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  1. Elecciones Andalucía

empresas y aapp gastan menos que antes

Lo que la crisis se llevó: Andalucía vuelve a olvidarse de la innovación

Empresas pequeñas, cierre de la mitad de los centros impulsados por la Junta antes de 2008, innovación 'oculta' que no computa y cultura del corto plazo, retos para la I+D en la región

Una de las cámaras de pruebas de Dekra en el PTA de Málaga. (Dekra)

Andalucía inició el siglo con la ambición de situarse como una de las comunidades de referencia en investigación, desarrollo e innovación. La I+D+i como palanca para progresar más que la media, superar los atrasos respecto al resto de España y Europa, y posicionar mejor a sus empresas y universidades para la creciente globalización que hace dos décadas ya se paladeaba. Pero tras unos pocos años que ahora se antojan un espejismo en los que las Administraciones y un buen número de grandes y medianas empresas abrazaron incondicionalmente este mantra aupándola a la cuarta plaza en el ránking regional, hoy tras el estallido de la crisis Andalucía está por debajo en términos absolutos y relativos en gasto innovador. ¿Qué ha ocurrido y cómo evolucionará este tema clave?

[Consulte el especial Elecciones Andalucía]

Sin duda la creación de la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) en 2005 fue el mayor ejemplo de cómo la filosofía de que sólo se puede ganar el futuro compitiendo en calidad e innovación, y no en costes, se había inoculado en el tejido económico. Esta fundación público privada, con 161 miembros entre ellos la Junta que aporta el 50% de los fondos, es el estandarte. Junto a ella se llegaron a crear 22 centros tecnológicos sectoriales en las ocho provincias, impulsados por Junta, universidades, otras administraciones y empresas. El gasto, según las estadísticas del INE, llegó a 1.726 millones (el 1,2% del PIB) en 2010, su cota histórica más alta. Pero desde entonces no ha hecho más que descender.

Y es, en especial, el gasto de las empresas el que no remonta y sigue representando un tercio del total. Justo la proporción inversa de la que recomiendan los organismos internacionales: dos tercios privado, el otro tercio de fondos públicos. "Sin duda, es un parámetro de la economía andaluza que debe mejorar. Pero es poco realista esperar cambios bruscos a nivel macro, porque está condicionado a la estructura productiva de la región. Los sectores más intensivos en inversión en I+D+i son industria, en especial farmacéutica, de alta tecnología o automóvil. Por el contrario, el sector turismo y agroalimentario tradicionalmente han invertido poco en I+D+i y, aunque esto está cambiando, todavía no tienen el peso suficiente", explica David Páez, director de desarrollo de negocio de CTA.

Junto a la estructura del sistema productivo andaluz, donde agroindustria y turismo son justamente los dos principales pilares, otro tema estructural que afecta a la apuesta privada por la innovación es el tamaño empresarial. "El reducido tamaño empresarial (el 90% de las empresas andaluzas tienen menos de 10 trabajadores) dificulta mucho realizar inversiones en este área", señala Luis Fernández, socio director de Pwc en Andalucía.

Expandir

Páez coincide: "Debemos buscar la concentración empresarial para ganar tamaño, de pequeña a mediana. Debemos intentar que la estructura productiva de la región cambie, y esto está asociado al esfuerzo e innovación, es un circulo virtuoso o vicioso, depende de donde te sitúes. Una de las mayores oportunidades que tiene Andalucía es la mayor tecnificación del sector agroalimentario andaluz, para que se genere mayor valor agregado en la región". Y pone un ejemplo muy gráfico: "Hoy en día el valor añadido bruto en países como Dinamarca y Holanda por la industria agroalimentaria es mucho mayor que en Andalucía, aunque ellos apenan disponen de materia prima sobre la que operar".

Fernández de Pwc complementa esta idea con un apunte cultural sobre la pyme andaluza: "El empresario asume que cualquier esfuerzo de inversión en este área debe tener impacto positivo en la cuenta de resultados a corto plazo obligatoriamente y esto no es así, como bien sabemos. Necesitamos tener una mayor visión a largo plazo y asumir determinados esfuerzos de inversión con retornos diferentes en forma y tiempo". Hilando aún más fino se pronuncia Manuel Alejandro Cardenete, vicerrector de la Universidad Loyola Andalucía: "No se trata de incrementar el gasto en I+D "per se", se trata de redefinir nuestra estructura productiva y a partir de ahi, vincular un mayor nivel de inversion en I+D".

Laboratorios de la biotecnológica Biomedal en Sevilla. (Fernando Ruso)

Otras fuentes del ecosistema innovador andaluz, que prefieren hablar desde el anonimato, ponen encima de la mesa otro elemento: el papel del Gobierno andaluz. "En general pienso que no hay política de I+D+i en Andalucía. En la consejería correspondiente, tanto cuando estaba unida a Empleo como cuando ha estado aparte en otra consejería asociada a universidades, no ha entendido nunca el sistema de Ciencia, Tecnología y Empresa. Probablemente se pensaba que con mantener –en precario, eso sí- a las universidades era suficiente".

Estas fuentes ponen el foco en el cierre, hasta ahora, de 10 de los 22 centros de I+D creados desde 2007, para explicar en parte el descenso de la actividad innovadora. Uno de los más sonados ha sido el Instituto Andaluz de Tecnología, liquidado y cuya icónica sede en el parque tecnológico Cartuja de Sevilla ha sido ocupada, afortunadamente, por la ingeniería energética Prodiel. Otros han sido el de energías Renovables (Ctaer) o el de la piedra (Ctap), ambos en Almería.

Papel de la administración

Desde este ámbito, el de la ingeniería, se pronuncia en un sentido similar Aurelio Azaña, decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental. "El grado de digitalización de la industria de Andalucía está bastante distante del deseable, sobre todo para moverse en un entorno global. Por otro lado, el gran incentivador de la inversión en I+D debería ser la administración, hasta el momento ese carácter vertebrador e incentivador de la Administración no se está cumpliendo".

Por tres razones, a su juicio: "Hay mucha demora a la hora de aprobar proyectos a incentivar; han caído la mayor parte de centros tecnológicos originarios de Andalucía por falta de apoyo institucional y empresarial; y la I+D de Andalucía se enfoca más hacia la investigación que se hace en la Universidad más que la investigación que emana de las empresas".

Agroindustria y turismo son pilares básicos pero no son sectores intensivos en I+D. Cambio de modelo y más I+D en el agro, retos para la CTA

Páez de CTA señala no obstante que hay mucha innovación privada que queda fuera del radar de las estadísticas oficiales de gasto. O que ni siquiera se acoje a las deducciones fiscales. "En nuestro trabajo diario, encontramos muchos esfuerzos empresariales en innovación que se financian a pulmón. Muchas veces ni siquiera son conscientes de que eso se llama I+D+i", desvela el directivo.

Burocracia que desincentiva

Otra cuestión que se ha puesto de manifiesto en los últimos años ha sido la burocratización y rigidez de los procesos administrativos que controlan el gasto de los centros y proyectos de I+D. El laboratorio de Calar Alto (Almería) o la plataforma solar de la misma provincia han vivido despidos y protestas de los científicos por esas trabas. "El propio Ministro de Ciencia está enfocando sus esfuerzos a disminuir el control que Hacienda somete a este tipo de organismos para racionalizar el gasto", señala Paéz.

Y concede: "Del lado privado, una reclamación también constante por parte del sector empresarial es la racionalización de los procesos de supervisión y control de posibles ayudas directas e indirectas otorgadas por las administraciones (regionales, estatales o europeas). Es cierto que esto puede convertirse en una barrera de entrada para muchas empresas, y un desincentivo para que acomentan actividades más ambiciosas o de mayor calado".

En cualquier caso, como advierte Azaña del Colegio de Ingenieros (y también empresario a través de su firma Azcatec), "las empresas deben ser conscientes que sin subirse al carro de la cuarta revolución industrial, les espera un futuro bastante incierto. La digitalización de la empresa es una condición necesaria para poder competir en el futuro pero no es suficiente. Estamos anclados en los viejos modelos, los antiguos métodos de hacer empresa y ésos modelos se están desmoronando. Lo peor es que muchos no se están dando cuenta".

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