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yates sigue con el maillot rojo

Pinot ennoblece una montaña mágica pero la clasificación general no se mueve

Thibaut Pinot fue el mejor en la subida a Covadonga, donde el grupo llegó sin cansancio previo y los favoritos se mantuvieron juntos sin mucha intención de hacerse daño

Thibaut Pinot. (EFE)

Que Thibaut Pinot gane en Covadonga es una buena noticia, porque le da prestigio a Pinot y le da prestigio a Covadonga. Los grandes puertos, y el asturiano lo es, necesitan grandes campeones y estos nunca lo son si no son capaces de cerrar con victoria etapas de prestigio. La subida a los Lagos es una de las marcadas en el calendario, Es un paraíso natural y la montaña, con su dureza y su belleza, es un escenario ideal para la práctica del ciclismo.

El pico, además, recibió a los corredores cubierto de niebla, lo que siempre tiene un punto estético diferente. En el fondo se ven las luces de los coches que tratan de abrirse paso entre la condensación, los ciclistas aparecen de repente en cámara, como apariciones fantasmagóricas. El esfuerzo es prácticamente el mismo, incluso puede que la temperatura, más baja, ayude a que la pendiente se haga algo menos petada. Había viento, que no se ve pero no ayuda a los artistas. La mezcla, al final, es televisivamente impecable.

Un precioso puerto, una mediocre etapa. A las faldas de la montaña llegaban varias decenas de corredores juntos. Todo el recorrido previo había sido bastante dulce para los ciclistas, en una nueva involución del diseño de días grandes. Llegar a Covadonga sin haber tenido previamente alguna escaramuza hace que todo sea un poco menos bueno. La gracia, tradicionalmente, estaba en ir preparando a los cuerpos para que a la batalla final ya llegasen con el tanque de gasolina renqueante.

En esos días, los bien pintados, se ve a algún favorito reventar, a otros volar, a cada uno intentar sobrevivir. Porque una montaña es un reto casi individual, le exige al corredor tener sus propios ritmos. Se puede confiar en los compañeros, quizá también en algún rival, pero si la carrera es lo suficientemente selectiva, si los ritmos se disparan, el ciclista se encuentra desnudo ante las rampas.

Covadonga, con sus casi 12 kilómetros de ascensión y una media de pendientes del 7%, es un puerto lo suficientemente largo y variado para que se vean cosas diversas en la ascensión. En este caso, y desde bastante pronto, se vio que Pinot era el más fuerte de los presentes. Tiene un correr regio, muy elegante, el galo es un portento de la escalada. A mitad de puerto, sabiendo que le quedaban bastantes penalidades por delante, arrancó la máquina y nadie pudo seguirle. Un proceso vírico que le mermó la primera semana hace que no tenga posiciones reales para ganar esta Vuelta, pero como excelente corredor que es, no ha venido a España a pasearse.

GRAF8905. RIBERA DE ARRIBA, 09 09 2018.- El líder de la clasificación general, el británico Simon Philip Yates (2d), junto al líder de la montaña, Luis Ángel Mate (2i); el segundo clasificado en la general, Alejandro Valverde (d), y el maillot blanco de la clasificación combinada, Miguel Ángel López (i), antes de tomar la salida de la 15ª etapa de la Vuelta Ciclista España 2018 que parte hoy de la localidad de Ribera de Arriba y finaliza en los Lagos de Covadonga tras 178,2 kms. de recorrido. EFE Manu Bruque

Todos los mejores juntos

El más combativo junto a él fue Miguel Ángel López. Superman, que así llaman al colombiano, sí que puede plantar cara a Yates, Nairo y Valverde. Sabe que para lograr algo importante se tiene que lucir. Lo intentó en varias ocasiones, llegó a abrir hueco, pero finalmente los favoritos consiguieron dejar la distancia en la mínima expresión. Covadonga, con su niebla, no dejó cambios sustanciosos en la general.

Yates, el líder, se mantuvo en todo momento junto a Nairo, que por lo que se ve no tenía piernas o valentía para buscarle las cosquillas al patrón. Valverde, por su parte, bastante hacía para tratar de mantenerse en línea con los mejores. Hizo la goma, vieja expresión del ciclismo en la que un corredor se ve a la vez fuera y dentro del grupo. Para ayudar a Quintana, que quizá sería lo deseable en este caso, no había suficiente energía.

De ese grupeto tiró durante un buen rato Yates, que terminó incluso enfadado con los Movistar. López iba por delante y el británico temía que se fuese lo suficiente para abrirle una vía de agua a su maillot rojo. Llegó a señalarle a Nairo con la mano que más le valía pasar, que al fin y al cabo él estaba en esa carretera con los mismos objetivos y dejar marchar a su compatriota no tenía demasiado sentido.

Esta guerra, de todos modos, viene de un poco más atrás. El equipo de Yates, el Mitchelton, es bastante más flojo que el Movistar de Valverde y Quintana. Eso, que en principio no da para más, ha llevado a una guerra bastante cruda, los del equipo español le echan en cara que el equipo de líder tiene que tratar de mandar y neutralizar fugas que puedan ser peligrosas; Mitchelton, por su parte, no ve que su labor sea esa habida cuenta de que el equipo telefónico tiene dos coches en esta carrera y un conjunto más fuerte para controlar la escena.

Ahí quedó el día, bonito pero intrascendente. López le sacó un par de segundos a Yates, Quintana y Valverde. Mas, que también va fuerte, llegó ligeramente más tarde. Ese fue el tríptico asturianos, una bonita tradición patria, pocas distancias, pocos ataques... poco ciclismo. Menos Pinot, claro, él sí.

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