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sensacional primera hora de juego blanco

Ser campeón como costumbre del Madrid

Nada que ver este equipo con el de la pretemporada. El mejor Madrid de la campaña pasada volvió cuando hacía falta y superó con mucha claridad al United, aunque no se reflejó en el marcador

El Real Madrid levantó su cuarta Supercopa de Europa. (Reuters)

Los que saben de fútbol, es decir, los que están dentro del mismo, son mucho más capaces de valorar todos los detalles de un equipo. Estos entienden que la pretemporada está para lo que está, es decir, para ajustar los cuerpos de nuevo al rtimo competitivo después de semanas de parón. Los resultados que se pueden dar en esos partidos de preparación no tienen ningún valor. El Bayern ha hecho una pretemporada desastrosa y pocos dudan que ganará la Bundesliga con facilidad. El Madrid no había ganado ninguno de sus cuatro encuentros y en el momento en que empezó a competir de verdad, más habiendo una copa de por medio, recuperó el juego que le dio la Liga y la Copa de Europa. Cuarta Supercopa de la historia, tres de ellas en cuatro años. La costumbre de ganar no para.

Había algunos que creían, ilusos, que Cristiano iba a ser titular, pues ya que estaba convocado, no iba a ser para quedarse en el banquillo. Esos no se acordaban de lo que pasó en Cardiff. Entonces, allá por junio, Bale estaba en la lista y había dudas sobre si jugaría de inicio. No lo hizo, jugó Isco. Sucedió lo mismo en Skopje, pero el que se quedó en el banco fue Cristiano. Luego jugó, claro, porque es Ronaldo y tiene que salir al campo, pero su presencia no fue relevante. El resto, los de siempre, los que han hecho al Madrid tricampeón del continente en cuatro años, prácticamente. Y jugando igual de bien que como acabaron la temporada pasada, o sea, bailando al rival en una final.

Entre ellos jugó Bale, por lo que Mourinho entiende que seguirá siendo jugador blanco esta campaña. No fue, una vez más, el mejor partido del galés, pero sí participó cuando hacía falta. Entre él e Isco surgió la chispa que iluminó la mejor jugada de toda la final, la que sirvió para poner el que a la postre fue el gol que realmente puso la distancia con el United, el segundo. Marcó el andaluz, asistió el británico. Era la distancia en el resultado mínima para lo que se estaba viendo en el campo.

Isco marcó el 2-0 tras una gran jugada con Bale. (EFE)

Mourinho asumió hace mucho tiempo ya que ante los equipos que son más poderosos con balón que los suyos solo puede tener opciones de victoria jugando a un fútbol de eliminación de virtudes. Ha construido una plantilla muy capacitada para ganar la Premier a base de músculo con pequeñas dosis de calidad. Y el United es eso, músculo y calidad proporcionadas que se mostraron en Macedonia a través de la presión alta, la ocupación inteligente de espacios y la agresividad. Como suele hacer, comienza muy fuerte, tratando de no dejar sacar el balón al Madrid para robar y hacer daño. Le duró los diez minutos de siempre hasta que Modric se liberó de Pogba y empezó a combinar con los buenos.

Uno no diría que uno de los buenos es Casemiro, no está definido como el típico futbolista de calidad, que rompe moldes. Más bien se le presupone como todo lo contrario, es decir, fuerza bruta sin demasiado control. Va a resultar que esa definición no es más que ignorancia. Casemiro fue el mejor del Madrid en la primera media hora en la que los merengues abusaron del United, que todavía respiraba y acabó recuperándose de sus heridas, como Leonardo Di Caprio en 'El Renacido', pues el Madrid tampoco lo supo rematar. Antes de su gol, un remate al más puro estilo delantero centro, remató al larguero un córner y se situó en medio como un muro de contención infranqueable que solo pudo superar el United cuando el árbitro decretó la pausa de dos minutos para que los futbolistas se refrescaran del calor macedonio.

Suena contradictorio decir que el United mejoró con Fellaini en el campo, porque el belga es el último que uno creería que puede ser importante en un partido de alto nivel, justo lo que le falta. Pero fue así. El cambio de Mourinho era significativo: quitaba al bueno, Ander Herrera, y metía al alto. El mensaje era claro: balones a los belgas. No había una propuesta de juego mucho más clara. Pogba, sin hacer un gran encuentro, empezó a repartir el juego que le caía por su entorno y solo por momentos el Madrid sufrió. No habría pasado esto de haber acertado Keylor en alguno de sus despejes, como sí hacía De Gea. En uno de esos rechaces centrados, Lukaku acertó. Pudo acertar a la primera, pero le tocó al segundo intento. La disyuntiva de Navas vuelve a ser la del año pasado: te da lo que te quita, porque a poco del final sacó un mano a mano a Rashford que era el empate. Por eso sigue entre los palos del Madrid, porque al final, suma más que resta.

66 partidos marcando

Por eso y porque sus compañeros lo arreglan todo. Son 66 partidos seguidos marcando, ese récord será prácticamente imposible de igualar. Este Madrid, el de Zidane, el de Cristiano y Modric, sale siempre al campo ya ganando 1-0. La seguridad que da al grupo saber que en cualquier momento caerá el primero (y, por lo general, el segundo, permite una confianza en lo que se está haciendo que empuja a los jugadores hacia el objetivo. Mientras el Madrid aprisionaba al United en su propia área (no en su campo, en su área), nadie perdía la paciencia. Esperaban el momento, sabían que llegaría. Y llegó. Es un hecho.

Y además, si no es el gran partido de uno, lo es de otro. A veces se sale Cristiano, otras Ramos, otras Marcelo. En la capital de Macedonia se salieron Casemiro, Isco y Benzema. Entre ellos insinuaban una superioridad con respecto a los rivales inconcebible. Se les fue acabando el combustible a todos y el gol del United espoleó al contrario, pero tampoco hubo pánico. Es la costumbre de ganar. Sientes que el destino te va a ser favorable pase lo que pase. Que aunque Bale estrelle un balón en el larguero y después marque Lukaku no va a suceder nada peor que eso. Que solo es cuestión de tiempo que Ramos levante otra copa. En diciembre otra vez. Veremos en mayo... pinta a que también.

Ficha técnica

2 - Real Madrid: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Isco (Marco Asensio, m.74); Bale (Lucas Vázquez, m.74) y Benzema (Cristiano Ronaldo, m.83).

1 - Manchester United: De Gea; Valencia, Smalling, Lindelof, Darmian; Ander Herrera (Fellaini, m.56), Matic, Pogba, Mkhitaryan; Lingard (Rashford, m.46) y Lukaku.

Goles: 1-0, m.24: Casemiro. 2-0, m.52: Isco. 2-1, m.62: Lukaku.

Árbitro: Gianluca Rocchi (ITA). Amonestó a Carvajal (84) y a Ramos (85) por el Real Madrid; y a Lingard (41) y Rashford (94) por el Manchester United.

Incidencias: final de la Supercopa de Europa disputada en el Nacional Arena Felipe II, lleno, ante 33.460 espectadores.

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