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doblete del argentino, el segundo en el 92'

El Barça anima la Liga porque a Messi le dio la gana de destrozar al Real Madrid

En uno de los Clásicos más locos de los últimos años, el equipo azulgrana se pone líder gracias a la resurrección del argentino, que trituró a la defensa blanca con un doblete sensacional

Otro partido inolvidable de Leo Messi. (Reuters)

Revolcón a la Liga. El Fútbol Club Barcelona asaltó el Santiago Bernabéu y se impuso al Real Madrid, le gana el gol average particular y deja el título más abierto que nunca. Fue así porque quiso Messi que así fuera. Cuando el argentino está a su mejor nivel, no hay partido que se le pueda resistir. No importa que empezara ganando el Madrid, no importa que el Barça jugara peor contra diez que contra once ni que el Madrid estuviera más cerca del 3-2 después del gol de James. Cuando a Messi le da la gana, el Barça es imbatible. No siempre ocurre, algo que agradece la Juventus muchísimo, pero al Madrid le pasa más que a nadie. Y especialmente en el Bernabéu, donde no hay Clásico desde hace años que sea superior y lo confirme en el terreno de juego.

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Primer Clásico de Zidane en casa y primera derrota contra el Barça. El puñetazo en el estómago que le ha dado el máximo rival es de esos que dejan a uno tumbado en la lona, con más ganas de que el árbitro cuente hasta diez y dé por finalizado el combate que de intentar recuperar el aliento y levantarse. Tenía todas las de perder el Madrid. No el Barça. Esta era la última carta azulgrana para que la temporada no fuera un pequeño desastre (aún les quedaba, pasase lo que pasase, la final de Copa) y de alguna manera, sentir el frío de la guillotina sobre sus cuellos les liberó de la presión, del miedo al vacío y a la muerte. En cambio, a los blancos se le agarrotó el cuerpo entero, algo similar a lo que le pasó al Paris Saint-Germain: estaba todo tan claro, tan fácil, estaba tan hundido el equipo de enfrente que se olvidó de cómo se ganaba.

El Madrid ha jugado siempre bien en los grandes partidos de la temporada. Lo hizo ante el Barça en la ida, ante Atlético, Dortmund, Sevilla, Bayern... Pero el segundo Clásico del año ha sido el que les ha absorbido el aliento. Empezaba bien el día con la confirmación de que el Barça no se iba a jugar una alineación indebida con Neymar y el brasileño se quedaba en Barcelona. En su lugar entraba Paco Alcácer, ese chico que encaja igual en el esquema del Barça que un gato entre una manada de cebras. Del resto jugaban todos, los buenos y como saben jugar, es decir, con defensa de cuatro. Eso se supo cuando se dieron las alineaciones. Ahí se torció todo. Es lo que tiene que Zidane eligiera a Bale sin estar bien físicamente. Se lesionó otra vez el sóleo, esta vez el izquierdo. Un cambio menos garantizado antes del descanso.

Antes de que el galés sintiera ese umbral bajo de dolor que tiene, el Madrid y el Barça ya habían marcado. En el Madrid lo hizo Casemiro tras una segunda jugada de un córner, que muchos culés dirán que nunca debió ocurrir semejante acción ya que debió ser expulsado previamente. Le hizo una entrada a Messi a los diez minutos que bien podría calificarse de 'naranja' y, después le acribilló a faltas, unas fuertes, otras suaves, todas protestadas. No se amilanó, como se dice, pero entró en el juego que buscó Luis Enrique al colocar a Messi de '10'. Lo hizo Guardiola en el 2-6 y el resultado fue exuberante. Sin la posibilidad de aprovechar al menos una banda al no tener a Neymar, Lucho puso a Messi en el centro y por ahí ganó el partido.

Hasta el segundo tiempo, Keylor Navas no pudo hacer ninguna parada. Desde la reanudación, firmó uno de sus mejores partidos como madridista. Le cayeron tres goles y encajó, por tanto, por 16º partido consecutivo, un récord negativo. Pero si el Madrid no perdió por más fue porque el 'tico' hizo algunas intervenciones sensacionales, como dos mano a mano que salvó a Alcácer y Piqué a bocajarro, un trallazo de Messi, una volea en su misma cara de Suárez... Un repertorio de paradas que superan, incluso, a las de su colega azulgrana. El Clásico no suele ser un partidazo. Tiene fama por los jugadores que lo disputan, pero en ocasiones deja que desear. No ocurrió esta vez así en Chamartín, pues las ocasiones se acumularon en ambos marcos.

El encuentro se sucedió de manera simétrica en cada una de sus partes. Tanto en la primera como en la segunda, el Madrid empezó fortísimo, al nivel de otros buenos partidos del equipo de Zidane. Lo que otras veces se extendió por muchos minutos, a veces por todo el partido, esta vez duró exatamente veinte minutos, diez en cada tiempo. Ni en uno ni en otro encontró la manera de marcar ante un Ter Stegen que parecía Manuel Neuer. Se colocó el Madrid en campo contrario, presionando la salida del balón, lo que originó en algunas pérdidas azulgranas y en buenas jugadas blancas, pero ninguna transformación. Lo que no cubrió el Madrid fue a Busquets. Parece increíble que se trabaje la presión al Barça pero se libere a su rotor. Con el '5' liberado, el Barça encontraba casi siempre una vía de escape. Busquets enlazaba con Iniesta y éste con Messi. Y ya estaba el Barça en campo contrario.

El Madrid no encontró al Barça del desastre europeo, sino al Barça de los Clásicos en el Bernabéu. Y al Messi de los Clásicos. Después de ese ratito de dominio madridista, el Barça se sentía comodísimo. Nunca tuvo prisa por marcar. Y lo hizo a su estilo en el primer tanto, de manera poco recurrente en el segundo y al estilo merengue en el tercero. Una excelente asociación de un equipo que pareció por un instante una reminiscencia del mejor equipo de siempre acabó con Messi recibiendo un pase de Rakitic que inteligentemente dejó sin tocar Suárez, y el argentino, tras un recorte eléctrico sobre Carvajal, batió con tiro cruzado a Keylor. El segundo fue obra de Rakitic con un zurdazo magnífico a la escuadra. El tercero, en el descuento.

Si al final, el último minuto también va a ser culé... y siempre va a estar presente Sergi Roberto. La cabalgada del héroe ante el PSG en el 92' ante un Madrid volcado por la victoria cuando tenía uno menos, desbarató toda la defensa madridista. Lo intentaron tirar dos veces y se marchó de todos con la energía del primer minuto. Sirvió a André Gomes, que no lo hizo mal, noticia, y Alba se la puso a Messi para que diera un pase a la red de esos suyos. De los de toda la vida.

Al no estar Sergio Ramos, la épica para el Madrid quedaba casi descartada. Sin el capitán, las probabilidades de alegría en un final se minimizan a niveles atómicos. Lo que pasa en estos casos es que el gol de James no tiene importancia porque aparece otro gol del adversario. ¿Era roja lo de Ramos? Pues oiga, puede ser. Digamos que entrar con los dos pies por delante suele ser sinónimo de roja y eso hizo el camero. Ni él, ni Casemiro ni el codo de Marcelo acabaron con Messi. Pero Messi sí acabó con el Madrid. Acabó con tres años sin marcar en un Clásico y acabó con el camino de rosas merengue en la Liga. Al Madrid aún le queda el colchón de Vigo. Al Barça, la moral del Bernabéu.

Ficha técnica

2 - Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Nacho, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro (Kovacic, m.70), Kroos, Modric; Bale (Marco Asensio, m.38), Cristiano Ronaldo y Benzema (James, m.82).

3 - FC Barcelona: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Busquets, Rakitic, Iniesta; Messi, Alcácer (André Gomes, m.70) y Luis Suárez.

Goles: 1-0, m.28: Casemiro. 1-1, m.33: Messi. 1-2, m.73: Rakitic. 2-2, m.86: James. 2-3, m.92: Messi.

Árbitro: Hernández Hernández (colegio canario). Amonestó a Casemiro (12) y Kovacic (81) por el Real Madrid; y a Umtiti (39) y Messi (93). Expulsó a Ramos por roja directa a los 77 minutos.

Incidencias: encuentro correspondiente a la trigésima tercera jornada de la Liga disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 81.044 espectadores. Hizo el saque de honor el golfista Sergio García, socio de honor del Real Madrid, con la chaqueta verde de campeón del Masters de Augusta.

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