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FESTIVAL DE VENECIA

Las 'Madres paralelas' de Almodóvar abren Venecia: un drama de sangre y memoria algo desbaratado

El manchego abre la 78ª edición del festival con una cinta que gira en torno a la maternidad y la memoria histórica protagonizada por Penélope Cruz y Milena Smit

Rossy de Palma, Israel Elejalde, Penélope Cruz, Milena Smit y Luna Auria Contreras, en 'Madres paralelas'. (Sony)

Arranca el final del verano, la vuelta de las vacaciones oficiales y con ella el Festival de Venecia, el primero de los grandes festivales 'de otoño', que este miércoles ha abierto con Pedro Almodóvar y su 'Madres paralelas', la película que en su estreno marcará la —esperemos— recuperación de las taquillas del cine de autor después del terremoto pandémico en las salas de cine. Almodóvar siempre ha asegurado una muy buena recaudación y la industria espera su estreno —el 8 de octubre— como termómetro de la vuelta de los espectadores a los cines. Después del éxito internacional de 'Dolor y gloria' (2019) —con dos nominaciones al Oscar, una como mejor película extranjera y otra para Antonio Banderas—, Almodóvar vuelve a presentarse en la selección a concurso de un certamen europeo de primera categoría, esta vez en Venecia —la anterior fue en Cannes—, que en los últimos años ha ido comiéndole terreno al festival francés de cara a la presencia mediática de las películas seleccionadas. 'Nomadland' (2020), de Chloe Zhao, la última ganadora del Oscar, se estrenó en Venecia, al igual que 'La forma del agua' (2017), de Guillermo del Toro, y ambas consiguieron en León de Oro. Almodóvar inaugura y compite, y algunas de las quinielas a ciegas sobre los Oscar 2022, como la de 'Variety', ya colocan a Penélope Cruz como fuerte candidata de cara a la temporada de premios.

Si en 'Dolor y gloria' Almodóvar buceó en sus recuerdos para construir un relato sobre los conflictos de la creatividad y sobre el paso del tiempo, absolutamente inspirado en su propia biografía, en 'Madres paralelas' el director propone un drama sobre la maternidad y la sangre. La sangre como vínculo y como identidad. La película trata de encajar dos historias que intentan unirse a través de esa sangre, prueba y testigo de cada vida: por un lado, el personaje de Janis (Penélope Cruz), una fotógrafa que forma parte de la asociación por la memoria histórica de su pueblo, Aldea de los Montes, que busca ayuda para desenterrar los restos de una fosa común, pertenecientes a los vecinos represaliados por los sublevados en la Guerra Civil. Entre ellos, su bisabuelo. Janis conoce a Arturo Buendía (Israel Elejalde), un antropólogo forense que trabaja con una organización navarra que, precisamente, se encarga de desenterrar fosas comunes y devolver los restos y el consuelo a los descendientes de los fusilados.

Tráiler de 'Madres paralelas'

En boca de sus personajes, la película critica no ya la impasibilidad, sino la falta de sentido moral de algunos políticos frente a la Ley de la Memoria Histórica, aprobada en 2007 por José Luis Rodríguez Zapatero. "Mariano Rajoy incluso se jactaba de haber destinado cero euros de los Presupuestos del Estado para la memoria histórica", lamenta el antropólogo haciendo referencia al desaire del expresidente en 2018 a las ayudas destinadas a las excavaciones y otras medidas de reparación memorialista cuando todavía quedaban al menos 114.226 asesinados enterrados en más de 2.500 fosas comunes. En el filme, se suceden caras, fotos antiguas, nombres como los de Manuel Trujillo, Facundo Núñez Tomé, Gregorio Sánchez Muñoz —reales o simbólicos—, como manera de condensar la historia de todas esas sangres que unen a las víctimas y a sus familiares.

"He tratado el asunto con toda la delicadeza, porque no estoy haciendo un ajuste de cuentas con nuestra historia, del mismo modo que los familiares de las víctimas no exigen otra cosa que una lápida donde poner el nombre de su ser querido y poder enterrarlo en un lugar digno donde puedan honrarlo", explica Almodóvar en las notas de producción. "Es algo que a día de hoy la sociedad española les debe y es una deuda urgente, porque ahora es la generación de los biznietos la que pide la excavación de las fosas. Esto es algo por lo que Ariel Dulitzky, relator de las Naciones Unidas, se mostraba sorprendido durante su visita a España en el año 2013, que fueran los nietos y biznietos las primeras generaciones en preguntar por sus antepasados y pedir que las fosas se abrieran para honrarles y homenajearles. Es una solución que en el mejor de los casos nunca podrá identificar a todos los desaparecidos no forzados, solo a una cuarta parte de ellos, según Francisco Etxberria, antropólogo forense al que el actual Gobierno encargó un informe sobre la situación actual de las fosas".

Milena Smit y Penélope Cruz, en 'Madres paralelas'. (Sony)

Y este es el prólogo con el que Almodóvar da comienzo a la historia central —que cerrará con otro epílogo— de 'Madres paralelas', que se centra en dos personajes femeninos muy diferentes que se enfrentan al mismo tiempo a la maternidad. Por un lado Janis, que representa a la mujer madura que recibe el embarazo como un regalo inesperado; por otro lado Ana (Milena Smit, que viene dispuesta a convertirse en una de las grandes actrices jóvenes, tanto por la aparente ingenuidad y la transparencia de su interpretación como por lo hipnótico de su belleza lánguida), una adolescente madre accidental, que al principio hace frente a la maternidad desde el rechazo. Ambas coinciden en la habitación del hospital y ambas paren al mismo tiempo. También tienen en común que ambas pueden permitirse ayuda durante la crianza; Janis cuenta con una 'au pair' irlandesa y con una asistenta para ayudarla con las tareas de la casa, mientras que Ana, hija de padres separados, vive en casa de su madre (Aitana Sánchez Gijón), actriz tardía, que puede permitirse una suerte de ama de llaves.

Almodóvar persiste en los códigos de sus últimas películas, ese retrato del centro del Madrid burgués y liberal, que recuerda a las 'dramedias' francesas de enredos, pero que mantienen el juego de tensiones entre la pompa y la irreverencia tan característico del manchego. A través de las vidas cruzadas de las dos mujeres, Almodóvar reflexiona sobre la aleatoriedad a la que se enfrenta una vida: las casualidades, los hechos inexplicables, los sucesos impredecibles. Y también sobre el significado de familia, de vínculo, de ligazón: ¿qué es lo que une a una madre con su hija? Hay madres ausentes y abuelas presentes, con las primeras llevando un lastre social mucho mayor que cualquier padre que fue al estanco. Como es propio del cine del manchego, a lo largo de 'Madres paralelas' hay puntos de giro radicales y hay mucho Lorca y un poco de Joplin, referencias evidentes y explícitas. El gran acierto de Almodóvar es utilizar las elipsis de manera radical, que juega a desubicar al espectador, y que consigue un tripe salto mortal a través de las puertas, encadenando futuros y pasados con maestría.

Los protagonistas de 'Madres paralelas'. (EFE)

Algo desarticulada, 'Madres paralelas' es el Almodóvar dramático que rebusca en la intensidad de las relaciones complejas. Pero también es cierto que es difícil empatizar con el desapego de algunos personajes en la resolución de la trama esencial. El director decide entonces cerrar con un epílogo, de nuevo, que levanta las alfombras de cada pueblo que todavía sufre tener a sus vecinos, a sus abuelos, en paradero desconocido, solo alentados por la esperanza de que alguien alguna vez cuente su historia.

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