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4 de ellas seguidas de un expediente

Violaciones en las cárceles españolas: Más mito que realidad... 11 casos en una década

A pesar de la percepción construida por la ficción, en los últimos diez años únicamente han trascendido 11 casos. En cinco de ellos el agresor y la víctima eran de distinto sexo

Imagen de una de las celdas de la antigua cárcel de Segovia. (Cedida)

Desde el cine quinqui de la España ochentera, hasta la oscarizada 'Cadena Perpetua'. La ficción carcelaria ha explotado de forma reincidente la escena de la violación hasta construir un temor colectivo que se perpetúa a lo largo del tiempo. ¿Pero qué hay de cierto en esta adaptación de un delito tan crudo y violento? ¿Estamos ante un reflejo de la realidad o la plasmación de una creencia infundada? Pues según se desprende de las denuncias tramitadas por Instituciones Penitenciarias, las agresiones sexuales producidas entre barrotes son prácticamente anecdóticas y desmienten la habitualidad de una práctica delictiva que se ha instalado en el imaginario colectivo.

Los datos a los que ha tenido acceso El Confidencial señalan que en la última década se han denunciado un total de 11 presuntas violaciones cometidas en cárceles españolas. En seis de ellas, el agresor y la víctima eran del mismo sexo; mientras que en las cinco restantes eran de distinto. Esta misma proporción se registra cuando se analiza si el agredido es hombre o mujer.

En tres de los últimos diez años no se denunció ningún caso en los 91 centros

Los dos únicos años en el que se produjeron dos supuestos casos fueron 2011, en los centros penitenciarios de Alhaurín de la Torre, en Málaga, y Madrid III; y 2020, periodo en el que dos presas de Zaragoza y Álava denunciaron haber sido agredidas sexualmente. En el resto, se contabilizó una única agresión. Salvo en 2012, 2015 y 2017, que no se tuvo conocimiento de ninguna.

La gaditana penitenciaría de Puerto III es la única que recibió dos denuncias, presentadas por sendos internos en 2014 y 2018, mientras que los demás casos están muy repartidos por el resto del país. Hubo uno en el centro Santa Cruz de la Palma de Tenerife en 2011, otro en la cárcel de Ávila dos años después y uno más en la de León en 2016. Las prisiones de Ocaña I —Toledo—, A Lama —Pontevedra—, Zaragoza y Álava sumaron un episodio cada una de ellas.

Al margen de la acusación que pudiese haber ejercido la Fiscalía en torno a cada una de estas presuntas agresiones sexuales, fuentes de Instituciones Penitenciarias señalaron que cuatro de ellas fueron acompañadas de la apertura de un expediente disciplinario.

Un funcionario de prisiones con más de 20 años de carrera avala a este periódico la realidad que muestran los datos y señala que "no me extrañan nada estas cifras, porque no se suelen producir violaciones en las cárceles". "Hace un año y pico uno de los internos que compartía celda se quejó de que su compañero había intentado hacerle tocamientos por la mañana. Fuimos a hablar con el acusado y, tras negarlo inicialmente, acabó reconociendo los hechos y afirmando que se había confundido. Así que se puso en conocimiento del jefe de servicio y del mando de Incidencias y se le cambió de módulo", recuerda como caso excepcional.

José Luis Alcaraz es delegado de Acaip-UGT en la cárcel algecireña de Botafuegos se pronuncia en los mismos términos que su compañero cuando manifiesta que "no me consta ninguna denuncia desde la inauguración del centro en el año 2000". "Y si ha habido algo, ha sido consentido. Cada cual tiene su vida, sus gustos y puede hacer con su cuerpo lo que quiera", precisa.

Alcaraz achaca la distorsión instaurada en la sociedad a "muchas películas" y pone como ejemplo que, "cuando empecé la serie 'Vis a vis', y vi una escena en la que un grupo de presas quería violar a otra en las duchas, no terminé el episodio porque comprendí que no iba a mostrar la realidad de la vida en una cárcel".

Protocolo y celdas individuales

El veterano empleado público vuelve a recalcar la excepcionalidad de este tipo de delitos en reclusión y hace hincapié en el trabajo preventivo derivado de la experiencia: "Conocemos las circunstancias de cada uno de los presos, así que estamos pendientes y, en el momento que percibimos algo raro, intervenimos y hacemos los informes pertinentes".

Desde el departamento del Ministerio de Interior afinan más sobre el protocolo de actuación ante una denuncia de este tipo y detallan que, en primer lugar, se abre una "información previa" con el fin de "averiguar si pudiera tener fundamento". Posteriormente, se incoa "expediente disciplinario" en el caso de que tenga verosimilitud y, por último, se remiten las actuaciones al Ministerio Fiscal.

"Aseguro que las direcciones de los centros no dejan pasar circunstancias así y acaban en los juzgados", añade Alcaraz, a lo que su compañero advierte sobre un aspecto que dificulta notablemente las agresiones sexuales: "Antiguamente, que las celdas eran comunes, pues todavía. Pero en la actualidad suelen ser individuales y cada una tiene en su interior un lavamanos, el inodoro, la ducha. Y cuando son compartidas, se ponen juntos a internos que tienen una buena relación".

En este contexto recuerda que en los centros penitenciarios "hay separaciones interiores de los reclusos". "Los hombres de las mujeres, evidentemente; pero también los preventivos de los condenados, los penados multireincidentes de los primarios, etcétera. Por eso no me extraña que las cifras de violaciones sean muy bajas, ya que los internos se suelen agrupar para que no haya conflictos".

"Si hay relaciones sexuales, son consentidas", incide el delegado de Acaip-UGT, que califica como "mito" la presencia de "mafias que buscan al preso jovencito y guapo o el chulo de turno que lo tiene como mancebo".

Delincuentes sexuales

La aritmética también refuerza la singularidad de los casos conocidos. Si tenemos en cuenta que en 2019 —último año del que se ha publicado Anuario del Ministerio de Interior— la población reclusa en España era de 58.517 personas, las dos agresiones sexuales que se produjeron ese año representan el 0,003 por ciento.

Este dato hay que enfrentarlo con el hecho de que 3.381 de ese total de internos —3.328 hombres y 53 mujeres— estaban encarcelados por cometer delitos sexuales. Sobre la posibilidad de que estos reos puedan reincidir en la prisión, las distintas fuentes consultadas tienen muy claro de que es mínima.

Las dos agresiones que se produjeron en 2019 afectaron al 0,003% de los presos

"Hay internos que han ingresado por cometer delitos sexuales, pero aquí se cuidan muy mucho de hacer nada. Sobre todo los que tienen antecedentes por pederastia o pedofilia, que se enfrentan al particular código ético de la cárcel. Esta clase de agresores lo llevan fatal porque son conscientes de que están mal vistos y que pueden ser objeto de represalias", cuenta el funcionario consultado.

A 30 de abril de este año, según Instituciones Penitenciarias, en las 91 cárceles, hospitales psiquiátricos penitenciarios y centros de inserción hay 55.705 personas internadas. El 92,7 por ciento son hombres.

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