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GIRO INESPERADO EN EL SECTOR ELÉCTRICO

De reyes del porcino a lores del viento: cómo los Samper arrasaron en la subasta eólica

Dos hermanos de Zaragoza peleados entre sí y herederos de un imperio del cerdo han echado a las eléctricas de la primera subasta eólica. Apostaron con una baja del 100% que el sector no entiende

Los Samper comenzaron con el negocio de los cerdos, extendiendo su imperio a las renovables.

El pasado jueves, el sector de las renovables tenía una cita importante: por primera vez en cuatro años, el Ministerio de Industria abría la mano. Se celebraba una subasta pionera para instalar 500 megavatios eólicos y 200 de biomasa. No es mucho, pero con el sector catatónico, todo el mundo estaba a las nueve de la mañana delante del ordenador con la oferta preparada. Con un complejo mecanismo se adjudicarían los parques a los que más potencia quisieran y más barato cobraran. Se valoraba además la velocidad a la hora de pujar. Las bases estaban en el BOE, pero como todo en el sector eléctrico, es una maraña incomprensible. El desenlace no estaba previsto: a las nueve y 48 segundos, la subasta estaba terminada. Estaba todo adjudicado. ¡Y con bajas del 100%, lo que implica que no hay ninguna prima ni mínimo garantizado! ¿Qué demonios está pasando?, se debió de escuchar en los despachos del sector eléctrico.

Lo que estaba pasando es que dos hermanos de Zaragoza, Fernando y Sergio Samper Rivas, a través de empresas diferentes, habían destrozado la subasta con una baja que el sector no comprende. Entre los dos se habían adjudicado 402 de los 500 megavatios eólicos previstos, asumiendo que solo cobrarán lo que marque el mercado. Y lo hicieron apostando con una rebaja del 100%, lo que implica que no percibirán ninguna prima e incluso hay lagunas sobre cómo se aplicará la fórmula. El sector duda entre si se equivocaron al leer la convocatoria e interpretaban que aun con esa baja tenían un precio mínimo garantizado -algo que según los expertos consultados no es así- o si simplemente saben de estas cosas.

Sea como sea, los Samper pueden ser unos desconocidos en Madrid, ese agujero negro al que no llega lo que ocurre fuera. Pero en Aragón nadie duda de ellos. El presidente del PAR y exconsejero de Industria de la comunidad, Arturo Aliaga, defiende la capacidad de los Samper: "Son arriesgados en los negocios. Apuestan y se la juegan. Son gente que se levanta a las cinco de la mañana para ir a un matadero y que por la noche está volviendo de cerrar un negocio en Girona".

Porque para conocer los orígenes de los Samper hay que remontarse tres generaciones y 80 años, cuando el abuelo, Tomás Samper Albalá, empezó vendiendo lechones por las casas. Le siguió en el mando Fernando Samper Pinilla. Hace 25 años, la empresa familiar pasó a llamarse Grupo Jorge, empezó a diversificar y puso los cimientos para ser el gigante que es hoy. Factura al año 500 millones y exporta a más de 60 países. "Matamos un cerdo cada 3,6 segundos", ha declarado Sergio Samper. Aunque el porcino sigue siendo la principal fuente de ingreso, hace tiempo que no viven exclusivamente del cerdo: peletería, secaderos de jamones, dos fábricas de piensos, maderas nobles... y energía.

"En 1993, cuando llegué de Huesca a Zaragoza, los Samper ya empezaban con las renovables. Cuando las eléctricas no lo veían claro, ellos ya estaban con fotovoltaica. Al empezar la técnica de cogeneración con purines [los residuos de los cerdos] viajaron a Italia a ver cómo se hacía. No son unos recién llegados", explica Aliaga. Cuando a finales de los noventa vieron que en los terrenos colindantes a su finca La Dehesa del Coscojar -entonces de caza con poco aprovechamiento agrícola- comenzaban a surgir molinos, vieron el negocio y se sumaron. Hoy tienen 70 megavatios eólicos y 40 fotovoltaicos.

El abuelo Samper empezó vendiendo lechones por las casas. Hoy el grupo factura 500 millones al año y exporta a más de 60 países

Como en toda buena saga familiar, su historia incluye desencuentros, como el que llevó en 2011 al hermano mayor, Fernando Samper, a dejar el Grupo Jorge, del que era consejero delegado. Fundó entonces Forestalia, con parte de los activos energéticos del grupo familiar y con los adquiridos a la alemana RWE en biomasa. "No fue algo muy traumático, sino por diferencias de cómo enfocaban el negocio. Es normal en las empresas familiares. Aún mantienen buena relación", explica una persona que les ha tratado. En la empresa familiar quedaron otros tres hermanos, Sergio (consejero delegado), Jorge (director general) y Olga (consejera).

Todo el mundo coincide en que no son unos recién llegados al sector eléctrico, pero lo ocurrido desborda todas las previsiones. Una cosa es ser una empresa con trayectoria local para hacer unos parques eólicos y otra es dejar fuera de la primera subasta eólica en años a Iberdrola, Gamesa, Gas Natural Fenosa, Enel... Forestalia se adjudicó 300 megavatios eólicos y el Grupo Jorge, 102. La familia Samper ha copado el 80% de la potencia eólica subastada. En biomasa, Forestalia ha ganado además 108,5 de los 200 megavatios que se adjudicaron.

Parque eólico del Grupo Jorge. (Grupo Jorge).

El responsable de ingeniería del Grupo Jorge, Alberto Martín, sostiene que hubo parte de azar, que al ofertar a un precio cero el bloque de 300 megavatios, eso dejaba fuera a muchas ofertas de 250 megavatios porque ya no había sitio. Según Martín, fue clave la celeridad con la que pujaron, algo que se valoraba. Admite que ahora hay dudas sobre cómo se aplicará la retribución porque al introducir en las fórmulas el cero con el que han pujado obviamente da error: "Existen lagunas sobre cómo aplicarlo".

Forestalia señaló en un correo electrónico que pujaron en subasta con prima cero porque "se trata de proyectos de alta tecnología y alta eficiencia en un estado de desarrollo muy a​vanzado, con el objetivo de producir energía eléctrica sostenible y barata, siempre de fuentes renovables y reduciendo las emisiones nocivas al medio ambiente y la factura eléctrica del consumidor final".

“Creo que se han equivocado, que pensaban que tenían un precio mínimo garantizado“, dice Jorge Morales de Labra, consultor energético

Sin embargo, el sector cree que hay gato encerrado. Al ir sin ninguna prima, la retribución está expuesta a los vaivenes del mercado mayorista ('pool'), muy influenciado por las grandes eléctricas. Cuando sopla mucho viento, el 'pool' baja de precio -ha llegado en ocasiones de temporal y baja demanda eléctrica a ser cero-. "Es probable que ellos creyeran que había un precio mínimo garantizado. Y eso es lo que estaba previsto, pero con esa baja tan brutal ya no hay ningún suelo. Se han ido al mercado tal cual. Creo que se han equivocado", explica Jorge Morales de Labra, consultor energético.

En la misma línea se expresa otro consultor del sector eólico: "A partir de bajas del 53%, el incentivo era cero pero con un mínimo garantizado. Pero es que además no tiene sentido esa baja del 100% porque en una fórmula al introducir el cero da infinito". Este señala que después de la puja incicial, OMIE, el operador que controlaba las pujas, les llamó para prevenirles y apareció un aviso de que había bajas del 100%, ya que hasta las 11 de la mañana tenían tiempo para rectificar. El resto de las eléctricas iba con bajas que rondaban el 53%, con lo que tampoco tenían prima pero sí tenían garantizado un suelo. La noche del jueves, una vez ganada la subasta, algún responsable de Forestalia preguntaba a colegas si era cierto eso que se decía de que no tenían suelo.

Hay otra explicación posible, que hayan caído víctimas de una estrategia arriesgada. El mecanismo de la subasta fijaba que se pagaría a todos el último precio más alto que entrara. Eso implica que si pujabas a cero siempre cobrarías lo que hubiera apostado el último en cubrir el cupo. Lo que nadie contaba es que hubiera más de 500 megavatios a cero, lo que hizo que no subiera nada. La última incongruencia es que para ir sin prima al mercado uno no necesitaría obtener cupo en esta subasta, sino conseguir punto de conexión con Red Eléctrica, aunque al estar entre los ganadores se supone que todo es más sencillo.

Si construyen parques sin ninguna prima, los Samper pueden cambiar las reglas de juego para siempre

Con su apuesta, los Samper han arrastrado a otra gente. La portuguesa EDP se ha llevado 93 megavatios. Fuentes del sector explican que puso solo eso a cero pensando que podía llevarse un parque eólico con la retribución que fijara el que más arriesgara.

La Asociación Empresarial Eólica (AEE), que agrupa a las grandes del sector, mantuvo el viernes una larga reunión para ver cómo contestaba a esta situación imprevista. Que EDP, que es miembro de la asociación, haya entrado, dificultaba que cargara duramente contra lo ocurrido. Por eso el viernes en una nota afirmó que "el resultado de la subasta de 500 MW eólicos ni es significativo ni representa la realidad del sector". En AEE consideran que la subasta está mal diseñada. Pero en el sector renovable hay quien celebra que la eólica ya puede ir sin primas, independientemente de si los Samper se equivocaron o no, siempre que haya precios predecibles.

Los Samper se juegan ahora los avales que han depositado ante el ministerio por si no construyen los parques. Si lo hacen, pueden haber cambiado para siempre en esos 48 segundos de subasta las reglas de las renovables en España. Porque... si los Samper pueden construir eólica sin prima, ¿qué no podrán hacer los gigantes de la patronal eléctrica Unesa?

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