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Elsa Artadi está descartada

JxCAT busca un 'mirlo blanco' para el Ayuntamiento de Barcelona

Los independentistas quieren un candidato que robe votos a ERC, recupere los de Convergència y evite un nuevo tripartito. Uno de los nombres que suenan es Gerard Esteva

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, con Elsa Artadi. (EFE)

Los independentistas de JxCAT buscan un ‘mirlo blanco’ como candidato al Ayuntamiento de Barcelona para las elecciones de 2023. Elsa Artadi, que hasta hace poco encabezaba las quinielas, está prácticamente descartada como cabeza de lista, según han confirmado a El Confidencial varias fuentes soberanistas. Artadi finalmente no formó parte de los integrantes del Govern de Pere Aragonès tras las autonómicas, cuando todos la situaban como vicepresidenta, responsable de Economía y la persona de confianza de Carles Puigdemont en el Ejecutivo de la comunidad. Y ahora, tras salir de la ecuación también en el plano municipal, el objetivo es encontrar un rostro capaz de robar votos a ERC, recuperar los de Convergència y evitar un nuevo tripartito. Y uno de los nombres que suenan es Gerard Esteva, presidente de la Unió de Federacions Esportives de Catalunya (UFEC).

“JxCAT necesita neutralizar al PSC, pero especialmente evitar que los comunes repitan mandato o que ERC sea la fuerza mayoritaria. Recuperando votos que se le fueron a Esquerra, además, se aleja el fantasma de un nuevo tripartito municipal. Esa es la obsesión hoy por hoy. Por eso necesitan un candidato que sea un revulsivo, un candidato de mayor consenso y gran proyección”, explican fuentes nacionalistas a El Confidencial.

Con esta meta trazada, uno de los nombres que se pusieron encima de la mesa fue el de Joaquim Forn, que ya encabezó las últimas elecciones a pesar de estar en la cárcel. Pero su figura resta en vez de sumar, ya está amortizado, según algunas fuentes. “JxCAT necesita una figura nueva que ilusione, que recupere votos que se fueron a ERC y que evite que Colau pueda ser elegida de nuevo alcaldesa”, insisten las mismas voces. De ahí que se haya abierto un paréntesis en las filas de JxCAT para iniciar diálogos con otras fuerzas (empezando por el PDeCAT) y sumar adeptos en torno a un ‘mirlo blanco’.

Esa figura podría ser la de Esteva, el presidente de la UFEC. Es joven, con trayectoria nacionalista, no se ha visto salpicado nunca por ningún escándalo y su fama de gestor le acompaña. La joven, patriota, mujer y comprometida Artadi queda arrollada por una figura que despierta buenas vibraciones en el mundo empresarial y que no está ‘contaminada’ políticamente.

"Esteva es un candidato por el que podrían apostar sin problema fuerzas como el PDeCAT e incluso otras que no están en la órbita del independentismo unilateral, como Lliures [la formación fundada por el exconsejero Antoni Fernández Teixidó] o el Partit Nacionalista Català [impulsado por la exlíder del PDeCAT Marta Pascal]". Se trataría, pues, de un auténtico ‘mirlo blanco’, un nuevo líder no contaminado por el envenenado clima político de los últimos años y que buscaría recomponer el espectro político nacionalista de centro derecha para tener opciones de controlar el mayor ayuntamiento de Cataluña, que en definitiva es el contrapeso político de la presidencia de la Generalitat.

La caída de Artadi

¿Qué pasó para que Artadi, uno de los valores con más futuro de JxCAT, cayese en desgracia de la noche a la mañana? Confluyeron varios motivos. Los personales, sin olvidar además que su desgaste como miembro del Govern sería muy acentuado y ella prefería guardarse un lugar más cómodo: el liderazgo municipal de Barcelona, lo que, junto a su cargo como vicepresidenta de Junts, le podría proporcionar un futuro político a largo plazo.

Pero hubo también un componente político: el indulto de Jordi Sànchez y su reincorporación como secretario general de JxCAT con mando en plaza trastocaron los planes de Artadi. El primero, confiesa un alto cargo de los soberanistas, no quiere a nadie que le haga sombra. Además, poco antes de salir de prisión, realizó unas declaraciones en las que vino a decir que el 1 de octubre de 2017 no se pretendió la independencia de Cataluña con el amago de referéndum, sino obligar al Estado a sentarse para pactar una consulta. Esa reflexión provocó un terremoto en las filas de JxCAT, hasta el punto de que un sector del partido impulsó una recogida de firmas exigiendo su dimisión. Desde los círculos cercanos al también expresidente de la ANC, se apunta al sector de Artadi como el responsable de esa maniobra. “No saben con quién se han metido. Los que provocaron la recogida de firmas no sabían a qué se exponían, porque Sànchez no perdona”, afirma una de las fuentes consultadas.

La pereza de Puigdemont

Poco después, tanto Artadi como el otro puntal del sector cercano a Puigdemont, Josep Rius, las dos principales piezas con las que contaba el fugado en el Govern, saltaban de las quinielas para formar parte del mismo. “¿Si Sànchez ha tenido algo que ver? Solo hay que ver el desarrollo de los acontecimientos. Es un planificador. No deja nada al azar. Está acostumbrado a organizar, porque proviene de las filas de los comunistas del PSUC. Nada se escapa a su control. Y está dispuesto a ejercer la autoridad de secretario general”, admiten las fuentes consultadas. ¿Y qué pasa entonces con Puigdemont? ¿No decide el de Waterloo? Apenas. “A Puigdemont le da mucha ‘mandra’ [pereza] tomar decisiones y mandar. Él está para pensar a largo plazo. Para exponer ideas y dar consignas. Para ser un símbolo. Que alguien le lleve las riendas del partido ya le va bien, mientras a él no le molesten con lo que pasa. Por eso no interviene nunca en las trifulcas que hay ni forma parte de los debates públicos”.

De esa manera, se entiende que cuando su sector fue barrido literalmente del Govern no moviese ni un dedo. Y gracias a esa maniobra llegó a la vicepresidencia Jordi Puigneró, un joven político con aficiones muy parecidas a las del 'expresident' y que había cambiado su lealtad a Convergència por su fidelidad a Puigdemont y JxCAT. Al fugado, alguien como Puigneró en la Generalitat le resulta muy positivo, ya que era uno de los consejeros que más contacto tenían con él y, además, es un obsesionado de la seguridad digital. Ambos son almas gemelas en ese tema, tienen similares manías y sus objetivos también coinciden. Por eso la ausencia de Artadi y Rius apenas influyó en el ‘expresident’.

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