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  1. Economía

Son los más vulnerables a las crisis

El zarpazo económico del virus se ceba con los jóvenes: sufren uno de cada dos despidos

Aunque los jóvenes de hasta 34 años apenas alcanzan a ser el 25% de todos los asalariados, supusieron más de la mitad de los despedidos en marzo

Oficina de empleo en Madrid. (EFE)

Aunque el origen de la actual crisis económica haya sido muy diferente al de 2008, las consecuencias están siendo similares: los más vulnerables son los que más están sufriendo. Si en términos sanitarios los más vulnerables son los mayores, en el aspecto económico ocurre lo contrario, y son los jóvenes quienes están sufriendo la mayor pérdida de empleo y caída de rentas. España sufrió en marzo la mayor destrucción de empleo de toda la serie histórica que arranca en los ochenta. Desde el anuncio del estado de alarma se perdieron nada menos que 68.500 trabajadores al día.

Esta destrucción de empleo afectó gravemente a los jóvenes. Toda una generación, que todavía no había conseguido salir de la crisis del euro, está entrando ahora en otra y son ellos quienes sufrirán con más fuerza su impacto. Los menores de 35 años suponen apenas el 25% del total de trabajadores, sin embargo, en marzo fueron el 53% de los trabajadores despedidos (contabilizando todos los trabajadores asalariados del Régimen General).

De hecho, algunos grupos de edad apenas sufrieron el impacto de la crisis del coronavirus en términos de destrucción de empleo. Sin embargo, con los más jóvenes, está siendo arrasadora. No es extraño comprender que sean ellos los más afectados, principalmente porque son los que tienen más contratos precarios que se pueden extinguir de forma fácil y barata.

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Además, los jóvenes tienen mayor participación en sectores de bajo valor añadido y muy golpeados por las crisis, como son la hostelería, el comercio o la construcción. Estos dos factores, unidos, explican la fuerte destrucción de empleo juvenil. Los jóvenes apenas tienen participación en el sector público, que vuelve a ser el empleo más seguro en esta crisis. El grueso de los trabajadores públicos tiene más de 45 años y, en algunos sectores, las plantillas superan los 50 años; sin embargo, los menores de 35 son una minoría por la escasez de oposiciones durante casi una década.

[La crisis arrasa el tejido productivo: 122.000 empresas se dieron de baja]

Todos los grupos de edad desde los 20 hasta los 35 años sufrieron una caída del empleo del 2% o superior, medido en términos de afiliados medios. Aún no hay datos disponibles de afiliados a último día del mes por edades, de modo que la única aproximación posible es tomando las cifras de afiliados medios, que minimizan mucho la caída porque en los primeros días de marzo el mercado laboral todavía no sufrió las consecuencias del coronavirus. De ahí que los datos de marzo sean solo un anticipo de la grave caída de la afiliación media que llegará con las cifras de abril.

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Por el contrario, todos los grupos de edad a partir de los 45 años sufrieron una caída de la ocupación inferior al 1%, en incluso en los grupos de más de 60 años aumentó la ocupación. Unos datos que muestran el impacto desigual de la crisis del coronavirus en el mercado laboral.

La mayor destrucción de empleo se produjo en las franjas de edad de los 20 a los 29 años. Esta cohorte sufrió más de un tercio de los despidos, alcanzando las 84.000 bajas de afiliados a la Seguridad Social. Por su parte, la pérdida de empleo entre los 30 y los 39 años afectó a 70.000 personas, casi un 30% del total del empleo perdido.

España es ya el país europeo con mayor paro juvenil, por lo que esta crisis será la puntilla para muchos de ellos. Los desequilibrios del mercado laboral, unidos a la mala redistribución de rentas del sector público, que apenas ayuda a los jóvenes ni a las familias, ponen contra las cuerdas a toda una generación. Como ocurrió durante la crisis de 2008, las rentas que siguen garantizadas, e incluso ganando poder adquisitivo, son las de los jubilados. De ahí que muchos jóvenes podrían verse obligados a pedir ayuda a sus mayores para superar la crisis, igual que ocurrió en 2008.

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