Loading...
Comentarios

-

Ha habido un error al recuperar los mensajes
Cargando mensajes...
Ha habido un error al recuperar los mensajes
Es noticia
  1. Cultura

20 AÑOS DE LA RUPTURA DEL GRUPO

La guerra de los Cano: el hundimiento de Mecano... y el rescate fallido del BBVA

Egos, celos y peleas absurdas. Cómo el pique entre Nacho y José María alimentó la carrera de Mecano... hasta hacerla descarrilar. Y cómo un banco medió para lograr la reconciliación

Nacho, Ana y José María: Mecano. (EFE)

Michael Jackson haciendo el 'moonwalk'. Angus Young (AC/DC) andando como un pato. Nacho Cano aporreando teclados a babor y a estribor... Sí, las comparaciones son odiosas, pero no hay mayor icono del pop español: la imagen de Cano rodeado de torres de teclados —sudoroso, con el torso desnudo, fuera de sí— está grabada a fuego en nuestro inconsciente colectivo. Insuperable, pero también imparodiable.

Mecano tocando ‘Hawaii-Bombay’ para celebrar la entrada de España en la UE, actuando en la Expo 92, de risas campechanas con la familia real porque a las infantas les chiflaba su música… Llegó un momento en que Mecano se mimetizó tanto con el Estado que acabó somatizando sus altibajos...

La banda tocó techo comercial en el loco verano de 1992: la traca final de su gira mundial por estadios —‘Aidalai’— coincidió con la euforia olímpica... Pero Mecano se rompió por primera vez ese otoño, con España despertando de la farra del 92 con una resaca brutal (recesión, crispación y crisis). Cuando Mecano estaba de subidón, España estaba de subidón; y cuando Mecano estaba de bajón, España estaba de bajón. Es así.

Mecano llenando conciertos en Francia y México, haciendo anuncios para Coca-Cola, poniendo su nombre a un Renault… ¿Por qué se rompió la banda cuando estaba en plena cresta de la ola industrial? Respuesta fácil: por los piques entre hermanos, la guerra de los Cano. Bienvenidos al psicodrama Mecano 20 años después de su separación definitiva. Con una traca final de la que hasta ahora se conocía poco: la trastienda del rescate fallido del BBVA en 2011.

El actor secundario Bob se viene arriba

“José María Cano Andrés es el siguiente concursante. Participa dentro de la modalidad canción ligera. Es un gran admirador de Serrat y Guzmán… Va a interpretar un tema de Aute llamado ‘Al alba’”. 23 de marzo de 1979, programa de TVE ‘Gente joven’, España conoce a Ana Torroja, José María Cano y Nacho Cano, salvo que aún no eran Mecano, sino un cantautor llamado José María Cano, que concursó en ‘Gente joven’ acompañado por su hermano (a la guitarra española) y una amiga (a los coros). ¿Qué podemos decir de su actuación? Que Nacho nunca volvería a estar tan hierático en un escenario, que Ana (con las manos en los bolsillos) parecía ausente y que José tenía un tono de voz extraño, entre aniñado y meloso. Más aspecto de niños modositos no podían tener.

El 10 de septiembre de 1981, 30 meses después de la lánguida versión de Aute, volvimos a verles en televisión: solo que ahora eran un trío de tecno-pop llamado Mecano; cantaba Ana, tenían unas pintas finas, parecían poseídos por el baile de San Vito y aseguraban no poderse levantar porque el fin de semana les había sentado fatal. ¿Que había pasado entre medias para semejante transformación? Lo que había pasado era el huracán Capi.

El cazatalentos Miguel Ángel Arenas, 'el Capi' (Madrid, 1957), descubridor de Mecano y Alejandro Sanz (que se dice pronto), dio audiencia a José María Cano en 1979. En diez minutos puso todo patas abajo. Nos lo cuenta aquí:

PREGUNTA. Mecano eran un proyecto de grupo cuando fueron a verle...

RESPUESTA. No, no, no eran un grupo. Era un cantautor llamado José María Cano.

P. Ana y Nacho simplemente iban de comparsas, ¿no?

R. Sí, José María vino a visitarme con su novia de entonces (Ana Torroja), que le hacía los coritos, y su hermano (Nacho Cano), porque iban a tocarme un tema que llevaba dos guitarras. Les dije que los cantautores no se llevaban y era el momento de hacer un grupo.

P. Aunque la voz cantante la llevaba José María, usted se dio cuenta enseguida de que la verdadera dinamita para hacer un grupo juvenil la llevaba Nacho…

Más que un pique entre hermanos era una lucha de titanes... que se enquistó

R. Vamos a ver. Me di cuenta de que, aunque José María tenía un talento evidente —manejaba la palabra y la melodía—, recordaba a los cantautores, que estaban en bajada. Nacho estaba cargado de energía, su interpretación tenía pulso, era un bomba a sus 16 años. También me di cuenta de que Ana tenía un tono de voz único. Vi lo que verían luego millones de personas. Eran el único grupo de la Movida madrileña —yo tenía relación con Alaska, con Radio Futura y con muchos otros— a los que vi posibilidades de llegar a todos los públicos.

P. ¿Cómo vivió el pique entre los hermanos Cano?

R. Más que un pique —yo he escuchado piropos artísticos maravillosos de un hermano a otro— era una lucha de titanes... que se enquistó. Los dos tienen temperamentos muy diferentes. Nacho es vital y José María interior. Es normal que dos personas con visiones tan diferentes de la vida acaben chocando. Es triste porque acabó con el grupo, pero es así… En 10 años no se puede hacer más de lo que hicieron. Mira lo que se ha armado con lo de la ‘mariconez’ y era una canción de relleno ('Quédate en Madrid') del LP (‘Descanso dominical’, 1988).

Resumiendo: la vida da muchas vueltas. José María Cano era un cantautor y su hermano el Actor Secundario Bob, pero cuando arrancó Mecano, se produjo el sorpasso: Nacho pasó a ser el macho dominante de la manada y José María el convidado de piedra. Ahí empezaron los problemas, que se agravarían cuando la lucha de poder entre los Cano dio un inesperado giro de 180 grados en 1986. Pero no adelantemos acontecimientos.

Trifulca fraternal

9-3. Este fue el marcador del primer disco del grupo (‘Mecano’, 1982). Nacho Cano, nueve canciones compuestas; José María Cano, tres.

La banda cogió carrerilla con los singles de Nacho Cano (‘Perdido en mi habitación’, ‘Me colé en una fiesta’), que desplazaron a su hermano a “un segundo plano, algo que, lógicamente, le molestó”, según la biografía autorizada del grupo de Javier Adrados y Carlos del Amo: ‘Mecano, la fuerza del destino’ (La esfera de los libros, 2004), libro amable que, no obstante, afronta los temas conflictivos.

Portada del libro.

La gran paradoja de los primeros años de la banda es la siguiente: su discográfica marginaba o minusvaloraba las canciones de un José María Cano que, al mismo tiempo, tenía cada vez más trabajo como compositor… para otros artistas (Miguel Bosé, Massiel, Enrique y Ana) y proyectos (varias de las canciones más célebres de ‘La bola de cristal’ son suyas’: ‘Los electroduendes’ o ‘Vacaciones infernales’). En otras palabras: igual José María tenía motivos para sentirse agraviado.

Las “desavenencias” se agrandaron durante la gira del segundo disco, ‘Dónde está el país de las hadas’ (1983), “quizá debido al papel predominante de los temas del pequeño sobre los del mayor”, según la biografía. Convertido en el rey del mambo, Nacho Cano anunciaba la buena nueva con su habitual mesura: “Ya soy muy famoso, pero quiero serlo más aún, era lo que realmente me importaba, no estudiar una carrera, sino forrarme con la música”, espetó a la prensa de la época.

José María Cano rumiaba su resentimiento (más o menos) en silencio, pero todo tenía un límite, y la discográfica estaba a punto de pasarlo: los ejecutivos decidieron que el siguiente disco de la banda, ‘Ya viene el sol’ (1984), lo produciría Nacho Cano, incluidas (claro) las canciones de su hermano. José María amagó con abandonar Mecano. Lo explica en la biografía: “Me vi en una situación muy absurda y comprometida, y planteé que había llegado el momento de dejar el grupo, ya que, si no podía producir mis canciones, ¿qué pintaba yo en todo eso? Gracias a Dios cambié de opinión y me dejaron producir mis propios temas… Yo quería que entendieran que era muy difícil que Nacho produjera mis canciones, ya que yo tenía mis propias ideas, y era muy obvio que en aquel momento en Mecano se vivía una competencia musical muy grande”.

¿Que qué opinaba Nacho de todo esto? Que su hermano era un pesado. Literalmente. “Fue el primer disco que producimos nosotros mismos, y en él, tanto mi hermano como yo, éramos los amos de todo… Aunque nunca me han preocupado las divagaciones mentales de mi hermano, la competencia entre los dos me sonaba mal. Primero triunfaron mis canciones, luego las de él y en las dos situaciones asumí mi posición. José siempre ha sido un pesado con estos temas”, cuenta Nacho en el libro.

A partir de entonces, los hermanos Cano empezaron a componer y grabar por separado, con Ana Torroja saltando de un hermano a otro en un rol de mediadora y mujer de paz que se fue profundizando y acabó por agotarla.

Mecano era cada vez más dos grupos, pero la tensión personal y creativa, en lugar de acabar con el grupo por la vía rápida, les llevó a la estratosfera comercial. Lo que no mata engorda.

Giro inesperado de los acontecimientos

Puede que ‘Cruz de navajas’ sea un clásico del pop español, pero tiene algo de balada bajonera. Quizá fuera ese algo deprimente el que echó para atrás a Ana, a Nacho y a la compañía mientras preparaban su cuarto disco, ‘Entre el cielo y el suelo’ (1986). La canción —que solo parecía gustar a su autor, José María Cano— no era la alegría de la huerta, desde luego, así que fue descartada tanto de primer single como para abrir la cara B del disco.

Pues bien: ‘Cruz de navajas’ fue la canción que cambió la suerte de Mecano, al propulsar su conversión en fenómeno de masas. Y lo hizo justo cuando el grupo estaba en plena crisis de identidad… y sus ventas en caída libre: de 500.000 discos vendidos habían pasado a 200.000, y luego a los 70.000 del tercero. Pero hete aquí que su cuarto disco iba a vender más que sus tres anteriores juntos… Y de ahí para arriba. ¿La clave? Las baladas sombrías de José María Cano eclipsaban por primera vez a los hits saltarines de su hermano.

El primer single fue continuista: el discotequero ‘¡Ay, qué pesado!’, de Nacho Cano. Pero las ventas arrancaron a medio gas.

José Antonio Abellán (Madrid, 1960), histórico de la radio española (Los 40, La Cope, Radio 4G), tiene un doble papel (pequeño, pero decisivo) en la carrera de Mecano. Haciendo caso omiso a la compañía de discos, el locutor empezó a pinchar ‘Cruz de navajas’ en Los 40. Una y otra vez. El empujón de Abellán convirtió a ‘Cruz de navajas’ en el segundo single. El disco empezó a venderse por cientos de miles. La apuesta por un sonido más adulto convirtió a Mecano en grupo para todos los públicos, es decir, en una bomba comercial. José María Cano le acababa de comer la tostada por fin a su hermano (el otro gran hit del disco también fue suyo: ‘Hijo de la luna’).

“Estuve rápido pinchando ‘Cruz de Navajas”, recuerda Abellán. Hablamos con el locutor.

PREGUNTA. ¿Qué diferencia hay entre las composiciones de los hermanos Cano?

Son dos estilos tan distintos que parece mentira que sean hermanos

RESPUESTA. Son dos estilos tan distintos que parece mentira que sean hermanos. Tienen un nivel parecido, pero cada uno es de su padre y de su madre… o mejor dicho: de padres y madres diferentes.

P. Su rivalidad es contradictoria: por un lado, hizo crecer al grupo; por el otro, acabó destruyéndolo. ¿Cómo describiría el pique?

R. ¿El profesional o el humano?

P. ¿No iban de la mano?

R. Bueno, es que a nivel profesional no hubo pique, al menos cara a cara, porque nunca trabajaron juntos los discos; iban por libre: José hacía su parte y Nacho la suya, y la pobre Ana iba de estudio en estudio. Yo, que me llevaba bien con los dos, puedo decirte que profesionalmente se admiraban y se respetaban mucho, pero personalmente, como hermanos, se notaba que había distancia entre ellos.

Otro macho alfa

José María Cano cree que su hermano no asumió bien el cambio de roles de 1986: Nacho dejó de ser el macho alfa. Lo cuenta en la biografía: “Para Nacho fue duro pasar por ahí. De repente se le cambiaron los esquemas, para él fue un shock, y esa competencia, digamos también a veces mala leche, la fuimos arrastrando hasta el final de Mecano. Fue todo obsesivo y absurdo, pero es que toda aquella gente se equivocó al pensar que yo era el malo y Nacho el bueno, como luego volvieron a caer en el error de pensar que yo era bueno de verdad y que Nacho ya no lo era tanto”.

Nunca hubo pudor entre ellos, por lo que las peleas fueron brutales

El quilombo volvió a calentarse durante la larga gira (110 conciertos internacionales) de ‘Entre el cielo y el suelo’. “Tantas horas de carretera provocaron que la guerra entre los hermanos fuera más palpable y que Ana derrochase demasiada energía templando sus egos. Incluso corrieron rumores de que en alguna ocasión hubo más que palabras. La prensa, sobre todo un sector de los medios, comenzó a hablar de que Ana lo dejaba y emprendía una carrera en solitario. Una anemia que le afectó a mediados de la gira hizo que los rumores sobre su huida creciesen”, según la biografía.

Rosa Lagarrigue, mánager de la banda, lo recuerda en el libro: “Cuando te peleas con un hermano lo haces más fuerte… Eres hermano y no tienes respeto desde que te pegaste por primera vez a los dos años. Por eso las pugnas de José y Nacho fueron a lo bestia, pero es que además era creadores y eso les hacía moverse a un nivel de competencia mayor. Nunca hubo pudor entre ellos, por lo que las peleas fueron brutales”.

El delirio del 92

El desmesurado crecimiento comercial de Mecano en el periodo 1986/1992 recuerda a uno de esos dibujos imposibles de Escher en los que un monje sube y baja una Escalera de Penrose a la vez: el grupo escalaba imparable por la montaña del éxito al tiempo que la relación entre los hermanos Cano se despeñaba. Punto álgido del delirio: 1992.

La gira mundial ‘Aidalai’ se extendió durante 14 meses y dos continentes. Lo nunca visto hasta entonces para un grupo de pop español.

Nacho Cano tenía reservado un número para su exclusivo lucimiento durante los conciertos: un tema instrumental donde exhibía sus aparatosas habilidades musicales durante varios minutos. Aunque la performance enfervorizaba a las masas, era exageradamente kitsch, aunque no lo suficientemente absurda para Nacho, que decidió añadirle un nuevo elemento a mitad de gira: se echaría a volar (con ayuda de unos arneses) como colofón místico y metafórico (nadie volaba más alto que él en aquel grupo).

Nacho Cano, la leyenda del hombre alado (La Esfera de los Libros)

El cronista de ‘El País’ describió de este modo el concierto madrileño en Las Ventas en septiembre de 1992: “Un recital espectacular que tuvo su momento cumbre en un tema instrumental con Nacho Cano suspendido en el aire sobre el escenario, como un ícaro con alas de mariposa”. Repetimos: “Momento cumbre”. No es difícil imaginarse a José María Cano sufriendo una embolia al leer eso al día siguiente... En efecto —y lo que sigue no es ninguna fantasía—, José se ponía de los nervios cada vez que su hermano echaba a volar sobre el escenario. Nacho volaba… y su hermano le miraba desde abajo con la mirada crispada. Todo lo que rodeó esa gira fue de película de terror psicológico, con la guerra entre los Cano en modo tenso y autoparódico: no ya es que discutieran cada día la lista de canciones, es que lo hacían sobre el mismísimo escenario, con José negándose de pronto a tocar una canción de Nacho y viceversa.

Lo explicó Ana Torroja en la biografía (en tono de rehén liberada tras años de secuestro: entre aliviada y alterada por tener que rememorar su Vietnam del 92):

Era todo absurdo. Fue una especie de borrachera de éxito en un momento en el que los dos tenían el mismo peso específico en el grupo y sus decisiones eran arbitrarias sin pensar en los daños

“En la última gira, aparte de que me quedé al final sin voz por una laringitis, lo pasé muy mal. Se mezcló la afonía con la angustia de una situación nada agradable en la que cada uno tenía un concepto radicalmente opuesto, hasta de cosas como la manera de salir al escenario. Ahora lo pienso y fue todo absurdo… horrible… A Nacho le gustaba la parafernalia, quería volar con alas, a José le parecía ridículo y yo intentaba convencer a uno, por encargo del otro, de cómo hacer las cosas. Luego se cabreaban y al final me llevaba yo los palos, con lo fácil que hubiera sido que cada uno hiciese lo que le diera la gana, pero al final nada. Nacho era más tolerante, pero José no. Yo acababa todos los conciertos llorando. Había momentos en los que el que estaba rebotado se negaba en plena actuación a hacer alguna canción, cuando ya estaba todo preparado para ese tema. Era todo absurdo. Fue una especie de borrachera de éxito en un momento en el que los dos tenían el mismo peso específico en el grupo y sus decisiones eran arbitrarias sin pensar en los daños que hacían al conjunto y a mí, que al final era quien estaba en medio. Yo no pasaría por ahí otra vez si alguna vez volviéramos a hacer algo juntos”.

La máquina de hacer dinero y hits estaba a punto de descarrilar…

El 29 de septiembre de 1992 cerraron el tour ‘Aidalai' en la plaza de toros de Valladolid. La idea era tomarse un largo descanso y volver a tocar en algún momento, pero resultó ser el último bolo de su carrera. Acabábamos de asistir a un clásico de la historia del rock ‘n’ roll: grupos con rencillas internas implosionan tras una agotadora gira mundial.

El mínimo esfuerzo

El mayor grupo pop de España solo podía retomar su carrera a lo grande… aunque fuera para mal. En 1998, seis años después de su último concierto, Mecano volvió a la carga: un grandes éxitos con siete canciones nuevas (‘Ana/José/Nacho’), un tour promocional, y quizá otra gira internacional. Pues bien: fue uno de los regresos musicales más bajoneros de todos los tiempos. Sin exagerar.

Por más que se intentara maquillar, casi nadie dudaba de que aquella vuelta era por dinero. El contexto era tozudo: José María Cano venía de gastarse un dineral en componer una ópera recibida de uñas por los expertos. El segundo disco en solitario de Nacho Cano (‘El lado femenino’) se había quedado lejos de repetir el éxito del primero (‘Un mundo separado por el mismo Dios’). Mecano, para colmo, le debía un disco a su discográfica.

A la que sí le iba bien era a Ana Torroja: su primer disco se estaba vendiendo como rosquillas (‘Puntos cardinales’), por fin podía volar en solitario, tenía prevista una gira… que tuvo que retrasar forzada por la vuelta de Mecano. Torroja aceptó juntarse de nuevo con los Cano presionada por su compañía de discos. “Efectivamente, yo no quería volver… No es que pensase que esto era solo un reencuentro fugaz de Mecano, sino que estaba muy jodida y punto. Una tiene su orgullo y su corazón, y no me parecía justo… incluso estaba enfadada conmigo misma por no haber sido los suficientemente fuerte para plantarme y decir que no”, admite Torroja en la biografía.

En resumen: que a ninguno de los tres le hacía especial ilusión el reencuentro, y claro, la cosa salió como salió.

Primó la ley del mínimo esfuerzo. Las ‘nuevas’ canciones de José María Cano eran tres descartes de discos anteriores (‘Otro muerto’, ‘Sterosexual’, ‘Esto no es una canción’). La pregunta era de libro: Si habían sido descartadas anteriormente... ¿no sería por algo? Nacho aportó, entre otros, un tema (‘Los piratas del amor’) que la habitualmente diplomática Ana machacó en la biografía: “No puedo con ella, me sentí ridícula cantándola, algo que nunca me había pasado, incluso con canciones que no me gustaban. Fue como una especie de revolución interior que nunca había tenido”.

No puedo con esa canción, me sentí ridícula cantándola, algo que nunca me había pasado, incluso con canciones que no me gustaban

José María hizo la promoción a regañadientes, como un niño pequeño al que obligan a hacer algo (no fue el caso) y reacciona enfurruñado. “José no estaba implicado de la misma forma que nosotros y nos hizo una gran putada. Se quedaba dormido en las entrevistas, no asistía a muchas de ellas y, en esa época, nuestra relación, me refiero entre él y yo, no pasaba por un buen momento. Creo que se rebotó bastante cuando el primer single, ‘El club de los humildes’, fue mío… Que no estuviera con las suficientes ganas de sacar el disco, pues era comprensible, pero no de la forma que lo hizo. Debíamos mucho al público, y todo lo que teníamos en la vida era gracias a Mecano. Fue muy injusto tirar todo por la borda de esa manera”, explica Nacho Cano en el libro haciéndose eco de la última aparición pública del grupo. Y algo de razón tenía...

El bochorno

Quizá estemos ante la despedida más anticlimática de la historia del pop celtibérico. Tal anticlímax que, veinte años después, sigue generando una incomodidad indescriptible. La performance que puso punto final a la carrera de Mecano fue sensacional por inesperada y violenta, como una de esas comedias de hoy día en las que humor, bochorno y drama son la misma cosa y generan risa y malestar al mismo tiempo.

Noviembre de 1998, Premios Amigos, la industria homenajea a Mecano con el premio a la Trayectoria Artística. Assumpta Serna, presentadora de la gala retransmitida por Antena 3, presenta al grupo asegurando que está “más vivo que nunca”; poco después, José María Cano raja al micro: “Voy a dejar de estar con Mecano”… ante la estupefacción de Ana y Nacho. Máximo mal rollo, y papelón en directo.

“No es el final que todos esperábamos, no es el final más agradable”, dijo Ana al público, mientras Nacho mostraba media sonrisa crispada, aunque salió airoso con un golpe de humor: “Ha quedado patente que mi hermano y yo nunca estamos de acuerdo”.

“Siempre me toca desequilibrar la balanza para un lado, y en este caso me voy para este [acercándose a Nacho]”, añadió Ana.

No es el final que todos esperábamos, no es el final más agradable

Todo esto, insistimos, retransmitido por televisión.

Ana y Nacho reaccionaron a la despedida de José sintetizando con absoluta precisión las causas de la disolución del grupo: bronca eterna entre hermanos y tercera en discordia en mediación permanente. Las cartas sobre la mesa ante toda España. Era difícil seguir alimentando fantasías pop cuando media España había visto la tramoya sórdida del fenómeno. Mecano, en efecto, no daba más de sí.

El 'speech' de despedida de José María Cano tuvo algo de sinceridad biológica: “Quizá porque soy el mayor de ellos, me cuesta estar en un grupo de pop, tengo que reconocerlo, la disciplina de un grupo de pop es altísima y voy perdiendo la elasticidad”. No estaba dispuesto, en definitiva, a seguir dando saltitos sobre un escenario mientras su hermano —en mallas y sin camiseta— aporreaba varios teclados y echaba a volar. Su paciencia pop se había agotado.

Mantengo el máximo respeto por mi grupo. Ahora que ya no estoy puedo decir que es el grupo español más grande de todos los tiempos

Su adiós tuvo también algo de megalomanía: “Mantengo el máximo respeto por mi grupo. Ahora que ya no estoy puedo decir que es el grupo español más grande de todos los tiempos”.

Hay quien sostiene que Mecano ya estaba liquidado, que lo único que hizo José María Cano fue decirlo en alto, pero el feo de hacerlo público sin consultarlo a sus compañeros fue de los que hacen época. Su hermano le retiró la palabra durante bastante tiempo. Su mánager, Rosa Lagarrigue, se muestra entre desconcertada y molesta en la biografía: “Nunca supe el porqué del adiós de Mecano, tengo que reconocer que todavía me lo pregunto. La cara que se nos quedó a Ana, Nacho y a mí no tiene precio, no nos lo podíamos creer. Fue un error muy grave”.

El gatillazo

Mecano, veinte años sin la gallina de los huevos de oro, que pudieron ser trece en vez de veinte. En noviembre de 2011, José Antonio Abellán dio la noticia que todos los fans de Mecano querían escuchar: ¡El grupo volvía! Pero tras unos días de confusión y desmentidos… el regreso nunca se produjo. ¿Había patinado el locutor? Sí y no. Abellán, de hecho, sigue en sus trece siete años después. Hablamos con él:

PREGUNTA. ¿Qué pasó con el regreso fallido?

Pasó dinero, no pasó otra cosa, y no era ni de José, ni de Nacho, ni de Ana. Era de los agentes involucrados

RESPUESTA. Pasó dinero, no pasó otra cosa, y no era ni de José, ni de Nacho, ni de Ana. Era de los agentes involucrados. Estaba el banco que ponía la pasta (el BBVA) y estaban los lugares que albergarían los 5 o 6 conciertos, entre ellos el Bernabéu y el Estadio Azteca (México D.F.), estaba todo discutidísimo y avanzadísimo. Lo único que faltaba era la firma entre el BBVA y los intermediarios, que al final no se pusieron de acuerdo por… es muy complicado, no sé si había temas personales por el medio… el caso es que los intermediarios recularon al adelantarse la noticia, no sé si es que alguien se vio perjudicado o qué, pero reventó toda la operación, que estaba hecha y cerrada a todos los niveles.

Portada de 'ABC' anunciando el 'regreso' de Mecano

P. ¿Podría volver a ponerse en pie algo así?

R. Hoy día ya no. Igual que entonces estaba todo hecho y no costó demasiado esfuerzo, hoy sería imposible.

La exclusiva de Abellán no llegó a confirmarse. Mecano, de hecho, no volvieron nunca. Quizá Abellán había oído campanas, quizá se había precipitado, quizá no era más que un rumor, se comentó entonces. Pues bien: el hecho es que SÍ hubo tomate: Abellán se había tirado a una piscina con agua, sin suficiente agua, quizá, pero con agua. Nos lo confirma ahora una fuente bancaria conocedora de los entresijos de la operación: Nacho Cano y el BBVA se reunieron varias veces para negociar un acuerdo… que quedó a medio cocer, y no precisamente por culpa del banco.

Habla la fuente bancaria:

1) “Fue Nacho Cano el que intentó juntar otra vez al grupo. Fue al BBVA con un proyecto bajo el brazo: una pequeña gira de conciertos masivos y quien sabe si algo más. Al banco —que venía de patrocinar la primera edición de ‘Operación triunfo’ y otros proyectos musicales dirigidos a los jóvenes— le interesó mucho la propuesta, le encajó muy bien, porque además Mecano tenía mucho tirón en toda Latinoamérica, donde el banco se estaba expandiendo. Se barajaron varias posibilidades: patrocinar la gira, coproducirla, ofrecer entradas con descuento a los clientes nuevos o antiguos, etc”.

Fue Nacho Cano el que intentó juntar otra vez al grupo. Fue al BBVA con un proyecto bajo el brazo: una pequeña gira de conciertos masivos

2) “Nacho Cano no puso sobre la mesa un proyecto cerrado, del tipo: ‘Hemos vuelto y queremos que el BBVA nos patrocine’, sino más bien: ‘¿Si nos juntamos otra vez los tres estaría dispuesto el BBVA a apostar por nosotros?”.

3) “Nacho tenía medio convencidos a Ana y a José María. Repito: medio convencidos. No obstante, todo apuntaba a que tenían ganas y que era el momento. Parecía que sí, aunque quizá a Nacho le pudo el entusiasmo: su acuerdo con el otro agente —que les había montado una gira anterior— igual estaba cogido con alfileres. Al banco le hubiera encantado juntarles, pero la última palabra la tenían ellos. La cosa parecía rodada, pero cuando salió lo de Abellán, que igual habló más de la cuenta, empezaron las pegas y los líos. Quizá el problema de fondo es que ya no había química entre los miembros de Mecano, cada uno estaba en un sitio diferente”.

4) “El compromiso era por cinco o seis conciertos, pero la idea de Nacho Cano era: a estos los junto para unos conciertos, y cuando vean que Mecano vuelve a reventarlo, querrán hacer más cosas”.

Al banco le hubiera encantado juntarles, pero la última palabra la tenían ellos

5) “No fue una chifladura de Abellán: Nacho tenía un promotor y hubo conversaciones, pero la relación entre los tres era tan frágil que lo de Abellán acabó por resquebrajar el acuerdo”, zanja la fuente bancaria.

Resumiendo: o el clásico intento de reconciliación tras ruptura traumática que necesita ser cocido a fuego lento y puede saltar por los aires en cualquier momento y por los motivos más nimios, como así fue.

Lo que diga tu hijo

Al habla otra vez con Capi para cerrar la función en lo más alto.

PREGUNTA. ¿Volverán Mecano algún día?

RESPUESTA. Yo, por más que he intentado una reconciliación —directamente o a través de amigos comunes—… no llegamos. Se estuvo muy cerca cuando lo del banco… pero no.

P. Ahora ya es muy complicado…

R. Sí… bueno, yo lo único que sé es algo que me dijo hace poco José María: “Ay, Dios, ahora mi hijo es fan de Mecano”. Y yo le respondí: “Ah, ¿sí?, pues pobrecito: se va a quedar sin veros…”.

P. A ver si colaba...

P. Exacto.

Ver comentarios
Música
El redactor recomienda