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"ES DIFÍCIL CONCILIAR EN ESTE DEPARTAMENTO"

Por qué nadie quiere ser antidisturbios: decenas de policías abandonan la unidad

Los cursos para acceder a las UIP ya no se llenan como antes; la equiparación salarial hace que no sea tan jugoso entrar porque el plus no ha subido en los últimos años

Enfrentamientos entre senegaleses y policías en una concentración en Madrid en marzo de 2018. (EFE)

Las Unidades de Intervención de la Policía Nacional (UIP), conocidas popularmente como los antidisturbios, son uno de los departamentos de élite de la corporación, por debajo siempre del Grupo Especial de Operaciones (GEO). Reprimen protestas callejeras, mantienen el orden público y tuvieron un protagonismo esencial durante el movimiento que surgió tras el 15-M de 2011, los asaltos al Congreso o las marchas por la dignidad de 2014. Durante los últimos años, los casi 3.000 funcionarios que componen los diferentes grupos repartidos por toda la geografía española estaban más centrados en viajar a Cataluña para evitar altercados como los que tuvieron lugar durante el referéndum ilegal de 1 de octubre de 2017.

Pertenecer a estas unidades ha sido durante esta última década casi como ser policía o guardia civil en el País Vasco durante los años duros. El Ministerio del Interior ha 'premiado' a los funcionarios que han entrado en los grupos antidisturbios con un complemento específico de sueldo de 6.000 euros al año, un 'caramelo' muy goloso para policías que en no pocos casos apenas superaban los 1.500 euros de salario mensual antes de acceder a los antidisturbios. Sin embargo, en los últimos años, ni siquiera este dinero extra parece ser suficiente para retener a los agentes en el departamento que lucha por mantener el orden en las calles.

En los dos últimos años, decenas de policías han pedido la baja en las UIP. Fuentes del departamento consultadas por El Confidencial no se ponen de acuerdo en la cifra exacta, que algunos sitúan en 300 miembros y otros incluso en 700 funcionarios que han solicitado el cambio. En cualquier caso, entre un 10% y un 25% de la plantilla ha reclamado abandonar uno de los destinos más mediáticos de la institución. Algunos aseguran que la cifra no es mayor que en años anteriores, pero otro indicador muestra que las cosas claramente no funcionan como antes en las UIP. Ahora hay mucho menos interés que antes por convertirse en un antidisturbios y en esto sí que coinciden todas las fuentes consultadas. "Hace 12 años, cuando yo entré, había tortas para acceder; ahora ni siquiera se cubren los cursos que salen", explica Miguel Ángel Álvarez, que abandonó las unidades el pasado junio.

La razón por la que está adelgazando dramáticamente el departamento es, según Álvarez —que ejerce también como coordinador de este departamento en el sindicato Unión Federal de Policía—, la total disponibilidad a que están sometidos sus miembros. El mencionado complemento, que apenas aumenta desde que se implantó en 1989, cuando se crearon las UIP, lleva implícito que su beneficiario está las 24 horas de los siete días de la semana pendiente del teléfono. "Cuando trabajé en la primera UIP, teníamos que llamar por teléfono todas las tardes a las 17:00 para ver qué teníamos al día siguiente", recuerda.

Antidisturbios, durante el 15-M. (EFE)

"En mi comisaría, ahora tenemos un cuadrante que establece los turnos que vamos a trabajar en el próximo año; en las UIP no saben qué van a hacer mañana; en cualquier dependencia tienen que avisarte con un mes de antelación para hacerte algún cambio; en las UIP te pueden avisar minutos antes", asegura Álvarez, que dejó el departamento por este motivo y considera que es la razón por la que en los últimos dos años se están produciendo tantas bajas. "Cambian los horarios cuando les da la gana", asegura el policía, que entiende que muchos servicios pueden preverse, como un partido de fútbol, que se sabe que se va a jugar un día a una hora desde hace semanas.

"La gente se va por esa falta de profesionalidad de los jefes para prever los turnos, porque los funcionarios tienen familia y con esa disponibilidad total es imposible conciliar", valora el funcionario, cuyo testimonio es corroborado por otro agente que aún sigue siendo antidisturbios y que, por este motivo, prefiere mantener el anonimato. "Aquí la conciliación es muy difícil y por eso se termina yendo el 90%; en teoría, trabajamos un fin de semana si y otro no, pero los cambian cuando quieren y es habitual hacer tres seguidos; el lunes ponen un horario de la semana, y el jueves para el finde, pero cambia siempre; los cambios de turno son constantes", describe el policía, que cuenta también que los grupos que teóricamente tienen medio centenar de agentes funcionan actualmente con apenas 30 o 40 individuos.

El propio director adjunto operativo del cuerpo, José Ángel González, se preocupó recientemente por este elevado número de bajas que sufren las unidades. Los responsables de las UIP le explicaron que "la gente no quiere viajar". Y es posible que ahora los funcionarios estén menos dispuestos a soportar estas adversidades derivadas de la disponibilidad total. Para otras fuentes policiales consultadas, de hecho, la razón de este incremento de abandonos y del menor interés por ser antidisturbios es que esa cláusula que obliga a estar disponible 24 horas al día "no está bien pagada".

"Está claramente obsoleta", aseguran estas últimas fuentes, que subrayan que, mientras el complemento de 6.000 euros ha estado congelado durante 30 años, en otros destinos aumentaban pluses como la turnicidad o la nocturnidad que han reducido la distancia entre una y otras plazas. En concreto, afirman, en 1997 la diferencia en neto de un UIP con otro policía era del 25% y hoy es de apenas el 10%. En números redondos, los antidisturbios cobran apenas 150 euros más al mes que un policía de comisaría, resume González, una cantidad por la que hoy por hoy pocos están dispuestos a hacer una 'entrega total'. "A esto se suma el aumento de sueldo de la totalidad de los funcionarios del cuerpo como consecuencia de la equiparación salarial, que ha provocado que los policías cobremos cantidades más razonables y que no sea tan interesante recurrir a destinos como la UIP para ingresar más dinero; el precio a pagar es demasiado alto para la vida familiar", añade otras fuentes.

Los antidisturbios conforman una de las unidades más prestigiosas del cuerpo. Durante la operación Copérnico, desplegada en Cataluña con motivo de la mencionada crisis del 1-O, la práctica totalidad de los efectivos se trasladó hasta esa comunidad autónoma durante meses. A este personal se sumaron el de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), considerada la hermana pequeña de la UIP, y otros departamentos. Curiosamente, resaltan las fuentes consultadas, las bajas en aquella época no fueron apenas llamativas. "Los funcionarios lo entendíamos como un ejercicio de patriotismo y sabíamos que era algo extraordinario", explican policías que ya no están en las UIP.

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