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"no fue una despedida", dijo zidane

James se despide del Bernabéu sin que el Real Madrid le haya echado todavía

El gesto del centrocampista colombiano al ser sustituido es un 'adiós afición' en toda regla aunque desde el club no ha trascendido que vaya a salir y Zidane se limitó a decir que "está con nosotros"

James se fue del Bernabéu con gesto de despedida. (LaLiga)

Minuto 61 de partido. El Madrid está siendo acosado por el Sevilla, que busca el empate, y en la banda Zidane reacciona. Llama a Casemiro y Lucas Vázquez de la zona de calentamiento y les ordena saltar al terreno de juego para poner orden sobre el campo. Entiende que con Casemiro va a obtener estabilidad en la medular, mientras que Lucas aportará frescura en banda para terminar de cerrar la victoria. Había elegido los jugadores que debían dejar el partido. Álvaro Morata y James Rodríguez. Cambios ambos delicados. Cuando se mostró el cartel con el '10' en rojo y el '14' en verde, James reaccionó de manera inesperada. Se despidió del Bernabéu.

"No es una despedida, está aquí", dijo Zidane minutos después en la sala de prensa. Él mismo sabe que sus palabras no son fieles a la realidad. El colombiano nunca se había parado en el centro del campo, dado un par de vueltas sobre sí mismo mientras aplaude a la grada con rostro compungido. En otras ocasiones al ser sustituido con relativa presteza, se había marchado cabizbajo, molesto por la decisión de su entrenador ya que entendía que todavía podía aportar más al partido, es decir, habría tenido una reacción más parecida a la que en efecto tuvo Morata, que tras aceptar de mala gana el saludo de Zidane, espetó un clarísimo "su puta madre" mientras se dirigía al banquillo con el resto de suplentes.

James no hizo eso, sino que sintió el cariño del Bernabéu por última vez, o lo que él entiende que es la última vez. Nadie desde el Real Madrid ha comunicado de manera oficial ni extraoficial que este haya sido el último partido de James en el estadio merengue. Al contrario que con Pepe, que tampoco ha recibido públicamente un adiós del club, sí se ha dado por hecho (y no se ha desmentido) que no va a renovar su contrato y que la décima será su última temporada de blanco. Con el de Cúcuta no ha habido mayor acercamiento en este sentido. No todavía, porque no quiere esto decir que no vaya a producirse una vez acabada la campaña tras la final de Cardiff.

Que estos están siendo los últimos días de James en el Madrid parece evidente. Ya son meses de malas caras, de suplencias en días importantes y participaciones en encuentros con menos calado, de preguntas constantes al técnico sobre su decisión de no contar con él habitualmente que se respondían con un vano "James me gusta, es jugador del Real Madrid, es difícil elegir". En diciembre, en medio de la celebración por la consecución en Yokohama del Mundial, James soltó la primera bomba. "No puedo asegurar que vaya a seguir. Tengo ofertas y tengo siete días para pensar. Estoy feliz en Madrid, pero quiero jugar más. Tengo un punto de amargura por no haber jugado en la final", espetó.

Cuando ha vuelto a abrir la boca no ha hecho referencia a su futuro. Que está feliz, que está en el mejor club del mundo... y tal. Pero el torpedo ya lo había disparado y ha estallado con seis meses de retraso. Sin anuncio ninguno, sin pancartas en la grada que agradecieran sus años de dedicación al madridismo (como sí pasó, sin ir más lejos, con Pepe). James dijo adiós al Bernabéu sin previo aviso, con un gesto que de improvisación tenía bien poco. Esa acción, aplaudir a la grada, estaba muy estudiada. Si no sabe nada desde la directiva, sí entiende que no tiene hueco. La inminente renovación de Isco, su principal competidor por ese puesto de jugador número '12' o '13' le cierra la puerta a su continuidad. Y como ya dijo en invierno, ofertas tiene y tendrá más ahora incluso que entonces.

El tercer fichaje más caro de la historia del Real Madrid, tras Bale y Cristiano, jugó por última vez en el Bernabéu y se irá dejando como legado unos espectaculares 36 goles y 41 asistencias en 110 partidos vestido de blanco, el club en el que soñaba jugar cuando era un niño que daba patadas a la pelota en su país natal. Como después reconocieron Özil y Di María, salir del Madrid es lo más difícil que puede hacer cualquier jugador. No ser indiscutible en el Madrid implica que el resto de grandes clubes europeos te van a hacer un hueco en su once y con galones de estrella. Eso es lo que le espera a James allá donde vaya. Será la estrella que solo pudo ser en su primer año como madridista.

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