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Polémica gestión de la pandemia

Argimon, el fichaje estrella de JxCAT para la Generalitat, pierde brillo por el coronavirus

El nuevo 'conseller' de Salut llegó como experto indiscutible, pero sus dudas sobre mascarillas, festivales, ocio nocturno, fiestas populares o el toque de queda han resultado controvertidas

El 'conseller' de Salud, Josep María Argimon. (EFE)

El 'conseller' Josep Maria Argimon fue el fichaje estrella de JxCAT con el compromiso de que este experto en gestión sanitaria se hiciese cargo del departamento de Salut. Ni ERC pudo discutirlo. Durante la pasada legislatura había asumido la secretaría de Salut Pública y se había convertido en el Fernando Simón de la Generalitat. Pero no ha necesitado cumplir 100 días para que su brillo se apague: las muertes por covid vuelven a cebarse en las residencias de la tercera edad, la gestión de la quinta ola ha sido un desastre, Cataluña se ha colocado a la cola de Europa mientras el consejero permitía conciertos, fiestas mayores y otras concentraciones masivas. Y ha tenido que venir el Tribunal Superior de la comunidad (TSJC) a tumbarle el toque de queda por el que abogaba y que los alcaldes de muchos pueblos querían usar para controlar botellones. Un verdadero desastre.

Cuando mucha gente en Cataluña hablaba de un “Gobierno técnico” se referían sobre todo a Argimon. Porque el resto de 'consellers' más bien eran de perfil bajo. No era el caso del de Sanidad, médico, epidemiólogo y antiguo director del Institut Català de Salut (ICS), que agrupa todos los hospitales de la Generalitat y que 'de facto' es la empresa pública más grande de Cataluña. El 'conseller' maneja un presupuesto anual de 9.789 millones, el mayor del Govern y, por eso, que lo controlase Argimon suponía una importante victoria política para JxCAT.

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El consejero había tenido dos grandes valedores políticos: el 'president' Quim Torra y la 'consellera' de Presidència, Meritxell Budó. Pero ahora ninguno de ellos está en el Gobierno catalán. La segunda, de hecho, ocupa ahora un puesto de subalterna de Argimon, como directora general de Atención Sanitaria y Participación. Ya no es lo mismo. Ya no le puede servir de apoyo.

Los datos de Cataluña son malos. Hay más de 957.000 contagiados, una RT alta, del 0,8; un total de 1.263 hospitalizados y 441 ingresados en UCI. En julio murieron 225 personas en la comunidad por coronavirus. Y en las tres primeras semanas de agosto, otras 422. La quinta ola ha golpeado con fuerza y tener un experto al frente no ha servido de mucho, viendo las cifras.

Sí que ha seguido funcionando bien la vacunación, que ha caído en agosto por las vacaciones, pero que ha continuado a buen ritmo. El descenso en puridad no se puede atribuir a Argimon, sin embargo, también es cierto que la campaña ya la había puesto en marcha, y con muy buenos resultados, Alba Vergès, la 'consellera' de Salut que le precedió y que era de ERC. En este momento hay más de 4,5 millones de catalanes con la pauta completa, según las cifras de la propia consejería.

Menos críticas

Sin embargo, Argimon está teniendo muchas menos críticas que su predecesora Vergès, a pesar de que ha habido momentos muy comprometidos, como cuando el vicepresidente, Jordi Puigneró, se fue a la paella de Carles Puigdemont al sur de Francia y apareció en fotos publicadas en redes sociales. O cuando el TSJC usó como principal argumento que les habían dado datos de hacía 11 días y que con ese decalaje no pensaban darle la razón a la Generalitat. Los servicios jurídicos de la Administración catalana culpan al 'conseller' del revolcón recibido en los tribunales.

Argimón lleva casi tres meses dando bandazos con las diversas medidas contra el virus

Además, los bandazos que ha dado Argimon en cuestiones del covid han sido antológicos. Pidió que toda España revisase el uso de las mascarillas (14 de junio), cuya obligatoriedad en exteriores había sido suprimida y cuando antes había solicitado que se flexibilizase su uso, luego pidió que no hubiese imágenes de personas en conciertos sin el elemento de protección (6 de julio), pero nunca mantuvo que estos actos se suspendiesen. Tampoco se opuso a las fiestas mayores, que en la mayoría de los casos han extendido el virus por Cataluña, igual que lo hizo la noche de Sant Joan. Todo muy incoherente.

Se recrudecen los botellones en Barcelona.

El 16 de junio optó por abrir el ocio nocturno en la comunidad. El 6 de julio volvió a cerrarlo, lo que alimentó los grandes botellones que luego quiso combatir a golpe de toque de queda. El 16 de julio, cuando Cataluña estaba en cifras a la cola de Europa, el propio 'conseller' reconoció: "Con estos contagios, claramente no hemos hecho bien las cosas".

Argimon, quemado

Pere Aragonès ha evitado apoyar a Argimon en público. JxCAT lo quiso poner al frente de la gestión de la pandemia y ahora se prefiere que cada palo aguante su vela. Pero la verdad es que tampoco se le ha criticado. Se ha evitado caer en el espectáculo que dio Quim Torra cuando cargaba contra Alba Vergès día sí y día también. Además, la relación del consejero con otros médicos es buena y eso le sigue generando un ambiente a favor. Actores claves de la pandemia en Cataluña como Oriol Mitjà o el presidente del Col.legi de Metges de Barcelona, Jaume Padrós, le siguen respaldando. Los facultativos catalanes son iguales que los del resto del mundo: se protegen unos a otros. Otra cosa será la oposición cuando el Parlament retome la actividad.

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