Las deportistas, en pie de guerra
La prohibición del velo en el deporte francés sacude los Juegos Olímpicos: "Es muy humillante"
Las deportistas que representen a Francia en los Juegos Olímpicos no podrán llevar el velo durante las competiciones. Sounkamba Sylla, del relevo francés de atletismo 4x400 metros, iba a ser vetada en la ceremonia inaugural
Ninguna deportista ni atleta francesa que quiera participar en los Juegos Olímpicos de París podrá llevar hiyab, el velo religioso que utilizan las mujeres musulmanas para cubrirse la cabeza y parte del pecho. Sin embargo, las mujeres de otras delegaciones internacionales sí lo podrán hacer sin ningún problema, como la boxeadora australiana Tina Rahimi, del mismo modo que las deportistas francesas podrán lucirlo en la Villa Olímpica parisina... pero no cuando compitan con la bandera de Francia.
¿El motivo? "Se prohíbe cualquier tipo de proselitismo y se exige la neutralidad absoluta del servicio público. Las representantes de nuestras delegaciones, en nuestros equipos franceses, no llevarán el pañuelo", sostuvo la ministra francesa de Deportes, Amélie Oudea-Castera, en France 3. Es decir, la política francesa argumenta que el equipo olímpico es una institución que representa y está financiada por el público francés, y que por ello tiene que regirse por el concepto de la laicidad.
La decisión ha causado malestar e indignación entre las deportistas francesas musulmanas y las olímpicas extranjeras. Sounkamba Sylla, del relevo francés de atletismo 4x400 m, se quejó en su cuenta de Instagram amargamente y criticó el lema galo de "la tierra de la libertad" junto a un emoticono de un payaso. "Eres seleccionada para los Juegos Olímpicos, organizados en tu país, pero no puedes participar en la ceremonia inaugural porque llevas un pañuelo en la cabeza".
El pasado mes de junio, durante el Campeonato de Europa de Atletismo en Roma, su gorra ya estuvo en el centro de los debates. Si bien la velocista había participado anteriormente en competiciones con un pañuelo negro, el Ministerio de Deportes pidió a la Federación Francesa de Atletismo que llevara a cabo una reestructuración durante la prueba en Italia. Sylla se encontró corriendo con una gorra azul, debajo de la cual se había colocado discretamente un trozo de tela para cubrir aún su cabello. La imagen se repetirá en París. Finalmente, la atleta llegó a un acuerdo para participar en la ceremonia inaugural después de las múltiples críticas.
El enfado también ha calado entre diversos organismos internacionales como Amnistía Internacional y la ONU. "Nadie debe imponer a una mujer lo que debe o no debe llevar”, declaró el martes Marta Hurtado, portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, al ser preguntada sobre si la prohibición cumplía los criterios de la ONU en materia de derechos humanos.
Contra los derechos humanos
El Confidencial habla con Mónica Costa, encargada de campañas de Amnistía Internacional en favor de los derechos de las mujeres. "Francia las obliga a escoger entre el deporte que practican y que aman y su fe o identidad. Es una medida discriminatoria porque afecta a un colectivo especifico: mujeres y niñas musulmanas, en este caso las que llevan el velo", explica la representante de Amnistía.
"Y no solo eso, también afecta a sus derechos humanos como el derecho a la libertad de expresión, libertad de religión, derecho a la salud y derecho a la participación en el deporte. Además, tiene un efecto dañino porque perpetúa estereotipos sobre mujeres musulmanas y racismo en Francia, percibidas por parte de la población como mujeres sin agencia o como un peligro", señala Costa.
La prohibición no solo se da al máximo nivel, sino también en categorías inferiores y no profesionales. "Las normativas de las federaciones francesas de fútbol, baloncesto y voleibol prohíben jugar con cualquier prenda de carácter religioso. Lo que nos cuentan las francesas musulmanas es que es muy humillante y violento para ellas, porque el árbitro les pide que se lo quiten y acaban sin jugar y en la grada", contesta la portavoz de Amnistía Internacional.
"Efectos en la salud mental y física"
"Esta medida tiene efectos en la salud mental y física de las chicas y desincentiva la práctica del deporte, con lo que muchas mujeres musulmanas no tienen las oportunidades de entrenamiento y competición necesarias para alcanzar el nivel olímpico. De hecho, Francia probablemente está perdiendo talento con esta medida al excluirlas".
Ese es precisamente el caso de Hélène Ba, cofundadora colectivo Basket Pour Totes que denuncia la situación y abogada especializada en derecho internacional, quien abandonó el baloncesto tras practicarlo desde los cinco años. "Fui a mi partido, como todos los domingos, pero durante el calentamiento me llamó mi entrenador. "Hélène, ven". Por el tono de voz siento que me va a dar una mala noticia. Ahí es cuando me explica que el árbitro no quiere que juegue con mi hiyab deportivo. Le explico al colegiado que no es peligroso ni para mí ni para mis rivales, pero no quiere oír nada", cuenta la jugadora.
"Unos minutos después, mi entrenador me volvió a llamar para decirme que el árbitro no acepta que juegue con el hiyab. Lo que más me dolió fue que no hablase ni conmigo directamente y me quedé sin jugar. Ya en octubre de 2023, no pude estar ni en el banquillo, no tenía ese derecho, y me tuve que ir a las gradas, donde estaban los aficionados rivales. Los árbitros sintieron tanta pena por mí que hasta ellos mismos me dijeron que no apoyaban esa regla, pero no tenían otra opción"; añade Ba.
Multas y suspensiones
Antes de diciembre de 2022, la Federación Francesa de Baloncesto (FFBB) sólo prohibía los "accesorios para cubrir la cabeza", que consideraba inapropiados para el juego, pero en la práctica el hiyab deportivo sólo estaba prohibido en los niveles más altos (a partir de la segunda división nacional). "No me preocupaba ya que jugaba en un nivel más bajo. Pero aun así, al enterarme de esto, quedé muy sorprendida y disgustada por esta regla que no tenía sentido ya que los cascos deportivos cumplen con las normas de salud y seguridad y están autorizados por la FIBA", recuerda la jugadora francesa.
"Luego, en diciembre de 2022, cuando se introdujo el nuevo artículo 9.3 que prohíbe equipamiento con connotaciones religiosas o políticas, no me di cuenta. Nadie lo sabía. Y así, el 4 de diciembre de 2022, cuando fui a un partido y el árbitro me pidió que me quitara el hiyab deportivo, me sentí muy sorprendida, frustrada y decepcionada también", añade Hélène Ba.
Timothée Gauthierot es entrenador de baloncesto y presidente de un club de la ciudad de Noisy-le-Sec (un suburbio de París) y también miembro del colectivo Basket Pour Totes. "El hecho de que las jugadoras lleven un hiyab deportivo nunca ha sido un problema para nosotros. Cuando nos enteramos de la aplicación del nuevo reglamento que los excluye, decidimos que no podíamos quedarnos de brazos cruzados y aceptar excluirlas. Escribimos una carta a la federación francesa de baloncesto que reunió a 69 clubes de baloncesto de la región de Isla de Francia", narra.
"Respecto a nuestras jugadoras continuamos porque nada había cambiado. Seguimos aceptándolos en los entrenamientos y seleccionándolas en los partidos. Acordamos romper las reglas y ser sancionados por la Federación. El club fue multado con 300€ y yo, como presidente del club, estoy suspendido por seis meses".
"Va contra los valores olímpicos"
"Francia se enorgullece de poder celebrar los primeros Juegos Olímpicos igualitarios, con paridad de género. Pero hablar de igualdad de género y a la vez excluir a un grupo de mujeres deportistas por el simple hecho de que llevan un velo de carácter religioso (homologado para el deporte) es muy hipócrita y evidencia la discriminación racista y de género en el mundo del deporte en Francia", argumenta Mónica Costa.
"Además, esta prohibición es totalmente opuesta a los valores olímpicos. La Carta Olímpica y el marco estratégico de derechos humanos del propio Comité Olímpico Internacional señalan la no discriminación de cualquier tipo como uno de los pilares de los Juegos Olímpicos. Esta prohibición claramente es una infracción de los dos, la carta Olímpica y el marco estratégico de derechos humanos y bloquea esfuerzos para que el deporte sea más inclusivo y accesible", sostiene la portavoz de Amnistía.
En marzo, más de 80 atletas profesionales de todo el mundo y de diferentes deportes firmaron una carta pidiendo a la Federación Francesa de Baloncesto que revocara su prohibición y pidiendo a la FIBA que interviniera. "La prohibición conmociona a otros países, que no lo entienden. Y esto es bastante normal porque esta prohibición no tiene sentido. Es mucho más fácil obtener el apoyo de los atletas extranjeros porque están bajo menos presión y no tienen en juego la selección para el equipo francés. A pesar de esta carta, la FFBB todavía se niega a respondernos y, mientras tanto, cientos de jugadoras de baloncesto franceses ya no pueden jugar al baloncesto", esgrime Ba.
El COI se limpia las manos
La francesa explica que también contactaron con el Comité Olímpico Internacional, sin éxito. "Enviamos una carta, pero la respuesta fue decepcionante. El COI no se atreve a involucrarse, aunque dice claramente que esta norma es contraria a la Carta Olímpica. El hecho de que Francia sea el país anfitrión no debería asustarlos; al contrario, Francia debe estar a la altura de sus obligaciones. Como resultado, el "velo" todavía está prohibido para los atletas olímpicos franceses, y eso me duele el corazón".
"Se trata de una medida discriminatoria y una expresión más de la islamofobia que enfrentan las mujeres musulmanas en Francia. Perpetúa unos estereotipos muy dañinos que demonizan a las mujeres musulmanas que llevan el velo, que a su vez no son consultadas ni sus opiniones tenidas en cuenta a la hora de hacer leyes y políticas. Hablamos de islamofobia de género porque están discriminadas por ser mujeres, por ser musulmanas y en la mayoría de los casos por ser mujeres racializadas. La prohibición del velo en el deporte contribuye a esta discriminación de género y racial", señalan desde Amnistía Internacional.
Sin embargo, Hélène Ba promete seguir al pie del cañón, aunque reconoce que está cansada de esta situación. "Nos negamos a guardar silencio aunque la FFBB nos ignore. Eso es resistencia. Porque no podemos dejar pasar la injusticia. Quiero que nuestras hermanitas sepan que luchamos hasta el final, que hicimos todo lo que pudimos. No sé si seguiré jugando porque es demasiado doloroso tener que ver jugar a tus compañeros desde las gradas. Es algo que me hace feliz, que me permite desahogarme, compartir buenos momentos con mis amigas, que me aporta emociones incomparables, que me hace sentir viva. No sé si estoy preparado para seguir sufriendo por culpa del baloncesto".