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entrevista al director de 'the florida project'

¡Que te den, U.S.A.! Trump, desahuciados y paletos en la América de Disney

El director estadounidense Sean Baker ha presentado en España 'The Florida Project', aspirante a un Oscar. La película se estrena este viernes 9 de febrero

Brooklynn Prine y Bria Vinaite protagonizan 'The Florida Project'. (Diamond)

Opinión en Trivago. Posada y habitaciones Magic Castle en Kissimee, Florida. A 14 minutos en coche del parque de atracciones más famoso del mundo. "El poder de la magia: Disney World". Donde los sueños se hacer realidad. El paraíso de los niños felices. Y bla bla bla. "Un lugar horrible para traer a tus hijos. Las habitaciones apestan a Dios sabe qué. A mi hijo y a mi familia les mordieron unos bichos extraños. En la piscina no cabría ni un Volkswagen. Hay drogadictos que viven ahí, pero me apuesto lo que quieras a que eso no te lo dicen en la página web del motel. Gente pueblerina. Algunos meten perros enormes en las habitaciones. Por favor, no os arruinéis las vacaciones familiares, mejor id a otro lado, hacedme caso". Firmado: Dave, de Conneticut.

Tráiler de 'The Florida Project'

Precisamente en una de las habitaciones del Magic Castle de Kissimee es donde vive Moonee, una niña de seis años que acaba de empezar las vacaciones de verano. Su madre, Halley, no tiene más de veintipocos y la cabeza demasiado ocupada en comportarse como una chica de veintipocos y, si de paso cae, conseguir pagar el alquiler del habitáculo donde vive con Moonee. Saca un poco de pasta de vender perfumes falsificados —o robados—, otro poco de este o aquel trabajo esporádico, comida de la que le regala una vecina camarera y quizás algo de drogas y quizás algo más para poder pagarse el techo cutre de su habitación. Mientras, Moonee y otros niños como ella —hijos de inmigrantes de bajos recursos, madres adolescentes de bajos recursos o camellos de bajos recursos— juegan cerca de la autopista o en las casas abandonadas o cerca del río o piden dinero para comprarse un helado. Ya tienen cogida la medida para sacarles unas perras a los turistas pánfilos.

En este ambiente se desarrolla 'The Florida Project', la última película de Sean Baker, que opta a un Oscar a Mejor actor por la genial interpretación de Willem Dafoe. Aunque su protagonista Brooklynn Price —la niña de seis años— se lo come en pantalla: da miedo lo buena que es. Casi parece una anciana sabia dentro el cuerpo de una cría hiperactiva. 'The Florida Project' habla de esas familias fuera del sistema, sin Seguridad social, sin ayudas del Estado, sin recursos, nómadas que el único techo que pueden conseguir es el de un motel de mala muerte como el Magic Castle de Kissimee. Mientras, a 14 minutos en coche, los niños con padres que se pueden permitir pagar entradas a 200 dólares por cabeza se montan en el Buzz Lightyear's Space Ranger Spin o en Las múltiples aventuras de Winnie the Pooh.

Christopher Rivera, Brooklyn Prince y Valeria Cotto en 'The Florida Project'. (Diamond)

"Esta realidad la descubrí cuando mi coguionista me mandó unos artículos acerca de esta yuxtaposición, de esta dicotomía", explica Sean Baker, el director de una de las películas 'indies' del año. Tiene 46 años, aunque no aparenta más de 35, y aunque es de Nueva Jersey luce un look angelino de moreno saludable y dientes blanco nuclear. Con su anterior película, 'Tangerine', rodada con un iPhone, Baker revolucionó el circuito independiente y se llevó en premio Independent Camera de Karlovy Vary. Una realidad muy alejada de la de los protagonistas de su película, a quienes intenta "dar voz" a través de su cine. "Hace unos años los medios locales empezaron a hablar de la situación de la gente sin techo, de esos niños que viven en los moteles cutres justo a dos kilómetros del sitio más mágico del mundo. Eso es lo que me puso en marcha, y decidí contar esta tremenda ironía".

Esos niños viven en los moteles cutres justo a dos kilómetros del sitio más mágico del mundo

"En Estados Unidos hay una gran división de clases, está claro", prosigue. "El hecho que nadie sepa de la existencia de un sin techo... 'los escondidos', los llaman. La gente no pone de su parte, la gente, inconscientemente, quiere ignorarlos. Hay gente que se ve obligada a pasar a ser marginal. Es el capitalismo. Es muy fácil caer en la economía paralela. Aquellos que no pueden trabajar, que no encuentran trabajo dentro del sistema, se ven obligados a trabajar en una economía paralela, algo que siempre ha existido en nuestro país y que empuja al sexo, las drogas, las mercancías robadas. Eso son millones y millones para un país tan orgulloso de sí mismo: tenemos un multimillonario como presidente. Festejamos la riqueza, el dinero. Pero tenemos una economía paralela de la que nadie quiere hablar, por eso mismo, porque es molesta. Personalmente quiero que la gente vea que eso es un subproducto de la sociedad capitalista: la gente que no tiene acceso al sueño americano. A los que les han cerrado la puerta, completamente".

Willem Dafoe aspira al Oscar por su papel de Bobby. (Diamond)

Según los últimos datos del Censo de Estados Unidos, hay 7 millones de estadounidenses que viven en hogares en malas condiciones. Un informe reciente pudo contabilizar 549.928 sin techo en una noche. Uno de cada cinco vagabundos viven en California. No hay suficientes servicios sociales para todos ellos. Eso, en el 'primer' país del mundo occidental. Un Disney World de casi diez millones de metros cuadrados. "Nadie representa ciertos barrios, ciertas subculturas. Nunca se cuentan sus historias. Cuando vas a la escuela de cine te dicen: 'escribe sobre lo que conoces'. Por eso siempre vemos las mismas películas desde hace 100 años, porque los guionistas son hombres, blancos y vienen de una clase privilegiada y escriben acerca de sí mismos. No hay más allá. Incluso con herramientas como los iPhones etc, ahora empieza a haber un movimiento de democratización del cine, pero no es suficiente. Hay gente que no puede pagarse un iPhone. Y eso provoca que se ignore a estas clases".

Las historia son las mismas desde hace 100 años: los guionistas son hombres, blancos y privilegiados y escriben acerca de sí mismos

¿Ellos son la América a la que se dirige Trump? "Todos los empleados de motel que conocí eran de los que pensaban que el cambio prometido no había llegado, pero esos son los 'blue collars', los votantes de Trump. Gente como Halley está ajena al sistema. Está enfadada. Esta gente que yo he conocido, esta gente que existe de verdad, siente que nunca han tenido una oportunidad y nunca la tendrán. Eso es lo que ella siente. Entonces se rebelan. ¿Por qué voy a respetar la autoridad? ¿Por qué voy a respetar cualquier cosa si el sistema a mí no me respeta ni me ayuda? Y creo que mucha ira viene de ahí. La gente como Halley no tiene una red de seguridad. No tienen elección".

Otro fotograma de 'The Florida Project'. (Diamond)

Sin embargo, no crean ustedes que 'The Florida Project' es un dramón. No. La mayor parte del tiempo, el público se ríe. Los niños protagonistas son adorables a la par que irritantes para los pobres empleados del motel. El sentimiento general de la película es festivo, a pesar de lo incómodo del trasfondo. De lo incómodo y de lo injusto. La muestra que no todos empezamos desde el mismo punto en la vida. Ni siquiera en ¡U! ¡Ese! ¡A! "Podría haber hecho una película sobre gente sin techo, como ellos, sin los niños, centrándome en los adultos. Pero era muy triste. Hacía falta esa ironía tan terrible. Tener a Disney World al lado. Esto pasa en la Costa Este como el la Oeste. Siempre supe que iba a ser una historia de niños, intentando centrarme en el hecho de que la infancia es universal. Los niños simplemente quieren ser niños. Juegan, usan la imaginación y, por eso, quise centrarme en ellos. También ayudó con la estructura de la película, porque, gracias a esto, no tenía que contarlo todo, porque el público no se entera de algunas cosas al igual que el niño no se entera de esas cosas. El público puede jugar a adivinarlo".

Cartel de 'The Florida Project'

Su compromiso social llega hasta marcar la elección del formato, dice Baker. Porque otra de las elecciones embriagadoras del director, reparto aparte, es el de la colorimetría conseguida a base de película de 35 milímetros. "Rodar con un iPhone me permitió hacer mi primera película y me abrió puertas. Quizá por eso estoy aquí ahora. Pero no voy a ignorar, ni quiero, el medio que ha sido el creador de este arte. He querido pasar por el proceso fotoquímico, que no se replica en ningún otro material. También está el problema de la preservación del celuloide; en 2018 la amenaza es real, el celuloide se está muriendo. Kodak intenta sobrevivir. Con un presupuesto decente, por fin, dije: Quiero hacer algo, quiero que esto siga vivo y quiero defenderlo. Pero también digo, si estás en la misma posición en la que yo estaba en 'Tangerine', ¡haz una película con lo que sea, con el medio que tengas! Pero ahora, esta vez, podía conseguir la estética que yo buscaba desde el 35mm, además". Porque en el cine, incluso lo material es una cuestión moral.

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