estibador en Valencia gana de media unos 100.000 euros y trabaja seis horas al día. Hay turnos de noche rotatorios de lunes a domingo

Muchas de las navieras y operadores portuarios tratan de presentar al sector de la estiba en España como poco menos que una versión cañí de las mafias portuarias que Elia Kazan retrató en 'La ley del silencio'. Aseguran que el modelo de contatación es extremadamente rígido y que se fuerzan grupos de trabajo con exceso de personal. Ponen como ejemplo el caso de la categoría profesional de avisador con silbato, que en Valencia supone una media anual de 7,6 millones de euros, una cantidad que consideran desmesurada. “Hay costes más altos que en otros puertos europeos que van contra la productividad. Esto tiene que mejorar. Incluso sin tocar los salarios se puede mejorar, organizando mejor, siendo más flexibles. No se trata de ganar más, sino de bajar los precios y ser más competitivos. Pero ahora no se puede porque la fuerza negociadora de los estibadores es muy fuerte. Pueden parar un puerto”, señalan fuentes cercanas a una de las operadoras del puerto de Valencia.

Soflamas en un muro de Facebook no oficial de estibadores de Valencia.

Para los estibadores las cosas son muy distintas: “¿Por qué hay gente que quiere que cobremos menos? Aquí cuando estaban nuestros abuelos no venían ni las ratas. Lo que hemos conseguido es fruto del esfuerzo de muchos estibadores y de la lucha sindical. Ahora quieren acabar con el poder de los sindicatos. Pero aquí nos jugamos la vida; no podemos trabajar por 1.000 euros al mes, que es lo que quieren. Aquí ha muerto gente. Todos los años pasa algo”, señalan fuentes sindicales. “Hay operadores en récord de beneficios y de movimiento de contenedores. Hablan de competitividad y de democratizar el negocio. Retuercen el lenguaje, ¿cómo se puede usar democracia y negocio en la misma frase?”, se preguntan.

Pese a que por ahora no ha convocado paros oficiales, la coordinadora ya está diseñando la estrategia ante lo que considera una “ruptura” del nuevo ministro con las negociaciones que ya había con su antecesora, Ana Pastor, con los agentes implicados. En un comunicado difundido en la mañana de este viernes, el secretario general del sindicato mayoritario, Antolín Goya, advierte que tienen previsto iniciar “movilizaciones y acciones sindicales para restablecer la comunicación, exigir de las empresas la culminación del esfuerzo de negociación desarrollado, y exponer a los grupos parlamentarios el error de una norma impuesta que desestabiliza un sector y destruye puestos de trabajo". Y añade: "Defenderemos nuestra profesión por todos los medios. No vemos otra salida. Somos miles las familias que vivimos de este sector, miles los trabajadores que hemos logrado construirlo para que arrojen cifras que baten récords año tras año y no permitiremos que nos erradiquen de la ecuación, solo para que se enriquezcan los pocos a los que obedecen los gobiernos, a costa de trabajo en condiciones indecentes”.

La coordinadora es un protagonista clave en la negociación con Fomento. De hecho, el pasado jueves, De la Serna no citó ni a UGT ni a Comisiones Obreras para comunicarles sus planes. Se reunió con el sindicato que lidera Antolín Goya. Su fuerza es clave. Hay sociedades de contratación (Sagep) como la valenciana Sevasa cuyo convenio (en fase de negociación y renovación) establece que nadie puede entrar en las bolsas de trabajo sin el visto bueno sindical, en este caso la coordinadora. Sevasa tiene 1.300 trabajadores fijos, pero hay otros 300 eventuales que entran y salen en virtud de las necesidades de trabajo y forman parte de esa bolsa controlada. Esto ha permitido que los vínculos de amistad y familiares entre unos estibadores y otros sean altos, uno de los argumentos que los operadores emplean para desacreditar el actual sistema de contrataciones. En fuentes portuarias se afirma que la coordinadora tenía un preacuerdo casi cerrado con la patronal Anesco para reformar el modelo de una manera menos abrupta que el decreto que prepara Fomento, lo que ha descolocado a los estibadores. Los puertos españoles son ahora una bomba de relojería que el nuevo ministro va a tener que gestionar con mucha mano izquierda.

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