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Y A SU MALA COMUNICACIÓN CON EL MERCADO

Asiaín culpa de la crisis del Popular a no haber traspasado el ladrillo a Sareb

El nuevo consejero delegado del Popular ha reconocido los graves problemas de la entidad, que achaca a no haber contado con ayudas para sanearse y a su mala comunicación

El presidente del Banco Popular, Emilio Saracho. (EFE)

Ignacio Sánchez-Asiaín, el nuevo consejero delegado del Banco Popular, ha impuesto un giro radical al discurso de la entidad. En su primera intervención pública, ha hablado de forma mucho más clara sobre la grave situación en que se encuentra, de la que ha culpado a dos factores: por un lado, a la necesidad de sanearse por sus propios medios al no haber podido traspasar sus activos inmobiliarios a Sareb; y por otro, a su deficiente comunicación con el mercado, Además, ha anunciado que "en pocas semanas" ofrecerá las necesidades de provisiones y capital del banco.

Sánchez-Asiaín ha hecho estas declaraciones en el Encuentro del Sector financiero organizado por Deloitte y Sociedad de Tasación en Madrid, donde ha querido desligar claramente el 'banco bueno' del Popular, que ha asegurado que tiene un "valor tangible",del 'banco malo', donde ha admitido que "es evidente para todos que tenemos un problema de digestión, que ha sido más lenta que en el resto del sector". Según sus cifras, el Popular tiene más del doble de activos improductivos que la media del sector (el 25,29% de sus activos totales frente al 11,42% de la media), con un nivel de provisiones inferior.

¿A qué se debe ese retraso del Popular en la digestión? Según su CEO, en primer lugar a que una parte del sector traspasó sus activos inmobiliarios a Sareb "con un precio que después se ha demostrado que fue muy favorable": las entidades que suspendieron los test de estrés y necesitaron apoyo público. En cambio, "el Popular suspendió los test pero no necesitó ayudas públicas, sino que obtuvo lo que necesitaba en el mercado". Por eso, ha tenido que provisionar 25.000 millones de sus propios recursos. Asimismo, otras entidades segregaron sus 'bancos malos' con la ayuda de especialistas para gestionarlos, cosa que no hizo el anterior presidente del banco, Ángel Ron.

Problema de comunicación con el mercado

También ha culpado a Ron de otro elemento clave para la crisis actual: la deficiente comunicación con el mercado. "La comunicación del banco no ha distinguido con claridad los dos lados de la moneda", es decir, el banco bueno del malo, lo que ha generado la desconfianza actual del mercado en la entidad. En su opinión, el mercado se hace dos preguntas: "¿Qué inversión/dotación hace falta para que se puedan evacuar los activos improductivos de forma rápida?". Y "¿Cuánto genera la actividad principal del Popular?".

Para responderlas, asegura que se acaba de finalizar la segregación contable de las dos unidades, y que "en pocas semanas estaremos en condiciones de dar la información al mercado" sobre el capital, los ingresos, las provisiones y los gastos de cada unidad por separado. Una vez que la publiquen, "el mercado decidirá cuál es el nivel de equilibrio y el valor del Popular".

Por último, ha admitido que la solución que se adopte dependerá del tiempo que les conceda la "exigencia regulatoria", es decir, el BCE. Y ha reconocido que las cuatro opciones que Emilio Saracho tiene sobre la mesa son la generación orgánica de capital, la desinversión en activos 'non-core', el acceso al mercado (la macroampliación de capital anunciada en la junta de accionistas) o una operación corporativa.

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