Joaquín Reyes y la resaca de los Goya: "Si nuestro humor no gustó, poco puedo hacer"

Cuando Joaquín Reyes se despertó el domingo después de haber presentado la noche anterior la gala de los Goya, no sabía lo que se le venía encima. "Empecé a recibir mensajes, sobre todo de amigos, que me contaban un poco cómo estaba el 'pampaneo', porque yo Twitter no lo leo, y empecé a leer críticas de los periódicos digitales y ya vi un poco por dónde iba la cosa. Sobre todo amigos que estaban preocupados por mí y me preguntaban 'oye, ¿cómo estás?". En la voz y el tono de Reyes se transparentan la resignación y, un poco, la pena.

La resaca tuvo que ser dura. Levantarse el día del Señor con críticas como "destrozaron los Goya", "han sido los presentadores [...] con menos gracia de la historia" o "humor burdo y poco eficaz" tiene que doler. Y eso en los periódicos digitales, que todavía se mantienen dentro de los márgenes de la mesura; Twitter se había convertido en un paredón virtual: "Humor zafio, hueco e innecesario", "lo de ayer de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla en los Goya fue lamentable", "fueron lo peor de una mala ceremonia". Un mazazo en el ánimo para dos de los creadores de 'Smonka!', 'La hora chanante' o 'Museo Coconut', obras maestras del humor esperpéntico al estilo manchego e indiscutibles referentes generacionales.

Sevilla contestaba esta mañana a través de su Instagram.

Y Reyes lo hace al otro lado del teléfono. "Este es nuestro humor. No podemos engañar a nadie. ¿Que nuestro humor no encajara bien en una gala de estas características? Puede ser. Pero había que intentarlo. Cuando nosotros aceptamos esto, pensaba que nos iba a salir muy bien. Pero, vamos, después de 15 años todo el mundo nos conoce; todo el mundo sabe lo que nos gusta hacer. Hemos intentado ser fieles a nuestro humor, pero también pensábamos en todo el mundo, que nuestras bromas iban a gustar".

En la gala hubo Monty Python, hubo Matt Lucas y David Walliams y hubo 'chanantismo'. Pero no acabaron de funcionar. "Sabíamos que era un encargo difícil. A nosotros nos hacía mucha ilusión presentarla. Lo hicimos lo mejor que supimos y preparamos bromas que nos gustaban, y la verdad es que la sensación que tuvimos allí no fue en absoluto la de que nosotros lo estuviésemos haciendo mal. Yo veía que la gente del patio de butacas se reía y que las bromas, casi todas, entraban. Entonces, ¿qué ha pasado? ¿Que a la gente que la vio desde fuera le ha parecido un desastre, no le ha gustado? Pues mira, poco podemos hacer, la verdad. Lo único que nos queda es encajar las críticas".

Fuera del escenario, en la sala de prensa del Hotel Auditorium, desde el principio de la gala algunos periodistas tenían la impresión de estar asistiendo a una voladura involuntaria. Sin embargo, Reyes lo vivió de otra manera. "La sensación que tuve allí y lo que la gente me hizo llegar era buena. Pues chica, si al final no… ¡qué le voy a hacer! Yo me siento muy afortunado porque trabajo en algo que me encanta y hasta ahora las críticas siempre han sido buenas; siempre nos habían tratado muy bien. ¿Que ahora nos dan palos? Pues se acepta y ya está".

¿Fue por culpa de los nervios? ¿De un guion escrito a muchas manos? ¿De tener que contentar a todos? "Es una gala que ya empezó un poco torcida por la forma de presentarla como una 'gala feminista' —creo que no se estuvo hábil ahí— y ya la gala se cogió con muchas suspicacias. Yo creo que eso ya hizo que la cosa no empezara bien. Era complicado. Los premios en general son galas tediosas, porque la propia dinámica de entregar premios es aburrida". "Nosotros escribimos nuestra parte, el equipo de Globomedia escribió las otras intervenciones… Es una gala en la que participa mucha gente. Pues bueno, es una gala de tres horas y no todo dependía de nosotros, pero eso no es una excusa. A lo largo del proceso, por supuesto hubo cosas que se cayeron, porque es un encargo de la Academia, lo retransmite Televisión Española…".

Si los últimos tres años las redes despellejaron a Dani Rovira —que en esta ocasión prefirió ver la ceremonia desde casa—, ahora piden su vuelta. Incluso la de Antonio Resines. Y con el rap, si hace falta. "Esto nos ha pasado a nosotros como a todos. Y, claramente, no hemos acertado, porque a la gente no le ha gustado y esto está hecho para que la gente disfrute. Que no es tan raro que haya críticas malas… todos los años hay críticas malas. A Dani Rovira en 2015, 2016, 2017… Ya está, solo hay que aceptarlo. Y desde luego no me arrepiento, yo me divertí muchísimo, la disfruté mucho…".

"Yo me quedo con bromas que a mí me gustaron cómo nos quedaron: me quedo con la broma del maquillaje; me quedo con el monólogo de Ernesto, que a mí me pareció divertidísimo; me quedo con mi parte del patio de butacas, donde creo que las bromas que hice con los compañeros quedaron bien. Yo me quedo con esas cosas, que creo que nos salieron bien, que fueron divertidas. Me hubiera quedado mal si yo me hubiera visto mal. Pero no es el caso. Si nuestro humor no gustó y nuestras bromas no gustaron, poco puedo hacer. Aceptarlo y ya está". Solo queda capear el temporal. Y, por suerte, los temporales pasan.