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  1. España

LAS EMPRESAS: LIFEVAC Y DECHOKER

Los polémicos 'desatascadores de tráquea' que ya están en colegios y residencias

A pesar de sus campañas mediáticas y de estar cada vez más presentes en centros públicos, los expertos médicos desconfían de estos inventos por la falta de estudios

LifeVac y Dechoker. (Montaje: EC)

Cada año mueren en España más de 2.000 personas por atragantamiento, cinco al día, una cada seis horas. Son más víctimas que en accidentes de tráfico; un reclamo perfecto para empresas como LifeVac o Dechoker, que se promocionan como el remedio ideal cuando un inesperado trozo de comida marca la frontera entre la vida y la muerte.

Son dispositivos de succión de primeros auxilios. Uno tiene forma de desatascador, el otro de jeringa gigante, pero tienen un funcionamiento similar: ejercen una presión negativa en la tráquea para sacar el bolo atragantado a través de una mascarilla que se adhiere a la boca del paciente. Sin embargo, a pesar de venderse en medios de comunicación como un invento revolucionario y de estar presentes ya en multitud de colegios y residencias de ancianos, parte del colectivo sanitario denuncia que ninguno de los dos está recogido en las guías y protocolos que regulan los procedimientos en este tipo de emergencias.

El dispositivo LifeVac.

“No hay ninguna evidencia sobre su bondad, y sí una serie de dudas sobre su eficacia y efectos secundarios que no se contemplan”, explica el doctor Frutos del Nogal, presidente del Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERCP), quien cree que, por ejemplo, no está claro el efecto que tiene la presión del dispositivo en el cuerpo. Hace unos meses, este organismo emitió un comunicado precisamente sobre el LifeVac (el desatascador) tras recibir varias consultas de profesionales y particulares a raíz de la campaña mediática de estos productos. Advirtieron de que, debido a la “escasa bibliografía médica disponible”, era mejor que se siguiesen usando los métodos antiatragantamiento que sí están aprobados por organismos internacionales. Es decir: provocar la tos, los golpes en la espalda y las compresiones abdominales, también conocidas como maniobra Heimlich.

La razón del escepticismo está en que los únicos estudios en los que se basan tanto el LifeVac como el Dechoker son ensayos a nivel experimental en animales, en cadáveres o en maniquíes, así como casos de éxito por todo el mundo que pueden encontrarse en su página web, como la educadora que salvó a un bebé en Navarra o el anciano que sobrevivió gracias a su uso en La Roda.

“Son casos anecdóticos y los médicos no podemos basarnos en eso. Yo estaría encantado de que saliesen dispositivos así y que funcionen, pero tenemos que seguir lo que dicen las guías”, explica Gonzalo Oñoro, doctor en pediatría, instructor de reanimación cardiopulmonar y uno de los profesionales que más han investigado estos dispositivos y que más críticos se muestran con su uso. “Hacer estudios sobre reanimación cardiopulmonar es muy complicado. No se le puede decir a un señor que se muera para probar los dispositivos, por lo que son todo estudios retrospectivos con expertos”.

No hay ninguna evidencia sobre su bondad, y sí una serie de dudas sobre su eficacia y efectos secundarios

Según LifeVac y Dechoker, es precisamente por esa dificultad de hacer estudios con personas vivas que no cuentan con más referencias científicas que las llevadas a cabo con cadáveres o maniquíes, además de dos estudios que recogen casos de personas vivas: 13 casos certificados sobre el primer producto y cerca de 30 sobre el segundo. “El problema es que este tipo de dispositivos médicos tardan mucho en ser aprobados, igual que ocurrió con los desfibriladores, que tardaron 40 años y ahora están en todos los lugares públicos”, explican desde IES Medical, la delegación que distribuye LifeVac en España desde 2017.

Dechoker también es estadounidense, pero en España se comercializa con la empresa Iberican Medical Device desde 2016. “Tenemos muchos médicos y hospitales que lo avalan, pero parece que hay una campaña de desprestigio a nuestro producto”, explica José Manuel Canis, director general de la empresa.

Tanto LifeVac como Dechoker defienden contar con el sello de Conformidad Europea (CE) y la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU) para comercializarse. Sin embargo, se trata de permisos de tipo 1, es decir, que “necesitan demostrar seguridad, pero no eficacia”, como explica la doctora Esther Samper en este artículo. Los productos de esta categoría, en la que entran por ejemplo los guantes para exámenes médicos y las vendas elásticas, pasan menos pruebas que los evaluados como productos antiatragantamiento.

De hecho, según recoge la experta, cuando se preguntó a la FDA sobre los dispositivos antiatragantamiento, la autoridad americana respondió que "no ha aprobado o permitido dispositivos médicos que, específicamente, abran las vías respiratorias o que faciliten la respiración en situaciones de primeros auxilios o una emergencia de asfixia".

Presentes en colegios y residencias de Madrid

LifeVac está ya presente en todos los centros de mayores, sociales, comedores y centros de menores de la Comunidad de Madrid, y Dechoker, en residencias de mayores, centros de personas con discapacidad intelectual y también de menores. También empresas privadas como Igurco o Albertia los han incorporado a sus residencias, así como los ayuntamientos de Zaragoza o Tres Cantos, que han dotado a sus escuelas infantiles con este último dispositivo.

El dispositivo Dechoker.

Según los expertos sanitarios, si han conseguido entrar en los centros públicos se debe más a su campaña mediática que por su aval científico. “Es un 'marketing' agresivo, que va a los sentimientos de las personas, apela a salvar la vida de los niños, de los mayores… Y eso es un reclamo fantástico”, explica Oñoro.

Dechoker forma parte del Plan Nacional Antiatragantamiento (Plantra), surgido en 2018 con el fin de “sensibilizar del problema a la población”. Bajo este nombre de apariencia gubernamental, han conseguido salir en medios como Onda Cero o La Sexta. Y aunque la empresa niega ninguna vinculación con el plan más allá de adherirse, en la web de Plantra puede comprarse directamente el producto (solo ese) y los promotores que figuran son todos distribuidores oficiales del aparato. Incluso la noticia de Europa Press cuando se presentó el plan señala que “el objetivo de Plantra es que haya un dispositivo de Dechoker (…) en cada escuela infantil”.

José Ramón Fernández, pediatra del hospital Santa Lucía de Cartagena, teme que, debido a la popularidad que están adquiriendo, la presencia de estos dispositivos en los centros genere “una falsa sensación de seguridad” y que sustituya a la formación de los profesionales. “A veces es muy atractivo para los colegios el comprar dispositivos y quedar bien de cara a la galería”, añade. “Es como con los desfibriladores: de nada sirve que digas que es un espacio protegido si no entrenas a la gente en RCP, en técnicas de primeros auxilios y, sobre todo, si dejas de usar técnicas que sí están avaladas científicamente”.

Dechoker asegura, por ejemplo, ser mejor opción en casos de atragantamiento en embarazadas, personas obesas o ancianos que la maniobra Hemlich, pero las guías médicas oficiales ya contemplan otro tipo de ejercicios en estos casos, como las compresiones torácicas. “Las guías son recomendaciones y no protocolos obligatorios, por eso creemos que en esos casos nuestro producto es más efectivo, porque da mejores resultados”, añade Canis, su director general.

Los médicos temen también que esos segundos que se emplean en el uso del dispositivo se dejen de emplear en maniobras de reanimación cardiopulmonar, extremo que ambas compañías niegan porque “se pueden complementar”. La tensión con parte de la comunidad sanitaria llevó incluso a la delegación europea de LifeVac a emitir un comunicado en el que calificaba a los profesionales críticos de “trols de las redes sociales”.

Reino Unido lo rechaza en sitios públicos

Para justificar su implementación en centros públicos a pesar de no estar reconocido por ningún organismo oficial, la Comunidad de Madrid se ampara en un protocolo para emergencias de Australia. Su postura contrasta, por ejemplo, con la del Reino Unido, donde las autoridades han prohibido a LifeVac vender sus productos en escuelas y otros lugares públicos como restaurantes y centros comerciales.

La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos para el Cuidado de la Salud de Reino Unido también alertó de que estos dispositivos solo deberían usarse por personal sanitario cualificado y cuando todas las medidas de reanimación hayan fallado, aunque ambas compañías aseguran que sus productos pueden ser usados incluso sobre uno mismo.

Funcionamiento del LifeVac.

Dechoker, además, ha sido investigado en Estados Unidos por defraudar supuestamente a 80 inversores a los que afirmaron cuestiones como que tenían un contrato con el departamento de veteranos de Estados Unidos para proveer sus centros, que el valor del producto se multiplicaría por 10 rápidamente o que el 'rey' de Turquía (que es una república) tenía uno en su palacio y otro en su avión privado. Según los investigadores fiscales de la secretaría de Estado de Carolina del norte, nada de eso era verdad.

La próxima guía '‘Recomendaciones para la resucitación del Consejo Europeo de Resucitación’ —donde reclaman los sanitarios que deberían estar incluidos para comercializarse— se publicará en 2020. Tanto LifeVac como Dechoker consideran que, si no están incluidos todavía es porque su publicación es quinquenal y no existían en España en 2015. Además, aseguran que actualmente se está estudiando su inclusión en esta próxima versión, pero tanto los expertos como el CERP —máxima autoridad en la materia— insisten en la falta de pruebas. “Si algún día lo aceptan, seré el primero que se retracte, pero de momento no es así”, sentencia Oñoro.

*En una versión previa de este artículo se aseguraba que LifeVac era idea de un doctor, sin embargo, su creador es el empresario estadounidense Arthur Lih,

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