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NO HA CAMBIADO NADA EN DOS AÑOS

Un consejo que el próximo Gobierno no seguirá

Crear esa vicepresidencia dedicada a aumentar el capital educativo, cultural y social sería una demostración de que España ha comprendido hacia dónde va el mundo

Desde Méndez de Vigo hasta su relevo, en manos de Pedro Sánchez. (EFE)

Hace dos años, escribí un artículo con este mismo título. Reescribirlo indica que tuve razón, lo que es un triste consuelo. Defendía —y sigo defendiendo— que el próximo Gobierno debería tener dos vicepresidencias. Una, encargada de fomentar el “capital económico y tecnológico”, y otra destinada a fomentar el “capital educativo, cultural y social” de nuestro país. Ambas se necesitan mutuamente. Recuerden que 'capital' es el conjunto de recursos acumulados que amplían las posibilidades de acción, de producción o de calidad de vida de una persona o una colectividad. Recuerden también que la noción de 'capital social', desde que la lanzó Robert Putnam, designa las condiciones necesarias para que las instituciones democráticas funcionen justa y eficientemente.

El factor X

¿Qué designa la X? El factor personal que hace posible la investigación, el desarrollo y la innovación. Podemos llamarlo educación, formación, aprendizaje, generación de talento, ampliación de la inteligencia. Para investigar, para desarrollarse, para innovar, hace falta capacitación previa. Ninguno de esos fenómenos aparece por generación espontánea.

'La ley universal del aprendizaje', que saca a la educación del estricto ámbito escolar en el que hasta ahora se movía, es implacable

Tal vez por mi profesión docente, prefiero el término 'aprendizaje'. Uno de los últimos libros de Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, se titula 'La creación de la sociedad del aprendizaje'. Su tesis central es que no hay posibilidad de progreso —cívico y económico— si no tenemos poderosos sistemas de creación y transmisión de conocimiento. Daniel Innerarity, que conoce muy bien los nuevos rumbos políticos, ha escrito que “en una sociedad del conocimiento, la gestión de los procesos de aprendizaje es más importante que la administración de los saberes”. La actualidad ha puesto en primer plano la 'ley universal del aprendizaje', que ha estado vigente durante toda la historia de la humanidad. Dice así: “Toda persona, toda institución y toda sociedad, para sobrevivir, necesita aprender al menos a la misma velocidad con que cambia el entorno; y si quiere progresar, ha de hacerlo a más velocidad”. Es una ley implacable, que saca a la educación del estricto ámbito escolar en que hasta ahora se movía. Vivimos tiempos acelerados, que hacen más urgente aprender para no quedar en la cuneta de la historia. España perdió el tren de la industrialización, perdió el tren de la Ilustración, y no puede perder ahora el tren de la sociedad del aprendizaje.

La habilidad para adquirir nuevos conocimientos cobra importancia en los ambientes laborales. (iStock)

Si me atreviera, denominaría a esa vicepresidencia Ministerio de Invención de Posibilidades

Nuestra política tiene un aspecto viejuno, reiterativo, empantanado, porque tiende a cronificar los problemas. Nada hay que rejuvenezca tanto como la pasión de aprender. Es la nueva modernidad, la ultramodernidad, la esperanza, la única oportunidad. La gran tarea de la inteligencia es “descubrir posibilidades en la realidad”. Si me atreviera, denominaría a esa vicepresidencia que reclamo: Ministerio de Invención de Posibilidades.

Supongo que el nuevo Gobierno tampoco me hará caso. Pero, al menos, me queda la tranquilidad de poder decir: “Hice lo que pude”.

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