El Foxtenn: "Una revolución para las televisiones y la didáctica del tenis"

La pelota cae a plomo junto a la línea de fondo. La vista no es lo suficientemente rápida para darse cuenta de lo que ha pasado. Y aunque se tenga claro, el cerebro engaña más a menudo de lo deseable. Para sacar de dudas, hasta el momento, estaba el ojo de halcón, una máquina que recreaba el bote basándose en las imágenes tomadas por 10 cámaras aéreas. Pura aritmética, suficiente, se supone. Mejorable también, pues si fuese perfecto nadie hubiese planteado una alternativa como Foxtenn.

El sistema se ha probado esta semana en Cornellá, en un torneo de Futures que pasará a la historia precisamente por eso, por haber tenido la prueba de la tecnología más avanzada en el mundo del tenis. No era la primera vez que se usaba, pero sí la primera en la que se hacía públicamente. "Llevamos dos años y medio de test con la ATP, la WTA, la ITF y los Gand Slam, de hecho el sistema ya estaba aprobado y se había publicado su aceptación en noviembre pasado, habíamos hecho muchos test en la sombra", explica Javier Simón, la mente detrás del nuevo artilugio.

La diferencia entre ambas tecnologías es la que hay entre una estimación muy certera y la realidad. Porque Foxtenn, tecnología española, se centra en la realidad. "Nosotros nos basamos en 'el momento de la verdad', el momento del bote real. La tecnología actual se basa en una triangulación de la pelota en el aire con 10 cámaras, estas diez cámaras a 150 imágenes por segundo, cogen la pelota unas cuantas veces y calculan la trayectoria. La proyectan y estiman cómo será el impacto en el suelo. Nosotros lo hacemos al revés, vamos al momento en el que impacta con 44 cámaras que filman a 2.500 imágenes por segundo, situadas en el suelo y sincronizadas con láseres de altísima velocidad. La ventaja de nuestras cámaras, además de 150.000 imágenes comparado con 150, es que vemos la pelota por debajo, el punto de contacto de la pelota, el punto de la verdad. Esta tecnología nos permite ver a altísima velocidad como la pelota se achata, se deforma y sale disparada. Es espectacular, y, sobre todo, es real", explica el creador de la nueva tecnología.

"Es más precisa y también más transparente, porque el espectador ve el bote real y enseñará exactamente dónde estaba la bola. El programa calcula automáticamente esa distancia, no tienes que creerte un dibujo", abunda en los pormenores del invento Simón. "Con el nivel de complejidad y profesionalidad que hay en el tenis, la tecnología que había no estaba a la altura de las circunstancias. Por eso empezamos este proyecto, con la idea de tener una herramienta de mayor precisión", narra. Por el momento ya ha conseguido que los organismos rectores del tenis acepten su propuesta. Es, de hecho, la segunda tecnología que consigue la homologación después del ojo de halcón, a la que aspira a sustituir.

Se podría pensar que esta tecnología, por moderna y avanzada, también es más costosa, pero Javier Simón lo niega: "No tiene por qué ser más caro, nuestro proyecto tiene diferentes ingredientes y depende mucho de lo que se quiera contratar".

La estadística que no existía

Porque el germen de este proyecto es la parte técnica y arbitral, importante, pero ni mucho menos única. El cálculo es solo la primera de las bondades del programa, que en su complejidad y minuciosidad tiene su mejor arma. Sirve también para una última revolución en el tenis: la estadística y analítica.

Son muchos los deportes que ya no se podrían entender sin el respaldo de las cifras, en el baloncesto, el béisbol o, incluso, el ciclismo, han aparecido diferentes formas de medir la actividad que, posteriormente, han servido para implementar cambios en el propio deporte o en su entrenamiento. "Este sistema es uno de los mayores avances para la estadística, permite analizar al milisegundo y al milímetro todo lo que ocurre. Se realizan 12 billones de cálculos y con eso sacamos todas las conclusiones posibles: qué tienes que hacer, qué ángulos usas con la bola, qué velocidades, por qué surgieron los forzados y no forzados, la altura de los golpes… una persona con acceso a esta tecnología tiene mucho que ganar", enumera su inventor.

También se piensa en el espectador televisivo. La tecnología se basa en la imagen y ese es también el centro de cualquier retransmisión. Las emisiones de tenis se han quedado un poco anquilosadas, siempre los mismo planos y las mismas imágenes. Esto significa cambiar definitivamente el paso. "Es una revolución para las televisiones, que tienen que ser claves en este proceso. Foxtenn yudará a la didáctica del tenis, pues los comentaristas tendrán a mano datos muy interesantes y relevantes para analizar. Va a servir para hacerse preguntas nuevas con respuestas nuevas, el programa tiene mucha información", explica Simón.

La pregunta en este punto de conversación es obvia ¿cómo ha llegado hasta aquí Javier Simón? Pues, fundamentalmente, desde la curiosidad. "Yo he sido durante mi vida profesional, además de un aficionado al tenis, director de innovación de varias multinacionales. Además, es algo que he vivido en casa, tengo la herencia de haber tenido un padre ingeniero, arquitecto e inventor. En mi casa veíamos la televisión en 3D hace 35 años por un invento de mi padre", cuenta el inventor.

De momento, tenis. Pero no se descarta que esto sirva para otros deportes. Al final la parte clave está en la tecnología más que en el deporte. Haber hallado la manera de ver la bola realmente, y no figuradamente, abre nuevos campos en otras disciplinas. Quizá, incluso, el fútbol en un futuro. De todos modos, el aterrizaje primero ha sido en el tenis. Estos días, en Dubái, se debate el futuro de las normas y de cómo puede modernizarse un deporte que siempre tuvo dificultades para alcanzar a los tiempos. Entre las propuestas, por supuesto, está la tecnología española de Foxtenn.