Loading...
Comentarios

-

Ha habido un error al recuperar los mensajes
Cargando mensajes...
Ha habido un error al recuperar los mensajes
Es noticia
  1. Alma, Corazón, Vida
  2. Educación

despertad al diplodocus

¿Cuánto tiempo hace falta para mejorar la escuela?

En cinco años el sistema educativo de un país puede avanzar de manera significativa. En España, un lustro parece demasiado poco tiempo

Niños de primaria que deberían ver una gran revolución en los colegios. (iStock)

En 'Despertad al diplodocus', sostuve que podíamos tener un sistema escolar de alto rendimiento en el plazo de cinco años. Al paso que vamos, ni en 50. El libro fue tildado de optimista, arguyendo que hacen falta al menos 20 años para cambiar algo tan socialmente complejo como son los resultados de un sistema educativo. Mis lectores saben que distingo entre 'sistema escolar' el que se desarrolla en la escuela y 'sistema educativo', que es un conjunto de influencias que actúan sobre nuestros alumnos, el entorno social y económico, las vigencias culturales, los medios de comunicación, etc. La escuela es una de las partes de ese sistema y, si cumple bien su función, un orientador de ese sistema más amplio. Lo que mantengo es que la escuela puede mejorar en cinco años. ¿En qué me baso? En la experiencia ajena y propia.

Primero se cambia la ley y la ley acabará cambiando lo que sucede en las aulas. La experiencia aconseja modificar el proceso

Los informes McKinsey revelan que una mejora significativa de la educación puede conseguirse en seis años. Michael Fullan, en cambio, recuerda que en Reino Unido, siendo ministro David Blunkett, se hizo una reforma a gran escala en cuatro años, en la que participaron 19.000 escuelas. Los logros en alfabetización lingüística mejoraron del 57 al 75% y los de alfabetización matemática, del 54 al 73%. Mi propuesta se mueve en la horquilla abierta por esas dos experiencias. Los estudios señalan también el modo de acelerar el cambio.

La educación no avanza

En España, se considera que el cambio debe venir de arriba abajo. Primero se cambia la ley y la ley acabará cambiando lo que sucede en las aulas. La experiencia aconseja modificar el proceso. No hay reforma que sea real si no cambia lo que sucede en las aulas. La educación tiene muchos problemas: la financiación, el diseño de los currículos, la formación y el estatus del profesorado, la situación de los interinos, la enseñanza concertada, las becas, etc. Sin duda son temas esenciales para una solución total del problema. Pero puede cambiarse todo eso sin mejorar lo que sucede en las aulas. Por eso, debemos comenzar también de abajo arriba. Con las mismas leyes, el mismo dinero y situaciones sociales parecidas, hay escuelas mejores y peores.

En el 'Libro blanco sobre la profesión docente', sugeríamos a la Administración pública que iniciara, sin esperar al pacto o a una nueva ley, una campaña para fomentar la “transformación de centros”, proporcionando las ayudas necesarias a los que presentaran un proyecto de mejora, con objetivos claros y evaluables. Asimismo, la Inspección debería seleccionar aquellos directores que ya han demostrado su capacidad de renovación en su centro, para aprovechar su experiencia, e ir seleccionando los profesionales más cualificados para implicarles más directamente en la mejora del sistema. Algunas comunidades autónomas han puesto en marcha programas semejantes, pero creo que el fomento y la ayuda técnica y económica debe ser mayor.

Los autores anglosajones suelen decir que en tres años puede cambiarse una escuela, en cuatro un distrito y en cinco una ciudad

Ahora es cuando paso a la experiencia personal. Colaboro con muchas instituciones educativas empeñadas en comenzar las mejoras ya. Por ejemplo, formo parte del patronato de la Fundación Trilema, dirigida por Carmen Pellicer, que está especializada en dirigir procesos de transformación de centros educativos, públicos y concertados, con más de 7.000 anuales de formación a profesores y directores. Además, la fundación gestiona ahora centros en Madrid, Soria, Villanueva de los Infantes y Pobla Llarga, en situaciones diversas y a veces difíciles, lo que permite evaluar la eficacia de sus métodos. Hasta ahora, los resultados son espléndidos.

La experiencia indica que en el plazo de tres años pueden mejorarse profundamente los resultados de un centro público de primaria o de secundaria, si el claustro está decidido a hacerlo, y si dispone de la ayuda necesaria. Esto refuerza la idea de que cinco años es un plazo razonable. Los autores anglosajones suelen decir que en tres años puede cambiarse una escuela, en cuatro un distrito y en cinco una ciudad. Por eso ya les hablé de la importancia del protagonismo de las ciudades en la resolución de los problemas educativos.

¿Resuelven estas acciones todos los problemas de la escuela? No. Pero es una manera de trabajar por su resolución mientras tenemos una ley adecuada. Hay que tener en cuenta que la mejor ley imaginable no serviría para nada si no se encuentra un ambiente propicio y preparado para los cambios, y gente que pueda llevarlos a buen puerto. Necesitamos, ante todo, despertar al diplodocus. Que ese grande y magnífico organismo que es el sistema educativo se ponga en marcha.

Ver comentarios
Sistema educativo
El redactor recomienda