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UNIVERSIA 2018

La universidad, ante el reto de formar profesionales que no acaben desempleados

Salamanca es el escenario del encuentro de más de 600 rectores de todo el mundo que tienen como objetivo debatir cuál es el futuro de la formación superior

No es fácil definir el papel que tendrá la universidad del futuro en la sociedad. Lo que sí tienen claro los académicos es que su estructura será digital, internacional y pondrá los valores humanos en el centro. Las motivaciones de la comunidad universitaria han cambiado, igual que lo han hecho las tendencias del mercado. Y en este escenario de transformación se abre paso la incertidumbre, pero también las oportunidades.

Con el objetivo de analizar los retos de la universidad, Salamanca se ha convertido estos días 21 y 22 de mayo en la capital mundial de la educación superior. Más de 600 rectores, representantes académicos, de la política y del mundo empresarial se han dado cita en el IV Encuentro Internacional de Rectores Universia para debatir alrededor de tres ejes: la contribución de la universidad al desarrollo social, la investigación y la enseñanza en un mundo digital. Un evento respaldado por Banco Santander que han inaugurado Felipe VI y el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa. Ambos, acompañados de Ana Botín, presidenta de Universia y Banco Santander; Ángel Gurría, secretario general de la OCDE; Rebeca Grynspan, secretaria general Iberoamericana, e Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación, Cultura y Deportes.

Ana Botín ha reflexionado sobre la importancia de “evitar las visiones localistas y endogámicas que nos alejan de la cooperación internacional. La universidad debe ser fuente de innovación, pensamiento crítico y conciencia social”. Convencida de la capacidad de la educación superior para dar respuesta a las necesidades sociales, ha reivindicado que “la excelencia debe ser inclusiva y contribuir al interés general y a la equidad, incorporando una formación humanista, transversal y multidisciplinar”.

Ana Botín, presidenta de Universia y Banco Santander.

Por su parte, el rey Felipe VI ha remarcado la necesidad de “reorientar la visión de la educación superior y diseñarla de acuerdo con un entorno que se transforma de manera acelerada”. Un camino en el que es imprescindible “la colaboración de todos para impulsar la educación como base del desarrollo sostenible, el progreso y la cohesión social”. Para conseguirlo, ha pedido ser “más proactivos que reactivos”.

Nexo entre universidad y empresa

La relación entre la universidad, la empresa y la sociedad es el reto que certifica el éxito de las universidades. Pero su impacto en el desarrollo de la sociedad no es posible sin hacer frente al problema del empleo. Para Leila Janah, fundadora y CEO de Samasource y LXMI, “tenemos que formar a los estudiantes en habilidades humanas para las que la tecnología no es capaz de dar respuesta. Las profesiones que requieren habilidades no automatizables son las que mayor recorrido tienen en un futuro, las realmente importantes”.

Si la investigación es la opción profesional orientada a los resultados a largo plazo, para Leila Janah “es importante crear programas orientados en la empleabilidad, a corto plazo. Usar el sistema universitario para involucrar a los estudiantes en un momento muy temprano de sus estudios en el mundo laboral es la verdadera forma de combatir las desigualdades sociales”.

"Las profesiones que requieren habilidades no automatizables son las que mayor recorrido tienen en un futuro, las realmente importantes"

Para adaptar las necesidades del mercado a la formación de los universitarios, Eduardo Gómez Martín, director general del ESIC, cree que “universidad y empresa deben estar en permanente diálogo. Tenemos que dar salida a profesionales con una formación que las empresas necesiten y no hacer de nuestras universidades una fábrica de personas paradas”. En su opinión, la empleabilidad en este contexto de cambio acelerado es el mayor reto que tiene la universidad en estos momentos y, para afrontarlo, propone “hablar con las empresas para saber cuáles son las profesiones más demandadas, conocer cuáles son sus problemas y crear programas educativos que resuelvan sus necesidades”.

“Las universidades más ricas investigan”

Los expertos afirman que la digitalización y la proliferación de institutos de investigación está demostrando que las universidades están dejando de investigar. María José Alonso, catedrática del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad de Santiago de Compostela, lo confirma: “Posiblemente, la investigación algún día deje de formar parte de la universidad”. Para ella, el centro de preocupación de las instituciones debe estar en “si apuestan por un perfil más profesional o investigador”.

Aun así, no deja de reivindicar la investigación como constante cuestionamiento de nuestro conocimiento: “Las universidades investigadoras son un estímulo para el profesorado y tienen mayor capacidad de atender las necesidades transversales del alumnado”. Las mejores universidades del mundo están creando sus propios centros de investigación, algo que, según la experta, revierte directamente en la economía: “La mejor herramienta para mejorar la economía de la universidad es la investigación. Las universidades más ricas del mundo son las investigadoras y los países más desarrollados son los que han apostado por la investigación”.

La falta de financiación no ha mermado la ambición de los investigadores españoles, pero la experta ha sido clara: “Para no dejar de ofrecer resultados extraordinarios, en España necesitamos pactos de Estado que nos ayuden a sentir el apoyo de las autoridades”.

La formación digital con valores sociales

¿Cómo están respondiendo realmente las universidades a los cambios generados por la globalización y la tecnología? “La universidad se ha hecho mucho más accesible a las personas. Para afrontar la revolución tecnológica con éxito no podemos olvidar la parte humana”, ha explicado la presidenta de la Asociación Internacional de Universidades de Suecia, Pam Fredman.

Hay una obsesión por producir estudiantes innovadores, y lo que necesitamos es un fuerte liderazgo de profesionales

Además, ha resaltado la importancia de “hacer frente a la amenaza de la masificación de la educación, porque hay una obsesión por producir estudiantes innovadores y lo que necesitamos es un fuerte liderazgo de profesionales que sean tan competentes en tecnología como en ciencias sociales y humanas. Para conseguirlo, es necesario diseñar programas educativos donde los jóvenes sean los responsables del desarrollo de los países”.

Para ir aplicando estos cambios al día a día, Eduardo Gómez Martín cree que es importante "entender la digitalización en la educación como un proceso de transformación personal que acontece en el alumno. El propósito es transformar a las personas para crear un mundo más desarrollado, y para esto necesitamos retornar a las humanidades y la ética”. Unos cambios que los estudiantes no harán solos: “Ahora, el profesor es el que además de entregar conocimiento lo construye con el alumno y se convierte en transmisor de unas experiencias que nunca van a estar en los libros”, añade Gómez Martín.

El encuentro de más de 600 rectores en Salamanca da continuidad a los que ya se celebraron en Río de Janeiro (Brasil) en 2014, Guadalajara (México) en 2010 y Sevilla (España) en 2005. Las conclusiones de este debate se publicarán en la 'Declaración de Salamanca', en que han trabajado expertos de una treintena de países.

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