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La semana negra de Nieto, el elegido de Cospedal para ganar en Andalucía

Se enfrentó con Génova y Moreno Bonilla porque no le dejan repetir como presidente del PP de Córdoba y días después las escuchas de la operación Lezo le complican su futuro

El presidente del PP de Córdoba, José Antonio Nieto. (EFE)

Semana negra para José Antonio Nieto, el protegido de María Dolores de Cospedal, el tapado que muchos creen que tomará la riendas del PP en Andalucía si el actual presidente, Juanma Moreno, no logra ganar las elecciones tras la marcha de Susana Díaz a Madrid. Eso si logra salir vivo políticamente del lío en el que está metido a raíz de su encuentro con Pablo González, hermano del expresidente de Madrid y también detenido en la operación Lezo.

“Es absurdo”. Empezó la semana un lunes en el que José Antonio Nieto se despachaba sin morderse la lengua y a gusto sobre la orden de Génova que le impide repetir como presidente del PP de Córdoba mientras siga siendo alto cargo del Gobierno. Terminó el domingo con: “No tengo nada que ocultar”, tras anunciar que comparecerá en el Congreso para explicar su reunión con Pablo González, hermano del expresidente de la Comunidad de Madrid, ambos entre rejas por la operación Lezo, que persigue el desvío de fondos del Canal de Isabel II.

“Se la han jugado”, aseguran fuentes del PP próximas a Nieto. El Ministerio del Interior niega tajantemente que se abordara nada sobre la investigación judicial que afecta al PP madrileño. Nieto sostiene que desconocía la trama. La cita se produjo el pasado 8 de marzo, casi recién aterrizado como Secretario de Estado en el Ministerio de Interior de Juan Ignacio Zoido.

Viejos conocidos por Mercasa

Según el auto del juez Eloy Velasco esa reunión se produjo cuando los González ya sabían, lo habían hablado por teléfono, que los estaban investigando. Nieto restó hierro a la conversación, aseguró que prácticamente se le había colado en el despacho por menos de quince minutos para darle la enhorabuena y hablarle de Mercasa, la empresa pública de la que Pablo González posee un 49% de las acciones y que además es propietaria al 51% de Mercacórdoba. Ambos se conocían de la etapa en la que Nieto fue alcalde de la ciudad.

La Ser puso la lupa en la conversación que tras reunirse con Nieto tuvo González con su hermano, expresidente de la Comunidad de Madrid. Pese a que el secretario de Estado de Seguridad aseguró que no hablaron nada de la operación Lezo, que él desconocía, éste aseguró vía telefónica que había sido una cita importante. “El encuentro ha sido muy interesante. Te lo contaré pero no por teléfono”, le dijo a la salida a Ignacio González.

“El encuentro ha sido muy interesante. Te lo contaré pero no por teléfono”, dijo Pablo González a su hermano tras salir del despacho de Interior

El secretario de Estado de Seguridad, número dos del Ministerio de Interior, estuvo por Andalucía este fin de semana. El sábado se le pudo ver en la convención de Nuevas Generaciones en Sevilla. El domingo acudió en Córdoba a una manifestación para dar su apoyo a la alcaldesa de la localidad de Priego, María Luisa Ceballos, a quien una moción de censura de PSOE, PA y Participa Priego va a arrebatarle el ayuntamiento. Allí estuvo también la número dos del PP andaluz, Loles López, aunque desde la cúpula regional aseguran que ni pidieron explicaciones a Nieto ni éste las dio.

Tensión en el PP andaluz

Cuando Zoido hizo su equipo en Interior la lectura interna fue inmediata. Los críticos de Juanma Moreno, actual presidente del PP andaluz, se atrincheraban en Madrid a esperar, para mover ficha a la sombra de Cospedal. Sin embargo, la jugada se está complicando. Cospedal señaló a Nieto en 2014 para tomar las riendas del PP andaluz tras la marcha de Javier Arenas y el liderazgo de transición de Zoido. Pero Arenas, con Soraya Sáenz de Santamaría, convenció a Mariano Rajoy y el designado fue Moreno Bonilla.

El entonces alcalde de Córdoba, que había logrado tras ocho años en la oposición hacerse con una ciudad que era casi 'roja' desde los inicios de la democracia, salvo la etapa breve de Rafael Merino (1995-1999), se quedó con la miel en los labios. Cospedal acabó tan molesta que su fría y distante intervención durante el congreso regional, que en 2014 consagró a Moreno tras el 'dedazo' de Rajoy, no es fácil de olvidar.

Tras el 'palo', Nieto fue al Congreso de los Diputados y finalmente recaló como número dos del Ministerio de Interior, lo que le obligó a dejar su escaño. La intención, hasta pasado el último congreso del PP, era que siguiera siendo presidente del partido en Córdoba. En el último minuto, los estatutos fijaron la incompatibilidad entre cargo institucional y orgánico, con una redacción ambigua y abierta a excepciones. No se sabe bien por orden de quién, Génova mandó que Nieto y José Enrique Fernández de Moya, secretario de estado de Hacienda y presidente del PP de Jaén, no podían repetir en sus responsabilidades orgánicas. Sí podrá seguir Antonio Sanz, el fiel escudero de Javier Arenas, como presidente del PP de Cádiz, a pesar de que es delegado del Gobierno en Andalucía.

Veto desde Génova

El veto a Nieto y Fernández de Moya, los principales dirigentes con los que Cospedal preparaba el postmarianismo en Andalucía, rompió la frágil paz interna cosechada por Moreno Bonilla en su congreso regional y que ahora amenazan seriamente los congresos provinciales. Pese a que el líder andaluz logró una tregua en el cónclave regional de marzo a la espera de que haya elecciones en Andalucía, los movimientos internos en clave provincial han sacudido las aguas internas. Moreno, que como es en él habitual no quiere líos, se desentiende de la decisión de Génova sobre incompatibilidades que trasladó Fernández Maíllo y que desde la dirección andaluza atribuyen directamente a Rajoy.

Para apaciguar el clima interno, el líder andaluz ha dado carta blanca tanto a Nieto como a Fernández de Moya para nombrar a sus sucesores. En el caso de Córdoba parece que no habrá complicaciones para que sea el elegido por Nieto, Adolfo Molina. En Granada hay hasta denuncias de agresiones entre los candidatos, pero la guerra más dura se va a librar en Sevilla, donde Zoido quiere conservar su parcela de poder con la renovación del actual presidente, Juan Bueno, pero un grupo de críticos liderados por Virginia Pérez y donde también se integran fieles de Arenas, piensan llegar hasta el final. En Sevilla, la pelea será a muerte y en realidad los bandos tienen dos jefes supremos, por un lado Cospedal, con Zoido, y por otro Arenas, con los que se llaman renovadores.

Hay quien dentro del PP cree que Nieto pecó de ingenuo y que le tendieron una "trampa" con la visita de Pablo González

Después de criticar con dureza que se le aplique a él la incompatibilidad como presidente del PP de Córdoba, y a otros no, de proclamar que se siente “agraviado”, de airear sus serias diferencias con Moreno Bonilla y de arremeter con dureza contra Génova por no haberle dado explicaciones sobre su incompatibilidad, el auto del juez Velasco ha puesto a Nieto en un brete. Tanto que en mitad de esta guerra no faltan las lecturas ‘conspiranoides’ y hay quien cree dentro del PP que le tendieron una trampa con la visita de Pablo González a su despacho.

Un equipo local y sin experiencia

Otros dentro del PP simplemente advierten de que el tropiezo es fruto de que un Ministerio tan delicado como el de Interior, con gravísimos problemas heredados, entre otros las guerras policiales y la gestión bajo sospecha de Fernández Díaz, ha caído en manos de perfiles políticos locales y con poca experiencia. El lío con el piso del director general de Tráfico, Gregorio Serrano, exedil hispalense, podría quedar en nada si surgen pruebas que pongan en apuros a Nieto como posible autor el ‘chivatazo’ al ex presidente de la comunidad de Madrid.

A Nieto, el delfín de Cospedal, ese licenciado en Derecho de formas amables y perfil moderado que llegó al PP de Nuevas Generaciones en pleno ‘estrellato’ de Aznar, le esperan días complicados. Él dice estar “absolutamente tranquilo”. Su etapa al frente de la alcaldía de Córdoba se le complicó por una declaración absurda, cuando aseguró que no repetiría como alcalde si había un solo parado más al terminar su mandato. Le costó ocho años la mayoría absoluta y le duró cuatro.

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