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BLOQUEO POLÍTICO RUMBO A LAS ELECCIONES

Sánchez cierra una semana hiperactiva pero sin ningún avance para formar Gobierno

La presión de los agentes económicos y sociales para que se forme Gobierno y se eviten elecciones sube, pero ni el PSOE desencalla la negociación ni el resto de partidos mueve ficha

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (c), junto a la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, y el secretario de Empleo y Relaciones Laborales, Toni Ferrer. (EFE)

Pedro Sánchez pone fin este viernes a una agenda política hiperactiva para un mes de agosto, a la que ha arrastrado a la mayoría de sus ministros. Pero la intensidad de su semana no ha traído avances reales en las negociaciones para formar Gobierno. Sánchez está inmerso en el pasaje del cuento de Lewis Carroll en el que Alicia y la Reina Roja corren velozmente para permanecer siempre en el mismo lugar. Cuando Alicia hace saber a la reina que en su país, si se corre mucho y durante tanto tiempo, suelen llegar a otra parte, esta contesta que en el suyo lo que es preciso es correr mucho para permanecer en el mismo lugar: “Para llegar a otro hay que correr el doble, más rápido”.

Los sindicatos piden a Sánchez que retome las negociaciones con Pablo Iglesias

Más allá de la hipótesis evolutiva que después inspiraría este pasaje, Sánchez se ha hecho una Reina Roja de libro esta semana. Era su propósito. Dar imagen de actividad, de que no está de brazos cruzados pero sin moverse del mismo sitio que conducirá, si nada cambia, a nuevas elecciones el 10 de noviembre. En ese punto del que Sánchez no se mueve pese a todo lo que está corriendo, ahora mismo está mucho más cerca de comicios que de un acuerdo para reeditar la presidencia.

La ronda de encuentros con representantes de la sociedad civil, los agentes económicos y sociales no tenía como objetivo real desencallar la investidura. Tampoco las citas con uno de los partidos con menos representación del Congreso, Compromís. Después vendrá el PNV. Sus votos no tienen la llave. El PSOE sabe que la única posibilidad para evitar elecciones es llegar a un acuerdo con Unidas Podemos y ninguno de los encuentros protagonizados esta semana podían conseguir restablecer puentes con Pablo Iglesias. Todo lo contrario. La “desconfianza mutua” expresada públicamente por Sánchez abunda en el distanciamiento.

Culpar al contrario

Si los socialistas hubieran planeado dejar pasar unos días para enfriar las relaciones antes de volver a sentarse a la mesa con Unidas Podemos, quizá lo más normal habría sido optar por una agenda menos intensa. Pero no es eso lo que quiere el PSOE. El argumentario está encaminado a llegar a unas elecciones con todos los cabos bien atados y minimizando la responsabilidad del presidente en funciones. Por más que Sánchez diga que no tira la toalla, el Gobierno de coalición es hoy una oferta que, insisten en el PSOE, ha dejado de estar sobre la mesa porque Unidas Podemos la rechazó.

Si nada cambia, esa apuesta por “explorar nuevas vías” y presentar un programa de gobierno no bastará para llegar al acuerdo. Sánchez corre el riesgo de reeditar uno de los errores de la primera negociación, apurar hasta el último momento y luego quedarse sin tiempo. Aunque hay muchos socialistas convencidos de que lejos de faltar tiempo, sobró.

Sin vacaciones

El objetivo es no moverse y que sean los demás quienes claudiquen. O bien que Unidas Podemos acepte un acuerdo programático sin sillones en el Consejo de Ministros o bien que PP y Cs opten por la abstención. Mientras tanto, Sánchez corre y corre y pide a sus ministros que eviten una ‘pillada’ en la playa, tirados a la bartola, y ha dado orden de que se mantengan activas las agendas. Solo la próxima semana, coincidiendo con el puente del 15 de agosto, dejará de celebrarse el Consejo de Ministros y el gabinete podrá tomarse unos días libres. Pocos.

Lo que Sánchez ha logrado afianzar esta semana es una sola idea: los españoles no quieren volver a votar y reclaman que haya un Gobierno. Hace falta un Ejecutivo estable, defienden los socialistas, “cuanto antes”. Esto puede tener efecto bumerán. Si los partidos fracasan en el objetivo de evitar nuevas elecciones, ¿quién será el principal responsable? En la oposición lo tienen claro, el líder socialista, que fue quien ganó las elecciones y tiene la responsabilidad de lograr un Gobierno. En el PSOE trabajan con intensidad para instalar otra respuesta, la de que la culpa es de todos los demás menos del presidente en funciones. Es el famoso relato, y esa es ahora mismo la batalla. Con ese reparto de culpas tienen mucho que ver la agenda frenética de la semana y el mensaje que ha instalado en su Consejo de Ministros: las elecciones nos tienen que coger trabajando por evitarlas.

Sánchez ha trasladado a sus ministros y a los barones que las elecciones, que ve probables, les tienen que pillar trabajando por evitarlas

La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, se encargó, un día después, de ahondar en la estrategia de Sánchez de marcar distancias con Unidas Podemos. Buscó el enfrentamiento directo con Pablo Echenique, a quien acusó de convertir sus respuestas a Sánchez en “exabruptos” al PSOE y al Gobierno, que “no ayudan nada”.

"No están haciendo nada"

Calvo aseguró que los representantes de los distintos colectivos que se están reuniendo con el presidente en funciones le trasladan que “les empieza a preocupar” que el resto de partidos “no estén haciendo nada” y así se lo dicen “cada día”. La vicepresidenta insistió en que “los únicos que están haciendo algo por España” son los socialistas.

Pedro Sánchez urge a la formación de Gobierno cuanto antes

En Unidas Podemos, al contrario que en el PSOE, mantienen un perfil bajo. Con Pablo Iglesias e Irene Montero retirados de la primera línea por el nacimiento de su tercer hijo, las valoraciones corresponden o bien a Echenique, vía redes sociales, o a través de diputados como Yolanda Díaz, portavoz de Galicia En Comú, que acusó a Sánchez de estar en el escenario de repetición de elecciones, lo que consideró “temerario” y de “una enorme irresponsabilidad”. El argumentario de Unidas Podemos es que Sánchez ha decidido no negociar, va a elecciones en noviembre, busca “excusas” para aliarse con Cs y rehúye un acuerdo a su izquierda.

Rivera y Casado, fuera del foco

Mientras, Albert Rivera (Cs) y Pablo Casado (PP) sí que han cogido unos días de descanso y se han apartado del foco político. Desde Cs, su secretario general, José Manuel Villegas, pidió a Sánchez que deje de hacer “ruido, humo y ganas de distraer” y abandone su política de “álbum de fotos”, en referencia a las reuniones de esta semana. En esta ocasión, Rivera, insinúan, tampoco se reunirá con Sánchez en caso de celebrarse una nueva investidura.

En el caso del PP, son su número dos, Teodoro García Egea, la portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, y el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, quienes hacen bolos por los medios y mantienen vivo el discurso popular sobre la “insolvencia” y “la desidia” de Sánchez. Eso sí, sin cambios y sin atisbos de que en el PP nadie ni siquiera haya valorado la posibilidad de una abstención. Ni los barones del PP, que sufrirán en primera persona las consecuencias del bloqueo político en modo de asfixia financiera y freno a sus presupuestos, van a levantar el teléfono para pedir a Casado que mueva ficha. En el PP, como en el PSOE, se ha instalado la idea de que unas nuevas elecciones pueden mejorar su actual situación política. Mientras tanto, lanzan propuestas, como que Sánchez dé un paso al lado para apoyar a otro candidato, que el PSOE tacha de “disparates”.

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