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a la espera de la decisión de world rugby

Caso Bell: lío en la Selección española de rugby por una convocatoria

El presidente de la FER sacó al jugador de la convocatoria ante Rumanía a última hora dudando de su elegibilidad y se inventaron una lesión inexistente para justificarlo

John Wesell Bell jugó el España-Rusia de hace unas semanas. (Foto: Walter Degirolmo/FER)

España ha vuelto a hacerlo o, mejor dicho, la Federación Española de Rugby (FER). Con el recuerdo aún fresco de la alineación indebida que terminó costándole el billete para el Mundial de Japón después del funesto episodio de Bruselas, los dirigentes de la federación han vuelto a cometer una presunta negligencia burocrática que puede costar caro a la Selección, a expensas de lo que decida World Rugby.

Todo arranca el pasado miércoles, cuando la delegación española aterrizaba en Rumanía después de un viaje agotador de nueve horas hasta Botosani, ciudad en la frontera con Moldavia, donde los rumanos se llevaron el choque ante los españoles. Un partido que sonaba a encerrona, pero que en realidad se justificaba porque el campo en cuestión tenía calefacción subterránea y eso aseguraba la disputa del partido.

La inquina de Rumanía a España

El asunto es que el jueves la federación rumana, que ha mantenido vivo el enfrentamiento con los nuestros después de lo ocurrido en la clasificación del Mundial, comenzó a jugar el partido fuera del césped. Los dirigentes locales informaron a los españoles que solicitarían la revisión de elegibilidad de los nacionalizados de la Selección española. Esa advertencia -o amenaza- disparó las alarmas de los directivos españoles.

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Descubrieron al revisar la documentación que John Wesell Bell, jugador sudafricano del VRAC Quesos Entrepinares, presentaba un pasaporte antiguo en el que se podía comprobar que en uno de los tres años que le sirvió para ganarse la elegibilidad incumplía los plazos permitidos. Entonces, se desató el pánico en la expedición porque se daba la circunstancia de que al equipo no le acompaña ninguno de los hombres que gestionan estos temas. El mánager de la selección en Rumanía era Guillermo García de Polavieja, directivo federativo y hombre fuerte de Arquitectura, que se encarga de la gestión de homologación de los campos de rugby en España. En esta ocasión no viajó el mánager habitual, Sevi, ni el secretario Eliseo Patrón-Costas, ni tan siquiera José María Epalza, la cara más reconocible de la FER en cuanto a relaciones internacionales. Por supuesto tampoco estaba Rafa Sempere, antiguo tesorero que ha ascendido a director general federativo, o como le gusta decir a él, "CEO de la FER". El hombre con el sueldo más generoso de la federación y con un finiquito que un secretario de Estado para el Deporte calificó como "el más leonino de todo el deporte español".

El pasaporte de Bell abría dudas sobre su elegibilidad al registrar una salida de 68 días ininterrumpidos del país a los que sumaba otros días sueltos que sumaban un total que ronda los 80, cuando la norma, en su apéndice 8.16, indica que "debe permanecer en el país durante al menos 10 meses al año". Intentaron contactar sin suerte con los expertos en la materia y como ninguno de los expedicionarios se atrevió a tomar la iniciativa o una decisión, finalmente, y ante la imposibilidad de resolver el asunto, fue el propio presidente de la FER, Alfonso Feijoo, quien con buen criterio decidió atajar el problema sacando al jugador de la convocatoria.

John Wesell Bell (c), durante un partido con el VRAC Quesos Entrepinares a finales de 2018. (EFE)

Una lesión para encubrir la duda

Tomada la decisión, restaba acabar de ordenar el escenario sin dejar sospechas. Y para evitar conjeturas, justificaron la salida de la lista del jugador alegando una lesión, que es como consta en acta ('injury'). Intentaron deslizar que sufría un virus estomacal que le impidió participar en el encuentro, tal y como adelantó el medio especializado 'Revista 22', aunque luego la FER lanzó un comunicado señalando que había sido "por precaución".

Minutos después, España era arrollada por los Robles en un mal partido de los de Santi Santos, que terminó alineando a Richard Stewart como zaguero y dejando fuera a Bell. Y los Leones, que nunca han ganado en Rumanía, terminaban perdiendo claramente el partido (24-7). Acabado el choque, los rumanos concretaron su amenaza y solicitaron la revisión de ocho jugadores. Entre ellos estaba John Wessell Bell.

Mientras eso ocurría en Rumanía, en España la mencionada publicación volvía a arrojar luz sobre el asunto informando que "el pasaporte de Bell confirmaba que había salido de España más días de los permitidos, incumpliendo las reglas de elegibilidad". Ante esa información se desataron los rumores sobre las acciones que podían acometer los rumanos e incluso los rusos, a los que España ganó con la participación de Bell. Medios rusos informaban que su federación estudiaba denunciar la alineación del jugador español, al tiempo que la FER organizaba un cónclave para tratar el tema el lunes por la tarde. Finalmente se decidió hacer público un comunicado en el que la FER confirmaba la información publicada: "Su pasaporte tenía registrada alguna visita a Sudáfrica de duración algo superior a dos meses en el periodo de sus vacaciones estivales". Sin embargo, los dirigentes se justificaban advirtiendo que "el objetivo de esta norma de World Rugby es constatar que la residencia de un jugador en otro país supone un arraigo suficiente que justifique su participación con su equipo nacional".

El espíritu de la norma...

Nadie duda del arraigo del jugador, el problema es el incumplimiento de la norma 8.16 que exige que el jugador elegible pase diez meses en el país durante los tres años de su nacionalización. Y ante tal escenario, la federación española se aferra al espíritu de la norma y por tal motivo "ha solicitado a World Rugby que se pronuncie sobre los argumentos y las pruebas de las que dispone la FER y que justifican haber sobrepasado en unos días el periodo vacacional de dos meses de Bell en Sudáfrica".

Ahora la pelota está en el tejado de World Rugby, quien debe estudiar la justificación presentada por la FER (motivos personales y argumentados por Bell ya que el artículo 8 habla de "situaciones excepcionales"). Toca esperar a ver si apela al 'modus operandi' británico de interpretar el espíritu de la norma y estudia las argumentaciones de la FER, o si entiende que el arraigo no excluye el cómputo matemático que prima sobre la norma. Si World Rugby entiende que no es elegible, entrará de oficio y dará por perdido a España el partido ante Rusia, en el que jugó Bell. Perderían automáticamente ese encuentro, habría una sanción económica para la federación y el caso podría pasar al Comité de Disciplina, donde España podría perder más puntos al ser reincidente tras lo ocurrido en 2018 a raíz del Bélgica-España.

El arraigo de Bell

Y en medio de todo este contubernio, los clubes de División de Honor esperan la evolución del asunto porque si el jugador no es elegible, podría haber denuncias de clubes, ya que ha jugado con la condición de nacionalizado, y de no serlo el VRAC (tan víctima en esto como el jugador) habría alineado a más foráneos de los permitidos en algún partido.

En cualquier caso, y sin dudar del arraigo de Bell, padre de dos hijos nacidos en España, nos encontramos ante otra negligencia burocrática de la federación que puede provocar una dura sanción para España, lo que incluso podría hipotecar hasta sus opciones de clasificarse para el Mundial de 2023. Falta la decisión de World Rugby para saber si hay que depurar alguna responsabilidad.

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