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  1. España

INSISTE EN PACTAR LA PREGUNTA CON EL GOBIERNO

Puigdemont 'vende' su apuesta en el corazón de Madrid sin poner fecha al referéndum

El mensaje fue repetido: pide pactar con el Gobierno la pregunta del referéndum, la fecha y la mayoría necesaria. El escenario, eso sí, inédito. Acudió Pablo Iglesias a escucharle

Carles Puigdemont, durante su conferencia en el Ayuntamiento de Madrid. (EFE)

Fue la puesta de largo del referéndum independentista en Madrid, pero sin novedades ni concreciones sobre la gran incógnita que rodea la llamada ‘cuestión catalana’: la fecha en la que el Gobierno de la Generalitat planea celebrar la consulta para ‘desconectar’ Cataluña de España. Carles Puigdemont, acompañado del vicepresidente del Govern y líder de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, y del consejero de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, reiteró una vez más la voluntad de “dialogar” con el Ejecutivo de la nación para pactar la pregunta del referéndum, la fecha e incluso la mayoría necesaria para que el resultado sea vinculante. “No nos rendimos en la exploración del dialogo porque nos lo exige la mayoría de la población catalana”, indicó el 'president' durante la esperada conferencia, celebrada en el ayuntamiento de la capital española.

[Así vivimos en directo la conferencia del presidente de la Generalitat]

El auditorio de la Caja de la Música en el Palacio de Cibeles se llenó hasta la bandera de periodistas, diputados catalanes de PDeCAT, ERC, parlamentarios autonómicos de Junts Pel Sí, y la representación de una sola fuerza política nacional no catalana: Podemos. Pablo Iglesias acudió a la cita después de haberse reunido con Puigdemont y tomó asiento junto a los diputados Joan Tardà y Gabriel Rufián en la primera fila de la sala. Más atrás atendía al discurso Juan Carlos Monedero. Junto a Iglesias también estuvieron el tercer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, de En Comú, y el líder de los comunes en Madrid, Xavi Domènech.

A las puertas de Cibeles, manifestantes de la Falange trataban de boicotear el acto entre gritos, insultos y banderas españolas, coaccionando a los asistentes a la conferencia a su llegada. La presencia policial fue muy fuerte antes, durante y después del acto. En el interior de la Caja de la Música municipal, Puigdemont agradecía a la alcaldesa madrileña “haber brindado la oportunidad de dejarnos explicar en este espacio”. Manuela Carmena recibió al presidente autonómico en su despacho, aunque optó por no acudir al acto. El Gobierno de Ahora Madrid sí estuvo representado por el concejal de Participación Ciudadana, Pablo Soto.

Puigdemont: "El Estado español no tiene tanto poder para parar tanta democracia"

El jefe de la Generalitat sí dejó clara una vez más que “el compromiso de Cataluña con su pueblo es inviolable” y recordó que, aunque tiende la mano a Mariano Rajoy para llegar a un acuerdo democrático, “el referéndum se va a celebrar” sí o sí. Advirtió: si el diálogo no llega, “el objetivo no será celebrarlo”, sino “invitar al Gobierno español a contribuir a la transición de un nuevo Estado catalán”. Puigdemont se dirigió al Ejecutivo para afirmar que no debe contar con ellos “para simulacros”, “maniobras de dilación” o escenificaciones “de falsa voluntad de diálogo". El presidente autonómico no dudó en afirmar que “nada” les debe hacer creer que renunciarán al derecho de la autodeterminación y exigió al mismo tiempo “no engañar a nadie ni hacer perder el tiempo”.

La exigencia del Govern pasa por iniciar una mesa de negociación sin líneas rojas. Sin condiciones previas, ni límites, ni apriorismos, ni amenazas. “Hay que hablar sobre lo esencial. Y un buen comienzo es compartir la idea de que el sentido de democracia va asociado a una urna”. Esa fue la idea más repetida por sus compañeros de viaje a Madrid, Junqueras y Romeva, quienes también pusieron negro sobre blanco su máximo objetivo: que los catalanes voten. “Deberíamos poder dialogar sin que nadie tenga que responder ante la Justicia por el hecho de proponer algo”, afirmaron los dirigentes catalanes, lanzando un mensaje de apoyo a Artur Mas y otros altos cargos imputados y condenados por la consulta del 9-N.

Puigdemont aprovechó para reprochar sin disimulos la actitud de Mariano Rajoy. “Los gobernantes tenemos la obligación de no mirar hacia otro lado”, y, sobre todo, afirmó: “Si tú mismo reconoces que es el mayor reto de España en estos momentos”. El jefe de la Generalitat se refería a las palabras del presidente del Gobierno —primero, el verano pasado y después, en su último discurso de 2016— cuando se refirió a Cataluña como el mayor desafío a abordar. Aun así, Puigdemont sentenció, arrancando un largo aplauso entre el público: “El Estado español no dispone de tanto poder para impedir tanta democracia”. Y bromeó: “No somos el fruto de ningún trastorno”, para justificarse después: “El Estatuto de Cataluña fue una propuesta pactada y refrendada por mayorías”.

Haciendo un “llamamiento a la sociedad española” con cierto énfasis y palabras que intentaban llenarse de convicción, el jefe de la Generalitat catalana lanzó “una invitación permanente” a todos los que compartan que hay que encontrar “respuestas políticas a las demandas de Cataluña”. Y cerró su intervención con reiterados momentos de ironía: “Quizá les sorprenda, pero el proceso político catalán se vive cívicamente, no hay ruptura social, ni perseguimos a nadie por sus ideas, cultura o lengua”. El 'president', respaldado por Junqueras, que vendió la ‘grandeza’ de la economía catalana —“el año pasado crecimos un 3,5% y nunca antes hubo un récord igual de inversiones extranjeras y de exportaciones”—, transmitió por enésima vez su apuesta pero, esta vez, en un escenario inédito: en uno de los grandes símbolos del corazón de Madrid.

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