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Acuerdo de entendimiento con Airbnb

Madrid prepara una tasa para las viviendas turísticas y limitará el tiempo de alquiler

El Ayuntamiento está trabajando con Airbnb y el resto de plataformas en un protocolo que limitará el número de días que se puede alquilar una vivienda turistica e incluirá una tasa

José Manuel Calvo, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible. (EFE)

El Ayuntamiento de Madrid está decidido a coger las riendas del problema de la proliferación de viviendas turísticas en la capital. Al carecer de potestad para imponer una normativa, ya que esta competencia corresponde a la Comunidad de Madrid, la concejalía de Desarrollo Urbano Sostenible está trabajando ya en firmar un acuerdo de entendimiento con Airbnb y el resto de plataformas que operan en la ciudad para tratar de ordenar una situación que ya está dando síntomas de agotamiento.

"Como nosotros entendemos que esto es un problema de primer orden para la ciudad de Madrid, y no podemos esperar a que la Comunidad se pronuncie, o no se pronuncie, ya estamos trabajando por la vía de, como han hecho otras ciudades tipo Ámsterdam, negociar directamente con las operadoras, con la propia Airbnb o con otras similares, para establecer un protocolo de actuación o de regulación en torno a la vivienda turística", explica José Manuel Calvo, concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, que confía en tener listo este acuerdo antes de terminar la legislatura.

En concreto, hay tres medidas que Madrid quiere extrapolar del ejemplo de Ámsterdam. La primera es "establecer un máximo de tiempo, de manera que defines 60 días, 120 días, lo que sea, y con la operadora pactas que cuando una vivienda o habitación supera esos días al año, sale de la web, de manera que se retira de la oferta hasta el año siguiente".

La segunda consiste en garantizar que sea el propietario de la vivienda quien alquile, no una empresa, "esto permite que la gente que está completando su hipoteca o llegando a fin de mes alquilando su casa pueda seguir haciéndolo, pero impide que alguien pueda montar una empresa de alojamiento turístico sin pagar impuestos, sin cumplir normativa, etcétera".

El plato fuerte llega en el tercer punto: "nos parece interesante plantear una tasa turística solo para la vivienda turística, no para el hotel, que ya paga impuestos, ya paga tasas, ya cumple con sus obligaciones. Pero la vivienda turística no paga impuestos. En otras ciudades centroeuropeas, e incluso en algunas americanas, de acuerdo con las operadoras, se ha hecho que una parte del beneficio del arrendador revierta en el municipio", adelanta Calvo.

Con esta nueva vía de ingresos, el consistorio podría financiar, incluso, los sistemas de control que prevé implantar para verificar que se están cumpliendo estas condiciones pactadas con Airbnb.

Madrid quiere limitar el número de días en alquiler de las viviendas, autorizar solo a propietarios particulares y cobrar una tasa, como Ámsterdam

Pero el problema de la turistificación, o gentrifricación, del centro de Madrid va más allá de las viviendas turísticas y afecta también a la proliferación de hoteles, en detrimiento de los edificios residenciales; otro reto que Calvo quiere abordar limitando los cambios de uso. Hace apenas dos semanas, la oposición en bloque votó en contra de la instrucción ideada por Ahora Madrid para limitar los cambios de residencial a hotelero en la almendra central.

Lejos de tirar la toalla, Clavo insiste en que "vamos a seguir explorando opciones, vía modificación puntual, vía cambio normativo, para evitar que el tejido residencial se transforme en terciario".

La base de su argumentación es que la ciudad tiene unos equilibrios, que son los que contempla el plan general, y por eso, como principio general, no son recomendables los cambios de uso. "Si abres la veda, te puedes encontrar con barrios convertidos en barrios dormitorio, en barrios de turistas o, incluso peor, que acaben siendo parques temáticos, porque se expulsa a los habitantes y se convierten en grandes hoteles, informales, sin seguridad, con un comercio orientado para esos turistas, en vez de un comercio generalista, de barrio".

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Acusado de abocar a la capital a una moratoria como la impuesta en Barcelona por Ada Colau, el concejal niega la mayor y centra su lucha en salvar el tejido residencial. "Hay suficiente tejido terciario como para que se puedan seguir desarrollando hoteles. Perfectamente se podrían transformar edificios de oficinas en hoteles y, de hecho, en el último pleno hemos aprobado la transformación de un edificio de oficinas en Ronda de Atocha en un hotel de 180 habitaciones".

Aunque reconoce que "Madrid tiene una situación hotelera muy diferente a Barcelona, Venecia o Lisboa (tenemos 2,7 camas por cada mil habitantes, frente a las 8 de Barcelona)", también admite que le preocupa el grado de saturación que está empezando a darse en determinados barrios del centro, donde sí han de empezar a ponerse limitaciones, y hacer planteamientos donde estos establecimientos se instalen en otras zonas de la ciudad.

"Madrid tiene todavía capacidad para elevar su capacidad hotelera, sin duda. Pero, ¿debe estar toda concentrada en los mismos barrios del centro?"

"Madrid tiene todavía capacidad para aumentar su capacidad hotelera y turística, sin duda, pero, ¿debe estar toda concentrada en el centro, en los mismo barrios, donde a medida que se van concentrando más hoteles y más apartamentos turísticos se va desplazando al tejido residencial? Pensamos que no, hay que diversificarlo. Ojalá se vayan hacia el distrito Arganzuela, hacia Chamartín, hacia Chamberí, a la periferia, al otro lado de la M30...".

En este punto es donde Calvo muestra su discurso más beligerante, hasta el punto de que está dispuesto a poner coto, a establecer limitaciones en aquellas zonas donde se detecte saturación.

"Si la demanda está solo en el centro, habrá un momento en el que haya que decir: hasta aquí la demanda. Se pondrán unos 'numerus clausus'. En Palma lo han hecho, no nos lo estamos inventando. O, qué hacemos, ¿convertimos todo el centro en un gran hotel? Pues puede llegar un momento en el que Madrid deje de ser atractiva para el turismo y nos encontremos con un barrio fantasma en el centro, como ocurrió cuando se fueron las oficinas del centro".

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