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BLOQUEO POLÍTICO

Sánchez se aleja de Iglesias y presiona por la asfixia financiera a barones y alcaldes

La estrategia del PSOE pasa por marcar distancias con Unidas Podemos, con quienes existe una "desconfianza recíproca", mientras apunta a los efectos negativos del bloqueo político

Felipe VI y el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en la entrada del Palacio de Marivent. (EFE)

Mientras el tiempo corre y avanza la cuenta atrás hacia el 23 de septiembre, fecha tope para evitar nuevas elecciones, Pedro Sánchez muestra cada vez con más nitidez sus cartas. Su visita a Felipe VI exhibió que la estrategia del PSOE pasa por marcar distancias con Unidas Podemos, con quienes existe una “desconfianza recíproca”, mientras apunta a las consecuencias del bloqueo político. Son las comunidades autónomas y los ayuntamientos los que abonan el grueso de los servicios públicos y las nóminas de los funcionarios, y la falta de Gobierno mantiene en el aire casi 5.000 millones de euros en transferencias. Sin un Ejecutivo, nadie podrá elaborar un presupuesto certero.

“No pierdo la esperanza”. Sánchez continuará este jueves su ronda de encuentros con el mundo económico y representantes de la sociedad civil. Les toca el turno a los sindicatos y la patronal, también de la pequeña y mediana empresa. El presidente en funciones asume el discurso público de que la sociedad española no quiere nuevas elecciones y urge un acuerdo, sin embargo se ha situado en un callejón sin salida. Aseguró que explora “otras fórmulas”, aunque la aritmética parlamentaria es tozuda.

Pedro Sánchez urge a la formación de Gobierno cuanto antes

Las relaciones con Unidas Podemos están rotas y, salvo milagro, PP y Cs no se moverán de su ‘no es no’ a un Gobierno de Sánchez, que él dejó claro no quiere hacer descansar en los independentistas. La oposición le recuerda que el socialista ganó las elecciones y es quien tiene la responsabilidad de hallar un acuerdo, incluso en el PP ya le han dicho que si no sabe o no puede, dé un paso a un lado. El PSOE se toma a "chiste" la propuesta de que haya un candidato alternativo a Sánchez para allanar un Gobierno.

Puentes rotos

De su comparecencia pública tras su reunión con el Rey, a la que llegó con un retraso de una hora, resonó su recado a Pablo Iglesias, por quién confesó sentir una “desconfianza” creciente. Si los puentes están rotos entre el PSOE y Unidas Podemos en el actual mapa político, evitar elecciones se antoja muy difícil. Sánchez no ocultó que las relaciones se quemaron en la negociación de un Gobierno de coalición el pasado julio y reiteró que esa oferta ya ha decaído. Si Iglesias exigía que Unidas Podemos esté en el Gobierno para vigilar al PSOE, Sánchez advirtió de que no compartirá gabinete con ministros de este partido porque tampoco se fía.

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En las relaciones políticas hay mucho de relaciones humanas, de entendimiento, de posibilidad de sentarse a negociar y comprender al contrario, y si estos ingredientes no están en la receta, aunque sea en dosis bajas, la fórmula del Gobierno de coalición será imposible que salga adelante. Esto verbalizó Sánchez con mucha claridad en su visita al Rey en Mallorca. Con tanta vehemencia lo expresó que cabe preguntarse si es una medida de presión a Unidas Podemos, si existe alguna vía para el desbloqueo o si vive aún la posibilidad de un Gobierno conjunto entre dos líderes que no comparten espacios en común.

Reproches vía tuit

Unidas Podemos guarda silencio y no comunica más allá de los tuits de reproche de su secretario de Organización, Pablo Echenique, que recordó a Sánchez que pactaron “los Presupuestos más sociales de la democracia” y lo acusó de buscar “excusas” para pactar con Albert Rivera o “llevarnos a elecciones”.

La desconfianza expresada por Sánchez es común entre los dirigentes del PSOE, sobre todo entre quienes han vivido más de cerca las negociaciones de julio. Cada vez cunde más el convencimiento de que aceptar un Gobierno de coalición con Unidas Podemos sería un error porque no garantizaría la estabilidad, se rompería en una crisis en pocos meses y eso fortalecería a la derecha ante nuevos comicios.

El 10-N, mal menor

La idea de que el mal menor es ir a unas elecciones el 10 de noviembre se acepta ya de forma abierta entre muchos líderes socialistas. El guion marca, no obstante, defender públicamente que Sánchez no tirará la toalla hasta el último minuto. Si ya tiene riesgo ir a una nueva convocatoria electoral y que el electorado de izquierdas opte por la abstención para castigar la falta de acuerdo, peor es aún acudir sin un relato claro que deposite la responsabilidad en el adversario. Continuarán las reuniones con asociaciones y agentes económicos y sociales, además de con los partidos con menor representación del arco parlamentario.

La ecuación es fácil: o el PSOE recula y acepta de nuevo negociar el reparto del Gobierno o Unidas Podemos suscribe la fórmula de un pacto programático, a la portuguesa, sin entrar en el Gobierno. “La ciudadanía ha expresado claramente que quiere un Gobierno progresista liderado por el PSOE. No quiere repetir elecciones. Le pido a Podemos, PP y Cs que no bloqueen, que cumplan con ese mandato. Nosotros estamos trabajando para hacerlo posible. España necesita un Gobierno ya”, señaló Sánchez, que miró por igual a derecha e izquierda, e incluso tuvo más reproches para Iglesias que para Pablo Casado o Albert Rivera.

Las comunidades no podrán elaborar sus presupuestos sin un horizonte certero ni un Gobierno que liquide los pagos

Sánchez elevó la presión sobre PP y Cs acudiendo a los gobiernos autonómicos, “que han cerrado con la ultraderecha”, y admitiendo la asfixia financiera que padecerán las comunidades y los ayuntamientos si España va a nuevas elecciones. El Ministerio de Hacienda sostiene que en el actual marco legal no puede liquidar pagos pendientes del IVA o las entregas a cuenta del modelo de financiación, cantidades importantes para que las autonomías puedan elaborar sus presupuestos con certidumbre. Andalucía y Galicia, gobernadas por el PP, ya han alertado del daño económico, una preocupación también verbalizada por la Comunidad Valenciana. Sánchez se compromete a acelerar la reforma de la financiación y a liquidar con las autonomías sin esperar a nuevos Presupuestos, vía decreto-ley, pero para ello, advierte, hace falta sí o sí nuevo Gobierno y su oferta no convence a ninguno de sus rivales políticos.

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