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hay que tener mucha calidad atlética

Cuando el atleta no busca ganar: Esther Guerrero y el beneficio de ser una liebre

Esther Guerrero corrió en el mitin de la Diamond League de Birmingham para marcarle el ritmo a la estrella local, Laura Muir. Explica lo que se necesita para ser una buena liebre en atletismo

Esther Guerrero, en los europeos de atletismo. (EFE)

Esther Guerrero lleva un dorsal diferente al resto de las atletas, en su pecho cruza la palabra "pace", que en inglés significa ritmo. Si en lugar de Birmingham la carrera hubiese sido en Zaragoza, por poner un ejemplo, el término hubiese sido algo menos claro, pero también más llamativo: liebre. Se corre un 1.000 en Inglaterra y Laura Muir, una de las atletas más carismáticas del país, quiere hacer una gran marca. Para ello se necesita ayuda, porque en los mítines no es como en los grandes campeonatos, aquí la táctica es correr lo máximo posible en busca de explorar los límites, no pegarse codazos buscando la posición.

"Lo que me piden exactamente en este 1.000 es que llegase al 600 a ritmo regular de 30 segundos el 200. Es decir, llegar a 1.30 el 600", cuenta al otro lado del teléfono la atleta, que habitualmente compite en carreras de 800. No era la primera vez que ejercía este papel en una carrera, ya unos meses antes, en Montreuil, ella y la también española Solange Pereira 'tiraron' de Genzebe Dibaba para que hiciese la marca del año en el 2.000. "Cuando me ofrecieron hacerlo con Muir no dudé, es una experiencia que te ayuda a crecer, que hace que la gente te conozca, que te hace más mediática. Son cosas importantes", explica Guerrero.

El caso es que se ve en la Diamond League, en uno de los mítines importantes del año, llevando el ritmo de una de las mejores atletas de la actualidad ¿cómo? Lo primero, lo esencial, es que para ser liebre tienes que estar convenientemente testada. No es un trabajo que puede hacer cualquiera, se necesita ser capaz de llegar a los ritmos que te piden con soltura porque si no la que marca el ritmo termina siendo más un estorbo que una ayuda.

"Si lo haces es porque puedes, si me hubiesen pedido un ritmo que me hubiese ido grande yo hubiese dicho que no, pero estoy en un momento en la temporada en el que voy rápido y me pidieron un ritmo que podía hacer. Es muy importante ser sincero, porque es una responsabilidad, la otra persona se está jugando una marca y está preparando la carrera para hacerla, tú no puedes fallar", relata Guerrero.

Poder marcar ese ritmo, tener la calidad suficiente, es un requisito claro, pero aún así, alguien tiene que llamarte. "No era mi primera vez haciendo de liebre, empecé hace tiempo haciendo controles par alas chicas de 1.500, para que hicieran mínima internacional. Mi mánager es Miguel Mostaza y él es el encargado de meterme en mítines", relata Guerrero. Mostaza es uno de los agentes más importantes del atletismo español, lleva muchos años ayudando a forjar la carrera de muchos atletas de élite.

Laura Muir, en Birmingham, ya sin liebre. (Reuters)

Ganar dinero con el atletismo

Mostaza busca y encuentra. Correr en Birmingham es importante: "Hacer de liebre es una manera de ganar algo de dinero por el atletismo". En un deporte en el que los presupuestos siempre están ajustados y el dinero no fluye a lo loco, encontrar oportunidades para recaudar más son siempre deseables. A Guerrero se le asigna una tarea y se le paga por ella, más incluso que en muchas reuniones de menor importancia que son también necesarias, pues su carrera personal sigue presente y, de todos modos, para llegar a ser liebre en un evento así antes tiene que haber demostrado sus capacidades abundantemente.

La cuestión es el ritmo, pero no solo el ritmo. "Corres para que las sensaciones de ella sean las mejores, para que pueda desconectar, ir cómoda y correr en lo que le deje el ritmo. Cuando tienes que seguir a alguien que te marca los pasos puedes respirar mejor y centrarte en cuestiones de técnica, es ahí cuando haces las mejores marcas. Yo, como mediofondista, las he usado a veces y es importante", relata Guerrero.

Muir no mejoró la marca pensada, cosa que sí hizo Dibaba en la anterior experiencia de Guerrero como liebre. "Con Dibaba lo clavamos, pero aquí hizo un mal día, con mucho viento, y yo miraba porque se quedaba uno o dos metros por detrás y si eso pasa la función no es tan beneficiosa", cuenta la ochocentista, campeona nacional hace solo unas semanas y presente en el equipo español en los europeos de Berlín.

La liebre, el día de autos, tiene que estar atenta a la liturgia de la protagonista, que es la atleta a la que llevará los metros que han concertado. "Yo conocí a Laura después de la carrera. Antes hablé con el entrenador, porque el atleta que quiere hacer la marca tiene que estar centrado en su trabajo y tú no puedes intervenir en su proceso. Cada atleta tiene su intimidad. Después sí me agradeció la ayuda", relata Guerrero, que ha llegado muy fina a la última parte de la temporada.

Al que es ajeno al atletismo le sorprende que una deportista pueda ejercer de reloj. Sin necesidad de mirar los luminosos, llevar el paso necesario para hacer lo que te piden: 30 segundos los 200 metros; 60 los 400; y 90 en el 600. "Pero eso es fácil, los ritmos es lo que hacemos todos los días en las sesiones de entrenamientos, es como el oficinista que teclea el ordenador, no necesita mirar, lo sabe de memoria. Yo sé de memoria lo que tengo que hacer para marcar un ritmo sostenido", cuenta Guerrero.

Y así, con un cheque mayor que el habitual y la labor cumplida, Esther Guerrero corrió en uno de los mítines más célebres de la temporada.

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