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excelso y suficiente primer tiempo del '10'

El reinado de Messi no tiene fin y lleva al Barcelona a su tercera Copa seguida

Si el argentino tiene una tarde inspirada, no hay opción para la sorpresa. Así ocurrió en el adiós al Calderón: un gol, una asistencia y otro título para el Barça como despedida para Luis Enrique

Es la tercera Copa del Rey seguida que gana el FC Barcelona, la quinta en las últimas nueve temporadas. (EFE)

El fútbol es mucho más simple de lo que parece. Por norma general, en un partido ocurre lo que quiere Lionel Messi. La Copa del Rey es un título menor, lo decía el propio Andrés Iniesta hace unos días, pero a Leo le gusta ganar cualquier cosa y hacer ganar a su equipo es lo que lleva haciendo muchos años. En 2017, el Barça no iba a ganar nada, no se merecía ganar nada, pero al de Rosario le apetecía llevarse algo a la boca. Y una Copa siempre es una buena opción. Van tres en tres años. Cuatro finales en cuatro años. Una Copa que no sabe dulce, que deja un regusto aún amargo por el cierre de un año triste y el adiós a un ciclo, el de Luis Enrique. Pero en el palmarés quedará para siempre reflejada.

[Así te contamos el partido en directo]

Al Barça no le motivaba la Copa. Sí lo hizo en el resto de eliminatorias, las cuales fue superando sin demasiados sobresaltos hasta meterse en la final, otra vez, costumbre empieza a ser. Pero claro, jugar el último partido de la temporada contra el Alavés no es llamativo. Lo es para los de Vitoria, que viven experiencias como esta una o dos veces en la vida, algunos, los más mayores que vieron nacer al club, ninguna. Pero para el Barça era una final sin lustre, un cierre de campaña sin más con la obligación de ganar o acabar con un ridículo espantoso. Hicieron lo que han venido haciendo en los últimos tres años: ganar porque así lo quiso Messi.

¿Cuál fue la diferencia efectiva sobre el césped del Vicente Calderón? Messi, únicamante Leo. Un equipo tiene un valor de cientos de millones de euros, otro de unas pocas decenas, al máximo. Pero con el balón rodando por última vez en el estadio del Manzanares, el Alavés igualó al Barça, igual que lo hicieron otros muchos conjuntos de inferior categoría a lo largo de la temporada. Unos se llevaron premio, otros, como el Alavés, no estuvieron ni cerca. Porque ganarle al Barça, algo que ya hizo el propio Alavés al inicio de Liga y en el Camp Nou, se consigue si Messi no aparece ni una vez y lo demás sale perfecto. Con que no se cumpla uno de los dos factores, olvídate.

A Messi le ponen las dificultades. A la final el Barça saltó con el último once de Luis Enrique y en él no estaban ni Luis Suárez ni Sergi Roberto, sancionados. Empezaron Paco Alcácer arriba y Mascherano en la banda, pero el argentino tiene la negra con las finales (le expulsaron en la de 2016 contra el Sevilla en el primer tiempo) y tras un golpe con Marcos Llorente se tuvo que retirar a los diez minutos. Y sí, jugó André Gomes una final con el Barça de lateral. El fichaje menos rentable del Barça reciente hizo una final fabulosa en una posición absolutamente desconocida para él. Hasta dio una asistencia de gol a Neymar al borde del descanso para poner el 2-1. Y marcó Alcácer el 3-1. La ley de Murphy, pero al revés.

No podía irse la afición del 'Glorioso' de vuelta a Álava sin celebrar algo. Esos 90 minutos de cánticos, tambores y palmas se merecían un gol, un soberbio gol. El Alavés, que trata de corresponder siempre que puede a su graderío, le regaló uno de los goles de la competición. Lo marcó Theo Hernández, el futuro jugador del Real Madrid. Una falta lanzada a la perfección a la escuadra de Cillessen que no tenía detención posible. Una joya que se lleva el Madrid. Como Marcos Llorente, el mejor albiazul de la final, capaz de imponerse en una medular con Busquets, Rakitic e Iniesta y acabar luciendo.

No hizo el Alavés nada mal como para tener perdida la final al descanso. En todo caso, lo único reprochable, que no es poco en realidad, es permitir que el Barça completara dos jugadas ofensivas en tiempo de prolongación. Una falta, una mísera falta en alguna de las dos acciones habría evitado acabar derrotado. Marcelo se responsabilizó de no parar a Sergi Roberto en el Clásico del Bernabéu cuando se cumplía el 93. El Alavés no frenó ni a Neymar ni a Messi. La inocencia de la primera vez, la imposibilidad de robarle el cuero al mejor jugador del planeta.

Antes, mediada esa primera mitad, Messi hizo la de siempre. Una jugada tantas veces repetida que, si aún nadie ha aprendido a frenarla, es que es imposible de parar. Tan simple como una arrancada a unos 20 metros de la frontal, tirar una pared, que se la devuelvan y la enchufarla pegada al palo. La de toda la vida... la misma que jamás va a hacer en Argentina porque nadie se digna a tirarle una pared en condiciones. Ningún seleccionador albiceleste ha enseñado a sus futbolistas que ser la pared de Messi es lo mejor que pueden hacer durante un partido. A ver si a Sampaoli se le ocurre comentárselo a los Di María, Dybala o Higuaín. Les irá al menos igual de bien que al Barça, que un título al año levanta.

Y así, con Iniesta Copa en mano y con la afición alavesa cantando el "Campeones, campeones" más fuerte que la grada que ganó, dijo adiós el Calderón.

Ficha técnica

3 - FC Barcelona: Cillessen; Mascherano (André Gomes, m. 9), Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Sergio Busquets, Rakitic (Aleix Vidal, m. 82), Iniesta; Messi, Paco Alcácer y Neymar.

1 - Deportivo Alavés: Pacheco; Kiko Femenía, Vigaray, Rodrigo Ely, Feddal, Theo Hernández (Romero, m. 79); Edgar Méndez (Camarasa, m. 59), Marcos Llorente, Manu García, Ibai (Sobrino, m. 59); y Deyverson.

Goles: 1-0, m. 30: Messi, con el interior del pie izquierdo desde el borde del área después de una pared con Neymar. 1-1, m. 33: Theo Hernández, de falta directa. 2-1, m. 45: Neymar culmina en el segundo palo un pase de André Gomes. 3-1, m. 48+: Paco Alcácer tras un pase entre la defensa de Messi.

Árbitro: Clos Gómez (C. Aragonés). Amonestó a Umtiti (m. 41), Iniesta (m. 76) y Messi (m. 76), por el Barcelona, y a Edgar (m. 16) y Sobrino (m. 76), por el Alavés.

Incidencias: final de la Copa del Rey disputada en el estadio Vicente Calderón ante unos 45.000 espectadores. 

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